sábado, 25 de abril de 2009

Juli quiere, Talavante no puede

Si no viste la corrida y mañana te dicen que Talavante cortó dos orejas y el Juli una igual te haces una idea equivocada de lo que pasó. Ambos tuvieron a tiro la puerta del Príncipe y a ambos se les escapó aunque por motivos bien distintos.

Alejandro Talavante se encontró con un buen toro de El Ventorrillo y la verdad, estuvo mucho mejor de lo que yo esperaba de él. Lo cuál no quiere decir que estuviera a la altura de la calidad del toro. Bonitos los remates, sí, acertado en los tiempos, de acuerdo, pero ese animal en otras manos hubiese lucido mucho más. Lo mató bien y el público decidió que aquello valía dos orejas. Pues bueno, allá ellos.

Entrevistado Talavante al término de la faena va y suelta que lleva todo el invierno preparándose... ¡para mandar en el escalafón! Uno que escucha eso, se imagina que en el sexto va a salir pegando bocados para abrir la del Príncipe. Pero no, toda la fuerza se le fue por la boca y en cuanto salió uno que no era de carretón, como el tercero, tiró las cartas y a otra cosa. A mí sigue sin convencerme este Demóstenes pacense.

El caso opuesto lo vivimos con el Juli. Había cortado una oreja a su primero a base de taparlo mucho, de no quitarle la muleta de la cara, de aprovechar las querencias del toro en el epílogo de la faena y de rematarlo de una estocada. Y se encontró a la plaza embobada con las orejas de Talavante cuando salió el quinto. Julián pegó un puñetazo en la mesa y dijo aquí estoy yo, señores.

Templadísimo con el capote, tanto en el saludo inicial como en los quites -ya había bordado unas chicuelinas en el que abrió plaza- brindó al público. Y ante un toro que no quería juerga se puso muy quieto en el arranque de faena, siguió extrayendo muletazos y terminó por reventarlo con la izquierda. El tramo final de faena se metió entre los pitones y asustó literalmente al toro, hasta el punto que el animal se encogió y no hubo forma de entrar a matar medianamente bien. Y ahí se esfumó el doble trofeo que hubiera hecho justicia al madrileño. Esa fue la diferencia fundamental: uno habló ante el micrófono y otro lo demostró delante del toro.

Y a ver cómo explico lo de el Cid. Imagino que acusó la paliza del Victorino, que estaba mermado físicamente, porque no es normal. Vale que el primero valía poco y lo perdió en la voltereta que se pegó, lo cuál no justifica que lo torease continuamente hacia fuera y despegado. Pero lo del quinto no tiene nombre. Un toro de orejas, al que instrumentó una faena de más a menos pero siempre con la sensación de estar por debajo de su oponente. La estocada fue buena pero no le redime del pecado. Hubo petición pero esta vez el presidente supo frenar la euforia y el Cid se quedó sin trofeo.

2 comentarios:

sentimientos y locuras dijo...

oleeeeeeeeeeee. Ole tu
Si es que se tiene que notar el profesional. Ahora me da vergüenza juntar letras a mí.

Lucía dijo...

Hola,David, me llamo Lucía,del recién inaugurado club de la contracorriente...
Leyendo tu crónica, al igual que mi hermano, digo, aménnnnnn.
Ayer muchos asistieron a un espejismo, no le deseo mala suerte a nadie, desde luego, pero me revienta la gente que muere por la boca!!!! en mi tierra que es la tuya, los llamamos bocazas, simn más...y sin más publicidad también, vamos a dársela al que se la merece, gracias por expresar, como decías en cinco palabras, tan acertadas la tarde de ayer, y por rendirle un homenaje, puede que discreto, desde estas pocas palabras, pero muy sentido a Don Julián, por su pundonor, su valor su saber hacer y sus c... Que la rabia contenida que se tragó ayer de mala manera se traduzca mañana lunes en gloria.
Un abrazo.
Espero leerte, seguramente la tarde de hoy...Al cielo!!!!