domingo, 25 de mayo de 2008

Con ustedes, Israel Lancho


Curioso contraste: el torero joven triunfando, el torero añejo en la enfermería con dos cornadas. Tarde de emociones, sin duda, gracias a Israel Lancho y a Frascuelo. En medio un desdibujado Iván García, al que sigo sin entender quién le ha engañado para que pretenda ganarse la vida como torero.

La corrida de Celestino Cuadri sufrió baile de corrales por la mañana y quedaron sólo cuatro toros, completándose con dos de San Martín. Precisamente con uno de ellos confirmó la alternativa el extremeño Israel Lancho. Deslucida efeméride pues el toro cantó su mansedumbre pronto y llegó a la muleta con la única intención de defenderse. En vano fueron los intentos del torero por domeñarlo y en una de esas lo prendió por el muslo. El primer milagro fue que lo enganchó de la taleguilla y no caló en la carne; el segundo, que escapara de los dos derrotes que le tiró en el suelo. Se levantó Lancho y siguió haciendo gala de un valor seco que no merecía el toro. Lo mejor, con todo, fue el brindis a su asesor artístico, Andrés Vázquez. Entrañable imagen la del torero zamorano saliendo al tercio a recoger la ovación de Las Ventas: se le notó que volvió a sentirse torero por un momento.

El padrino de alternativa, Frascuelo, había recibido una sonora ovación al terminar el paseillo y se notaba que la gente estaba con él. Algo tiene este hombre, desde luego. Le tocó en segundo lugar el otro San Martín, que desde que salió pareció mucho mejor que su hermano. Permitió lucirse a Iván García en un quite y sobre todo a Luis Carlos Aranda en el tercio de banderillas. Andaba Frascuelo con ganas, creía en el toro y en él mismo y brindó al público. El inicio de faena doblándose por bajo tuvo sabor de otra època. Luego se fue a los medios, lo citó de lejos y el toro se vino. Esa primera tanda no fue tanto brillante como de emoción. Y se la echó a la izquierda y el primer natural salió bueno pero no sé si el error fue de colocación para el segundo o simplemente que las facultades se resienten con la edad, el caso es que quedó descubierto, el toro lo vio y se acabó la historia. Una cornada en una pierna, otra en la otra ya en el suelo, dramáticos instantes hasta que le quitaron el toro pero ya se veía que la cosa era para preocuparse. El parte del doctor nos sacó de dudas.

Así que la corrida quedó en un mano a mano entre el novato e Iván García, que terminó matando ese toro. El primero de su lote, ya de Cuadri, fue un toro de medias arrancadas. No tomaba mal la muleta pero por sistema se quedaba corto. Mal con la espada el madrileño. Con el quinto debió estar mucho mejor pero no se confió en ningún momento con el toro, que sin ser bueno pudo lucir más con otro planteamiento de faena. El que sí estuvo bien fue Raúl Adrada con las banderillas.

Lancho se pegó un arrimón sin venir a cuento con el cuarto pero su predisposición y ganas de agradar tuvieron finalmente recompensa en el sexto. Un señor toro, probablemente el mejor de lo que va de Feria, de esos que descubren a los buenos toreros... y a los malos. Y Lancho pasó la prueba. Con apenas cinco actuaciones a sus espaldas, demostró más aplomo y conocimiento de los terrenos que algún hijo de que terminó la temporada pasada con treinta. Si acaso pecó de dar tandas demasiado largas pero se le perdona.

Y encima tiene valor, el necesario para aguantar sin pestañear al toro en los medios y largarle un pase cambiado de impresión. O para no inmutarse cuando casi se lo lleva por delante en el remate de una serie. Desplegó Lancho un toreo del bueno, aprovechando la excelente embestida de Aragonés, que así se llamó el toro. Pero donde la faena alcanzó sus más altas cotas fue por el pitón izquierdo. Tardó en verlo Lancho pero cuando planteó el trasteo con la zurda llegaron unos naturales de nota altísima. Iba la faena para premio importante pero de nuevo la espada (sigo acordándome de El Cid) fue la cruz del torero. Estocada feísima que hizo guardia y adiós a los trofeos. Después le metió un estoconazo pero el daño ya estaba hecho. Se le pidió con muchísima fuerza la vuelta al ruedo pero el torero no estaba para fiestas. No obstante puede dormir tranquilo. No hubo orejas pero le debe servir.

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