martes, 13 de julio de 2010

Catarata de sensaciones

Es como si fuera un sueño y me da miedo despertar en cualquier momento. Pero no, ya han pasado las horas suficientes para ir asumiendo que durante los próximos cuatro años vamos a mirar por encima del hombro a Brasil, a Italia, a Francia, a Alemania o a Inglaterra. Casi nada.

El domingo amanecí tranquilo pero a medida que iban pasando las horas el cosquilleo en el estómago se iba haciendo mayor. Una sensación parecida a la que tenía justo antes de entrar a un examen en la Facultad. Y llegaron las ocho y media de la tarde y el tiempo, que hasta ese momento parecía que no corría, se pasó volando. Catarata de sensaciones.

Primero de indignación, con el rival y con el impresentable arbitraje. Luego de confianza en los nuestros porque estaban haciendo lo que mejor saben. Dije en la fase de grupos que teníamos que morir con nuestra idea y así estaba siendo. Y por fin el extasis. Iniestaxis, como tituló un periódico brasileño.

Lo que vino después es imposible describirlo con palabras. Desde la grandeza de Iniesta, acordándose de Dani Jarque, al beso de Casillas y Carbonero, las llamadas de gente querida nada más terminar el partido y rematando con la celebración de ayer en Madrid.

Y por encima de todo, un hombre, un paisano que hace que los salmantinos nos sintamos aún más orgullosos de serlo: Vicente del Bosque. Por si no tenía motivos para ganarme, tengo clavada una imagen, la mirada de cariño que le dirige a su hijo Álvaro ayer en la Moncloa. Tuve la suerte de compartir el trabajo que hacen las asociaciones de Síndrome de Down y sé de primera mano cómo son esos chicos y cómo son los que les rodean. Y don Vicente no engaña.

Hay un artículo de Ignacio Camacho hoy en ABC que lo clava. Si Florentino Pérez y Jorge Valdano tuviesen un mínimo de dignidad estarían hoy convocando una rueda de prensa para pedir disculpas por cómo lo echaron del Real Madrid y anunciando su dimisión. El tiempo, qué gran verdad, pone a todos en su sitio.

miércoles, 7 de julio de 2010

Regate a la historia

Mi primer recuerdo se remonta a Argentina 78. Cardeñosa. Llegó España 82 y la volvimos a cagar. México 86 y el penalti de Eloy. En Italia 90 Yugoslavia nos bajó de la nube. Estados Unidos 94 y el capullo de Tassotti. Francia 98 y la cagada de Zubi ante Nigeria. Corea 2002 y el infausto Al Ghandour. Alemania 2006 y el gran Zidane. Y siempre igual.
Pero hoy ha cambiado la historia. En realidad empezó a cambiar hace dos años pero esto es mucho más grande. Como dice mi amigo Tomi, ahora se apunta al carro mucha gente pero en esa travesía del desierto hemos estado cuatro gatos, los mismos que ahora nos pellizcamos para creernos que el domingo España va a jugar la final del Mundial.

Mi hija mayor me veía llorar y no se lo explicaba. Claro, para ella o para mi sobrino Javier, que España gane una Eurocopa, o el Mundial de Basket es algo normal, han nacido con ello. Llevan toda la vida, su corta vida, viéndolo como algo normal, gracias a Villa, Casillas, Gasol, Nadal, Alonso y compañía. Pero para los de la travesía esto es la leche.

Es todo un regate a la historia, y el domingo puede que le hagamos un cañito.

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