lunes, 27 de abril de 2009

Dos toreros y un bulto

Luego saldrá la ex suegra a meterse con Morante -se le perdona a la señora porque está gagá- pero los hechos son los que son: el medallista paseó por el ruedo sevillano su incapacidad para estar delante de un toro.

Le correspondió de salida uno de los dos ejemplares de Gavira que remendaron la corrida de Daniel Ruiz. Un toro que tenía calidad -fundamentalmente por el pitón derecho- y que la cantó galopando alegre en el discreto tercio de banderillas con que nos obsequió Rivera Ordóñez.

El inicio de faena por bajo prometía, viendo lo templado que era el toro. Tiró de él fuera de las rayas y el bravo se arrancaba sin necesidad de citarlo. Se comía la muleta pero el medallista no pillaba la idea y su brillante solución fue cerrarlo hacia las tablas, donde el toro se aburrió como una ostra mientras el otro danzaba de allá para acá. Pena que no cayese en otras manos.

Lo más emocionante de la labor (¿?) del medallista fue el epílogo con la espada. El primer intento se saldó con una horrorosa estocada, caida y atravesada. Volvió a intentarlo y esta vez el toro lo prendió de forma dramática. Hasta tres veces se escapó de la cornada, tres derrotes que milagrosamente se quedaron en el destrozado vestido. El cuarto, sin ser tan claro también tuvo buen fondo, pero como si no, enfrente tenía un bulto sospechoso.

Volvía el Juli después del zambombazo del sábado y no defraudó. Su primero fue un buen ejemplar al que toreó con el conocido poderío. El comienzo por bajo, precioso, especialmente la trinchera de remate. Lo citó luego larguísimo y el toro obedecía. Derechazos mandones y muy templados del Juli. Nuevamente le da distancia y sigue repitiendo el toro con calidad. Tanto le bajó la mano que llegó a hincar los pitones en la arena. Probó por la izquierda y también respondió el toro, en unos naturales de nota alta. Volvió al pitón diestro y el toro le punteó la muleta en dos pases, pero pronto lo templa y lo vuelve a someter. Una serie final con remates por bajo para cuadrarlo y estoconazo, pelín trasero pero que tira al toro sin puntilla. Oreja con mucha fuerza.

No pudo completar su actuación ante el quinto, manso y andarín, al que ni siquiera acertó a matar bien.

Jose María Manzanares tenía una deuda pendiente como uno de los triunfadores del año pasado pero el primero de su lote no sirvió para saldarla. Quizá el peor de la tarde, un toro de Gavira que embestía a cabezazos y se revolvía con facilidad. Cuando lo empezaba a meter en la muleta, pegó un respingo y se marchó. Trató de andar con él en toriles pero ni por esas, así que optó por abreviar. Con la espada, eso sí, un cañón. Lo mejor de ese toro fueron los pares de banderillas de Curro Javier, que saludó.

Otra cosa fue el sexto. Ya apuntó en el capote un buen pitón izquierdo y lo confirmó en banderillas, donde brilló Juan José Trujillo. Faena de menos a más de Manzanares, que tardó en confiarse con él, pero poco a poco lo fue metiendo en la muleta. Por la derecha lució pero donde la faena cogió realmente cuerpo fue por el mencionado pitón izquierdo. Naturales primorosos de Manzanares, preciosos remates y, nuevamente, estocada fulminante que le valió las dos orejas.

No hay comentarios: