jueves, 4 de diciembre de 2008

El mundo al revés

Leo en la prensa que un juzgado de Jaén ha condenado a una madre a 45 días de prisión y le ha prohibido acercarse a su hijo durante más de un año por un delito malos tratos. Dicho así uno piensa que la señora es una especie de mezcla entre la madrastra de Cenicienta y Poli Díaz. Pero si nos vamos a la letra pequeña es para echarse a temblar.

Al angelito, con diez años, se le puso en los huevos que no quería hacer los deberes. Lógicamente, su madre le riñe y él coge una zapatilla, se la tira y sale corriendo a encerrarse en el baño. Llegados a este punto supongo que la jueza autora de la sentencia habría aplicado la pedagogía progreta que se le sospecha, esto es, tocar la puerta del baño, pedir perdón al niño (no olvidemos que tiene diez años, un respeto, señora), perdonarle los deberes (que coartan su libertad de ocio) y regalarle un nuevo juego para la PlayStation en concepto de daños y perjuicios.

La madre no. La madre hizo lo que cualquiera con dos dedos de frente hubiéramos hecho. Abrir la puerta del baño y arrearle una colleja. Pero mira tú por dónde que la puerta golpea al niño, éste cae al suelo y la madre lo agarra del cuello y lo levanta, suministrándole a continuación la merecida colleja. A resultas de la cual el niño se golpea la nariz y sangra (algo que los que tenemos niños sabemos que ocurre muuuuy rara vez). Hasta aquí todo normal, dentro de una discusión con un niño al que la jueza califica, échale cojones a la señora, de "carácter difícil y desobediente" . Lo malo vino después.

El angelito se marchó a clase y allí otro inefable pedagogo made in LOGSE constató que había restos de sangre en la nariz (ya digo, algo rarísimo en los niños) y que tenía un moratón en el cuello. Y aunque en la noticia no se especifica, supongo que fue este profesor el que cursó la denuncia que ha derivado en esta sentencia, que define perfectamente la educación en nuestros días: el mundo al revés.

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