martes, 9 de septiembre de 2008

Un respeto

Ocurrió el pasado domingo en Barco de Avila. Una plaza bastante antigua, con los tendidos de piedra y sin callejón. Así que los mozos de espadas se pertrechan en un burladero y apoderados, y demás fauna que acompaña a los toreros se colocan en el propio tendido. Al pie nuestro se situó el equipo de José German, novillero madrileño que abría el cartel. En su primera actuación, cortó dos generosas orejas y aún hubimos de soportar a un miembro de su cuadrilla pidiendo a gritos el rabo. Pero el colmo vino en el segundo de su lote. La cosa se quedó en una vuelta al ruedo pero asistimos al lamentable espectáculo de un señor de su entorno, no sé si apoderado, padre o jefe de prensa, que puesto en pie reclamaba a voces la oreja. Nadie la pedía pero él se desgañitaba haciendo el ridículo: ¡la orejaaaa, la orejaaaaaaaaa!

Ya sé que Barco no es Madrid, ya sé que a los novilleros no hay que medirlos con la severidad de las figuras, pero de ahí a rebajar la categoría de la plaza a esos extremos va un mundo. Un respeto, señor de melena y pantalón y camisa blanca.

Por cierto, que en ese festejo destacó, amén de un excelente novillo de Pedrés, el novillero Fernando del Toro. Excelente conocimiento de los terrenos, gran temple y saber darle la distancia adecuada al novillo fueron sus armas. Habrá que seguir su trayectoria.

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