martes, 21 de abril de 2009

Vivir en un ay

Miraba El Fundi la salida del primer Palha de la tarde, llegó el toro, remató con violencia y ocurrió lo que no había visto en mi vida: asomó el gañote por encima del burladero y le lanzó una cornada que le pudo reventar la cara. Afortunadamente la cosa se quedó en tres puntos de sutura junto al labio. Aquello fue toda una declaración de intenciones de lo que nos esperaba.

Pasado el susto, apareció ese Fundi que nos ha conquistado ultimamente, simplemente en maestro. Se fajó con el toro en el capote con poderío y plasticidad. Lo puso al caballo largo -detalle a agradecer como aficionado en estos tiempos en que tan poco se valora el tercio de varas- y llegó el segundo ay de la tarde. Entró al quite Sergio Aguilar, una chicuelina y el toro le avisa, otra y el toro le advierte y a la tercera, claro, lo coge, lo encuna y lo tiene en el aire unos interminables segundos. El torero se agarró al pitón hasta que vio el momento de escapar, pero entonces el Palha le lanzó un derrote seco que partió la chaquetilla de arriba a abajo. Y gracias, porque lo pudo reventar.

En la muleta volvió a hacerse presente la maestría del Fundi. El toro era un manso de libro, pero el madrileño se fajó con él, le obligó y le pudo. Tuvo además la habilidad de dejar una estocada corta pero en el sitio perfecto, que lo tiró sin puntilla.

De nuevo dio una lección el cuarto manejando el capote de salida. Luego nos regaló un galleo por chicuelinas para llevarlo al caballo y volvió a ponerlo largo. Se arrancó el toro alegre y dejó un buen puyazo Jesús Vicente. El toro no valía un duro pero lo hizo bueno el matador. A base de no quitarle la muleta de la cara le ligó series de mucho mérito por la derecha. Por la izquierda directamente no tenia un pase.

Con el susto aún en el cuerpo, Sergio Aguilar vio como el primero de su lote se le colaba de salida. Manseó en varas y pareció mejor de lo que era en un buen quite de Salvador Cortés. En la muleta las coladas fueron constantes pero el torero lo intentaba sin descanso. Hubo un par de miraditas del toro de esas de escalofrío hasta que en una de esas lo enganchó y lo tiró. Otro ay. Rodó con reflejos el torero huyendo de la sucesión de derrotes que le lanzó la alimaña. Volvió a nacer por segunda vez en la tarde Aguilar, que se las vio moradas para acabar con el regalito. Con el quinto estuvo decoroso, demostrando valor seco, pero poco más.

Con el tercero de Palha también dijimos ay, pero esta vez de buen rollo. Nada que ver las hechuras con sus hermanos. Pronto comprobamos que tampoco su comportamiento. Muy torero el saludo de Salvador Cortés con el capote, donde empezamos a vislumbrar la calidad del toro. En el caballo siguió mostrando buenas maneras, sobre todo en un gran segundo puyazo. Hubo un excelente quite del Fundi por chicuelinas y un par de categoría de Luis Mariscal, al que el público obligó a saludar.

Y llegamos a la muleta. Tras un comienzo titubeante en cuanto a la elección de terrenos, Cortés se empeñó en torearlo con la izquierda y ahí el toro pareció otro: mirón y pensándose la embestida. Cuando se dio cuenta de que el pitón bueno era el derecho la faena cogió vuelo pero igual ya era tarde. Y aquí es dónde yo solté el enésimo ay: ¡Ay qué toro te has dejado ir, Salvador!

Eso sí, lo arregló con un estoconazo de esos que por sí solos valen una oreja. Y se la dieron. Con el sexto trató de redondear su tarde pero no pasó de discreto

1 comentario:

sentimientos y locuras dijo...

Como tengamos que vivir con los ay de Palha....
Vaya toalla. Anda que la de hoy...
Dios quiera que el mano a mano salga bien.
Ya nos contaremos