viernes, 9 de mayo de 2008

"Ibán" dos


Esperaba mucho más de la corrida de Baltasar Ibán, hierro al que hace años le vi grandes toros en Salamanca y Madrid. Ni me gustó la presentación ni el comportamiento. Pero tampoco es cuestión de echar toda la culpa a los toros. Dos de los tres que se ponían delante estuvieron francamente desbordados por la situación. Veamos.

Se reivindicó en la Maestranza y volvió a hacerlo en Madrid: El Fundi estuvo toda la tarde tremendo. Su primero se hinchó a escarbar y para mí que acusó el trompazo que se dio tras enterrar un pitón en la arena. Fundi se metió con él y le sacó los pases con sacacorchos. Lo mejor, como en Sevila, el estoconazo que le arreó.

Al cuarto lo saludó de capote templadísimo, dejando una media verónica de lujo en el remate. Empujó con clase el toro en el caballo pero le dieron de más a mi entender. A la salida del puyazo se pegó otra voltereta y aún le dieron otro puyazo. Excesivo castigo aunque se recuperó en banderillas, donde Fundi cuajó un tercio aseado. Parecía toro de faena pero apareció el viento, que no dejó al torero poner la muleta en condiciones en ningún momento. Ello unido a la falta de fuerzas del toro hizo que al final quedase en nada lo que iba para mucho. El madrileño se empeñó en alargar la faena innecesariamente pero se hizo perdonar con otra gran estocada.

Domingo López Chaves necesita urgentemente pararse y pensar. El que le hemos visto desde que era novillero no damos crédito. Un torero que veía los toros a la primera y arrancaba orejas a base de valor y técnica se ha quedado en la mitad. No ha perdido el valor pero le cuesta un mundo dar con la clave de la faena. No era un toro claro su primero, pero mostró cierta alegría en el capote. No era un toro de premio, pero tuvo su genio ante el caballo. Y no fue un toro de oreja... O sí, siempre que el planteamiento inicial de faena hubiese sido otro. Lejos de corregir los defectos, Chaves se los acentuó y a partir de ahí ya no hubo nada que hacer.

Casi peor fue lo del quinto, un sobrero de Navalrosal cinqueño y mucho más claro que el primero de su lote. Eso sí, imponía respeto el toro y pedía hacerle las cosas bien. El Chaves de otros días le hubiera formado un taco pero Mingo está inmerso en un bache y le faltó confianza para meterse con él

César Jiménez pecó de lo mismo. El tercero de la tarde tenía el defecto de embestir punteando la muleta y el madrileño no supo corregirlo. En el sexto, un toro que fue de menos a más para terminar embistiendo con ambición, se mostró dubitativo, sin acertar con la distancia ni aprovechar las cualidades del toro.

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