viernes, 17 de abril de 2009

Los naturales de Tendero


Salió el primer novillo de Cuadri, al ruedo de la Maestranza y tuve que asegurarme de que el festejo era una novillada, porque madre mía, qué tío, he visto corridas con menos presencia. Y esa fue la tónica de la tarde. No parecía Sevilla, que ya sabemos que a la orilla del Guadalquivir no les gusta pasar fatiguitas y lo de los kilos no va con ellos. De hecho, por la mañana hubo jaleo en los corrales porque se echaron al campo nada menos que cinco de los originalmente enviados... ¡por exceso de peso!

Con todo, lo mejor de ese novillo que abrió la Feria no fue su trapío sino su comportamiento. Pepe Moral tardó en cogerle el punto pero cuando dio con la tecla firmó una gran serie con la derecha. Parecía que la faena cogía altura -de hecho hasta sonó la música- pero ahí quedó el asunto. El pitón izquierdo no era gran cosa pero el derecho escondía una oreja que se quedó en vuelta al ruedo.

El cuarto parecía bueno, aunque yo no acabé de verlo. Pero Manuel Caballero, que sabe bastante más que yo de esto, no se cansó de glosarlo en los comentarios del Plus y el propio novillero lo cuidó mucho a lo largo de toda la lidia. En banderillas cantó la gallina y para cuando Moral cogió la muleta, el novillo ya no decía nada. Lo mató de una buena estocada, eso sí.

Era la primera vez que veía torear a Miguel Angel Delgado y ni sí ni no, sino todo lo contrario. Su primer novillo hizo una buena pelea en varas y parecía que se iba a dejar. Pero no era fácil andar con él y requería saber hacerle muy bien las cosas en todo momento. Y ahí es donde no me convenció Delgado. Por lo visto está en puertas de tomar la alternativa y, sinceramente, no lo veo. Valiente es, como demostró con el inicio de faena citando de muy lejos y aguantando la embestida. Clase tiene, como demostró en algunos pasajes de la lidia. Pero le falta rodaje, como demostró en momentos puntuales en los que la colocación le costó algún susto.

El quinto fue devuelto por un problema en la vista. Con el sustituto vivimos un desastre en el tercio de varas, compensado por un gran par de banderillas de Francisco Raúl Núñez. Con la muleta, Delgado repitió el esquema: momentos buenos con otros atropellados. Además, se pasó de faena con un arrimón innecesario que levantó protestas entre el público: parece mentira que el novillero sea de Ecija y no conozca los mecanismos de la afición sevillana. Todo lo bien que había estado con la espada en el primero de su lote lo estropeó en este, donde se hartó de pinchar.

Miguel Tendero se tragó probablemente el peor novillo de la tarde. Y es que el tercero, aparte de ser masacrado en el caballo, o quizás precisamente por eso, no valió un duro. Porfió el albaceteño pero aquello era como sacar agua de un pozo seco. El sexto tampoco fue gran cosa pero Tendero supo ver que la única virtud estaba en el pitón izquierdo y por ahí regaló naturales hondos y largos, que a mí me parecieron lo mejor de la tarde.

1 comentario:

sentimientos y locuras dijo...

oleeeeeeeeeeeeeeeee, me doy por abrazado. Ha empaparnos de toros.