miércoles, 21 de mayo de 2008

Esa verónica de Morenito


El mejor toreo de capa de lo que va de Feria. Así, sin rodeos. Morenito de Aranda firmó unas verónicas de lujo al tercero, el mejor de un desigual encierro de Alcurrucén. De esas que se ven muy de vez en cuando, especialmente la última antes de rematar con tres medias verónicas de cartel. Ese lance lo tuvo todo: enganchó al toro, lo embarcó en los vuelos del capote, la barbilla baja, las manos más aún... Un cartel de toros.

Con la muleta la faena no alcanzó cotas tan altas pero hubo momentos de gran calidad. Por el pitón derecho pero sobre todo por el izquierdo. Morenito, que venía sustituyendo a Joselito Adame, pudo cortar una oreja de no ser por el mal manejo de la espada. En el sexto, de nuevo lució con el capote aunque bajó el tono en la última parte de la faena.

Sebastián Castella remontó su regular actuación de Sevilla. Su primer toro no parecía gran cosa pero el francés acertó con el principio de faena. Por abajo, desengañando al animal, que de pronto pareció romper a bueno. Se comía la muleta el de Alcurrucén, con un punto de brusquedad en la embestida pero repitiendo. Castella tardó en entenderlo pero cuando acertó con las distancias la faena cogió vuelos. Pero igual que mejoró volvió a empeorar en el tramo final y eso enfrió los ánimos. El quinto no valía un duro y nadie le cenusró que tirase por la calle de enmedio.

Enrique Ponce acabó la tarde tan quemado que sugirió que no vuelve a Las Ventas. Lo cierto es que mereció algo más por su labor en el cuarto. Faena de esas que cuesta ver en el tendido, tapándole defectos al toro y exponiendo bastante más de lo necesario a estas alturas de curriculum. Sólo hubo dos cosas que realmente fueron censurables: la longitud de la faena -que en Ponce se ha convertido en costumbre- y el desastroso manejo de la espada. Su primero fue otro regalito que no valía un duro.

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