domingo, 14 de marzo de 2010

¡Bellotito, qué toro!


Hoy es de esos días que hay que dar el protagonismo a los toros. La corrida de ayer en Valencia tuvo un claro triunfador: Nicolás Fraile. Interesantísimo encierro el que envió el ganadero de Valdefresno desde la dehesa charra al coso de la calle Xátiva. Haciendo honor a su encaste Atanasio-Lisardo, todos los toros fueron de menos a más, con algunos ejemplares realmente notables -tercero y cuarto- y uno sencillamente excepcional, el primero.

La tarde dejó además dos grandes noticias: la recuperación de Miguel Tendero tras el bache de Vistalegre y la presentación del torero mexicano Arturo Macías. Firmó Tendero la mejor faena, al tercero de la tarde, pero no se puede torear tan bien y matarlo tan mal. Ahí tienes a Juan Bautista, que estando por debajo de las condiciones del cuarto, le recetó una estocada con la que cortó una oreja. Claro que ya daba igual porque el francés cometió el delito de dejarse ir con las dos a Bellotito, que así se llamó el que abrió plaza.

¡Qué toro, señores! Apuntó maneras en el segundo puyazo y en el grandioso quite por gaoneras que instrumentó Arturo Macías. Pero fue en la muleta- de menos a más, dijimos- donde sacó el fondo bueno. Alegre, galopando, con el morro por el suelo y repitiendo incansable la embestida. Y enfrente un Juan Bautista desbordado por las circunstancias, que toreó bien -era imposible torear mal ese toro- pero muy por debajo del de Valdefresno. Eso sí, dejó una buena estocada y la petición de oreja se quedó en vuelta al ruedo.

Arturo Macías se presentaba en España e hizo lo mejor que puede hacer un torero: dejarnos con ganas de volver a verle. Muy firme, valiente y decidido, ya hemos apuntando el extraordinario quite que hizo al primero de la tarde. No tuvo suerte con su lote, de hecho se llevó los toros más complicados, pero se sobrepuso a base de voluntad y buen hacer. Le arrancó una oreja al quinto, que embestía continuamente con la cara alta, a base de ponerse y poderle. Y remató con una estocada tirándose con toda la fe del mundo, de la que resultó prendido y herido. Lo dicho, hay que seguir a este muchacho, que va a funcionar.

Miguel Tendero tiene un problema serio con la espada y tiene que solucionarlo pronto. No puede ser que uno sea capaz de acoplarse a la embestida despaciosa del tercero, que dé los mejores y más lentos muletazos de la tarde y que se le escapen las orejas en un recital interminable de pinchazos. No nos dio tiempo a verlo con el último porque le mandó a la enfermería al poco de comenzar la faena. Afortunadamente, ni el mexicano ni el albaceteño tuvieron tabaco gordo.

lunes, 1 de marzo de 2010

Morante pone la primera piedra

Esta va a ser la temporada. Se nota, se huele, se presiente. Este va a ser el año en que Morante de la Puebla rompa definitivamente en figurón del toreo. Ayer en Vistalegre puso la primera piedra del edificio, con una faena impensable en otro torero del escalafón ante un toro que tampoco era tan claro. Pero lo que le faltó al cuarto de Núñez del Cuvillo lo puso el sevillano y la obra quedó casi redonda. El casi fue la colocación de la espada, que debiera haber sido argumento suficiente para no conceder la segunda oreja. Pero el presidente, por su cuenta y riesgo, se lanzó al agua y tuvo que venir Morante, con esa torería que derrocha también fuera del ruedo, a arreglarlo. Ni paseó esa segunda oreja ni quiso salir por la Puerta Grande. Da igual, la tauromaquia morantista no se mide por el número de trofeos

La faena tuvo muchas virtudes, pero por encima de todas hay que destacar la lentitud con la que meció la muleta Morante. Hubo pases en los que parecía que se paraba el tiempo, de lo despacio que lo toreó. Y todo eso pasándolo cerca -nada que ver con la exageradamente valorada faena de Manzanares el sábado- y aguantando alguna que otra miradita del toro, al que ya digo, lo hizo bueno Morante. Si además le añades las verónicas de saludo y los adornos con la muleta, se te olvida que, con buen criterio, abrevió con el primero de la tarde.

Alejandro Talavante tuvo el lote para pegar un aldabonazo serio y se quedó en el intento. No sé quién le ha explicado que para torear bien hay que doblar el espinazo de semejante guisa pero yo que el extremeño me iría buscando un buen fisioterapeuta si pretende seguir así el resto de la temporada, porque en una de estas se rompe dos vértebras por menos de un pito. A mí es que no me gusta este tío y mira que lo intento. Para colmo pegó un sainete con la espada en sus dos toros.

De Cayetano Rivera debo decir que me sorprendió gratamente. Vaya por delante que fue el más perjudicado en el sorteo pero tampoco supo solventar la papeleta. Dije que me sorprendió y en efecto así fue: me esperaba su falta de recursos pero no contaba con su disposición. Aunque eso no le va a bastar, más bien las va a pasar putas y más si sigue acartelándose con Morante. Las comparaciones van a ser como para salir corriendo a quitarle la medallita a su hermano.