viernes, 7 de mayo de 2010

¿Qué hago yo aquí?


Salían los toros por el chiquero y se quedaban mirando a los tendidos de Las Ventas como diciendo qué hago yo aquí. Y no les faltaba razón que para mí tengo que se liaron en la finca y embarcaron seis mansos con destino al matadero. El caso es que con ese material fue imposible ver a Leandro siquiera sacar algún destello de ese toreo que nos conquistó en febrero en Vistalegre. Morenito de Aranda se desesperó con el segundo, que no quería más que tablas e Iván Fandiño se pegó literalmente con el tercero, que lo prendió al entrar a matar.

No sé si por el festival de mansedumbre que nos estaba brindando el ganadero Jose Luis Pereda pero el caso es que el quinto pareció el tuerto en el país de los ciegos: un cinqueño imponente que tuvo un pitón izquierdo medio potable. Y allí se puso Morenito de Aranda, tragándole y sacando un par de series de mucho mérito. Hasta que el toro se cansó del juego y se lo echó a los lomos. Tremenda paliza la que llevó el torero burgalés que, medio conmocionado, siguió intentándolo por el mismo pitón. Y se los arrancó, oye. Lo mejor fue el estoconazo que recetó, que tiró al toro sin puntilla. Hubo petición de oreja, no mayoritaria, pero sólo la estocada lo valía. Dio una clamorosa vuelta al ruedo.

Y el sexto, otro cinqueño, también pareció que ayudaba a remontar la tarde. Brindó Iván Fandiño al público creyendo que había material pero le duró un suspiro. Lo justo para dar un par de series por la izquierda en los medios donde parecía que el viaje del toro era largo. Pero enseguida se rajó y se acabó lo que se daba.

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