viernes, 8 de mayo de 2009

Aguilar contra la indiferencia

Está raro el público de Madrid. Cualquier otro año le hubiesen pegado una ovación a Sergio Aguilar y el pobre hombre salió a silencio por toro. No lo merecía, desde luego, o al menos así lo vi yo. Expuso con su primero, bajándole la mano a un animal nada claro, que terminó por tirarle un derrote a la cara del que escapó de milagro. Y volvió a estar muy firme con el que cerró plaza, con idéntico, o mejor nulo, eco en los tendidos. Inexplicable.

Antonio Barrera tragó el peor lote de una deslucida corrida de Gerardo Ortega, que sólo se salvó por lo astifino de su estampa. Anduvo decoroso Barrera y al contrario que en otras ocasiones, creo que no se le puede pedir más de lo que dio con semejante suerte en el sorteo.

Y el vallisoletano Leandro, no terminó de encontrar la medida al tercero, pese a dejar alguna serie de mérito por la izquierda, y es que dio la sensación de que el toro daba más de sí.

Nada que ver con el otro de su lote, un remiendo de Sepúlveda, manso y brutote a más no poder. Lo intentó el pucelano y se llevó una fea voltereta como triste premio.

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