martes, 10 de mayo de 2011

Las ganas de Luque

No hemos salido de Sevilla y ya estamos enfilando la calle Alcalá para entrar en Las Ventas. Los caprichos del calendario han hecho que este año practicamente empalmemos una feria con otra, si no es por el descanso de ayer. Así que preparémonos para el gran puerto de montaña de la temporada: San Isidro.

Para abrir boca, los lisardos de Valdefresno. Muy bonitos de hechuras y de comportamiento variable. Por ejemplo el primero hubiese sido un gran toro con un pelín más de fuerza. Pero el fondo era bueno aunque Juan Bautista no terminó de acoplarse con él. Como de costumbre en el francés, vamos. En cambio con el cuarto no caben los reproches, lo cierto es que el toro no daba para más.

El otro bueno fue el quinto, entiéndase por bueno, encastado. Matías Tejela anduvo con él pero entre la poca fuerza del toro y la falta de temple del torero se diluyó la faena. Por increible que parezca, parte de Madrid pidió la oreja pero se quedó en saludos. Con el primero de su lote se hartó de dar pases sin ton ni son.

Daniel Luque se las vio con un rajado tercero que buscaba las tablas continuamente. Quiso sacarlo al tercio pero allí no quería pelea, así que se tuvo que conformar con torearlo muy cerrado y extraerle pases a favor de la querencia. Que es donde tenía la faena el toro. Al menos hubo voluntad, como la puso en el sexto toreando de capote. Mucho castigo en varas recibió el de Valdefresno así que a la muleta llegó ya muy parado. Lo poquito que tenía se lo sacó el sevillano.

domingo, 8 de mayo de 2011

Rafaelillo volvió a ser héroe

Tiene mérito, mucho mérito ponerse delante de la de Miura. Y ya si intentas hacerle el toreo bueno la cosa adquiere tintes heroicos. Y así hay que resumir la actuación de Rafaelillo en la última corrida del abono sevillano: un héroe. El calificativo no es nuevo, ya se lo adjudiqué hace dos años con la del Conde de la Maza pero no encuentro nada que lo describa mejor. Al primero de su lote lo lanceó a la verónica con gusto y echando la pata alante. Y el comienzo de faena de muleta fue sencillamente primoroso: por abajo, rodilla en tierra y llevándolo embebido en la muleta. No lo perdonó el de Miura y cuando quiso ponerse a torear aquello fue una constante colada en busca de los tobillos. Lo esperó el toro al entrar a matar y le lanzó un derrote que milagrosamente sólo alcanzó la chaquetilla. La vuelta al ruedo se me hizo poco premio, por bastante menos se han dado orejas en esta feria, pero ahí quedó el gesto.

No fue mejor el quinto que sorprendió al murciano de salida. Lo estaba saludando a la verónica cuando en mitad del lance, con el toro embarcado, se volvió y se le fue al pecho, tumbándolo de un golpe seco a la vez que le rasgaba la taleguilla de arriba a abajo. Quedó a merced del astado pero el milagroso quite de un alguacilillo desde el callejón, que pareció hipnotizar al toro con las plumas del sombrero, le libró del percance. Y ya no hubo más toro. En la muleta no se dejó ni un pase y bastante hizo Rafaelillo con meter la espada en un alarde de habilidad y valor.

Tampoco se le puede reprochar nada a Jose Luis Moreno. Muy lucido con el capote en sus dos toros sobre todo en el cuarto, que pareció el menos Miura de todos. Brindó a Espartaco y le sacó lo poco que tenía por ambos pitones: una serie notable con la derecha y un par de naturales por la izquierda. No dio más opciones el toro pero los mejores pases, por limpios, de la tarde los firmó el diestro cordobés.

El mexicano Israel Téllez se estrenaba en La Maestranza. Ya le vale a su apoderado, hacerle debutar con semejante material. La cara de susto cuando vio salir el segundo de la tarde se tornó alivio cuando lo devolvieron, de nuevo precipitadamente, a los corrales. Pero si el que se fue era enorme, lo que salió de sobrero le cambió el color al muchacho. 670 kilos de bicho. Superado el shock, tuvo el arrojo de ponerle banderillas. No fue tan cabrón como sus hermanos pero sí mansote y aunque no hubo lucimiento tampoco la sensación de peligro que dejaron los demás. Pero para manso de verdad el sexto. Quiso el debutante pero no encontró la forma por más muletazos que dio. Tantos que se pasó de faena y el toro dijo basta. El mundo al revés: el de Miura correteando y dando vueltas al ruedo y el torero persiguéndole para intentar cuadrarlo y entrar a matar. No hubo forma y sonaron los tres avisos.

sábado, 7 de mayo de 2011

La torería de Mora y Montoliu

No valía un duro el primero de Manolo González. Claro que lo mismo podríamos decir de sus hermanos de camada, válgame qué corridita, dónde tendrían escondido el encaste Núñez que ni la presentación ya se salva. Lo bueno fue que cayó en las manos de Juan Mora, que lo hizo parecer mejor de lo que fue. Tremendo el poso que ha alcanzado el torero de Plasencia, cómo anda en la plaza, cómo se coloca y con qué torería lo hace todo. Dejó boquiabierto al público maestrante cuando el toro definitivamente se rajó y buscó las tablas, Dos pases por bajo para terminar de cerrarlo y sin esperar a más monta la espada -llevaba la de verdad- y allá que le arreó un estoconazo que merecía mejor final. Porque el puntillero no atinó, lo espabiló y luego vino un recital de descabellos. Pero ahí quedó su forma de interpretar el toreo, como en el saludo de capote al impresentable cuarto, que no dio más opciones.

Curro Díaz se las vio con otro quasimodo al que no había por donde coger. Tengo anotado un gran par de Montoliu hijo que mereció la ovación del público. Saludó al respetable y al cielo, recordando a su padre que encontró la muerte en esta plaza. Me vino a la memoria la fatídica tarde, que también estaba viendo por televisión, cuando Cubatisto, aquel toro de Atanasio, le atravesó el corazón. Fue emocionante ver a su hijo andándole muy despacito al toro, en los mismos terrenos donde cayó su padre. ¡Ole los toreros buenos!

En quinto lugar salió un ejemplar de Salvador Domecq que fue otra cosa. Claro que lo tenía fácil al lado de lo que se había arrastrado hasta entonces. Mejor por el pitón izquierdo, Curro Diaz le cogió el aire y dejó naturales de mérito. Cuando mejor lo estaba toreando un derrote seco a la pierna y se acabó lo que se daba. Cornada en el gemelo que le llegó a romper el peroné y compromete seriamente la participación del de Linares en San Isidro. Por cierto, primer percance, y esperemos que último, del ciclo sevillano.

Completó cartel El Fandi, con su habitual repertorio: largas cambiadas, carreras interminables en banderillas, pares de la moviola, el violin y, eso sí, estocadas.

viernes, 6 de mayo de 2011

Sevilla corona a Manzanares

La Maestranza rompió en una ovacion al finalizar el paseíllo. El destinatario de los aplausos era Jose María Manzanares, que volvía al coso sevillano después de la triunfal tarde del sábado. Ha entrado con fuerza el alicantino en esta plaza y se nota. Le aplauden todo, lo bueno y lo menos bueno. Por ejemplo su faena al segundo, muy templada, muy torero, muy medidos los muletazos pero, como casi siempre sin apreturas. Pinchazo y estocada desprendida pero lo mejor de este toro fue el tercio de banderillas protagonizado por ese trío de ases que lleva Manzanares de cuadrilla. Saludaron los tres, Trujillo y Blázquez por la colocación de los palos y Curro Javier por la soberbia brega.

Otra cosa fue el quinto. Honradamente, nadie dábamos un duro por el toro de Jandilla pero mira tú por dónde al final fue de menos a más y terminó siendo el mejor de los seis. El mérito hay que dárselo a Manzanares, que a base de paciencia, de suavidad, de pausas fue desengañándolo y sacando lo bueno que tenía. Faena de mucho mérito coronada con una buena estocada y oreja de las que tienen importancia para despedir una feria de ensueño. Madrid espera.

Abrió cartel Sebastian Castella con otra faena curiosa pero de escaso eco en los tendidos. Es lo que tiene ir primero. Muletazos bien medidos pero despegados, el consabido arrimón final y una buena estocada previo pinchazo fue la carta de presentación del francés. Con el cuarto comenzó como suele con el pase cambiado en el centro del ruedo. Momento de apuro cuando el toro casi se lo lleva por delante. Aún hubo otro susto que se quedó en voltereta y a partir de ahí Castella tuvo la virtud de dejarle siempre la muleta en la cara para sacarle los pocos pases que tenía el Jandilla. Lo despachó de estocada trasera y saludó una ovación.

El más perjudicado en el sorteo fue Alejandro Talavante. Ni el sobrero que salió en tercer lugar ni el sexto, que embestía a cabezazos, le permitieron el lucimiento. Pero conste en acta que voluntad puso el extremeño en ambas oportunidades.

jueves, 5 de mayo de 2011

El fracaso de la marca blanca

Soy muy fan de las marcas blancas para según qué cosas. Pero tengo claro desde hoy que el concepto no encaja en lo que a ganadería de bravo se refiere. Así que, señor empresario, si usted quiere traer una corrida de Jandilla tráigala -de hecho está anunciada para mañana- pero evite estos sucedáneos. El nombre del hierro se las trae, Torrehandilla y Torreherberos, pero lo realmente enrevesado es el criterio que se siguió para embarcar estos toros a la Maestranza. Hubo alguno realmente feo y en conjunto una escalera de tipos. Insisto, empiezo a ver demasiadas cosas que no me gustan en una plaza puntera como lo es Sevilla.

Dicho lo cual, aclaremos que sí hubo un toro digno de tal nombre. Fue precisamente el primero de la tarde, que fue a caer en manos de El Cid y le cortó una oreja. Visto así, no parece que existan motivos para la queja pero sí. No me gustó nada ver las ventajas que se tomó el diestro de Salteras, siempre despegado y toreando en línea. No lo merecía el toro ni lo merece la hoja de servicios de El Cid, al que sabemos hasta dónde se le puede exigir. Pero ya hemos dicho en comparecencias anteriores que no está fino. Bueno, sí, con la espada nada que objetar aunque la oreja se me antoja excesivo premio.

Cayetano anduvo de las veces que mejor le he visto, sobre todo con el capote, muy variado. El problema es que no tuvo enemigo, porque ponerte a hacer alardes de dignidad, como descalzarse, con los novillitos que le tocaron en suerte como que no cuela. Hasta le pidieron la oreja en el quinto, menos mal que el presidente supo estar en su sitio.

Y Daniel Luque, otro al que tengo marcado en la lista de los pegapases, también me sorprendió. Al menos le puso ganas en sus dos toros, sobre todo en el sexto. Manso como casi todos pero con un puntito que supo Luque sacarle planteando una faena en las tablas. Lo mató más que decorosamente y, éste sí, cortó una oreja.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Una fuente seca

Auténtico pestiño de tarde por obra y gracia de los toros de Fuente Ymbro, a los que les faltó lo fundamental: casta y fuerza. Así que la corrida se convirtió en un inmenso bostezo sólo sacudido en algunos momentos de peligro. Por ejemplo cuando Miguel Angel Perera se fue a recibir a la puerta de chiqueros al segundo de la tarde. Salió el toro como cegado por el sol y se frenó justo delante del capote que le mostraba el extremeño. Fue un instante pero el suficiente para que el diestro echara cuerpo a tierra y esquivara al burel que lo arrollaba sin remedio. Lo arregó después con un espectacular quite por tafalleras. Luego con la muleta, principio de faena típico de este torero, con el pase cambiado por la espalda, pero pronto se acabó el toro. Así que Perera se pegó el arrimón sin venir a cuento y pasó un mal rato con la espada. El quinto bis, siempre con la cabeza por las nubes, tampoco permitió el lucimiento.

Fue aquella la única ovación de la tarde junto con la que recogió Matías Tejela en el que abrió el festejo. Que precisamente fue el único toro que se medio dejó. Sobre todo por el pitón izquierdo, donde el madrileño alguna vez supo correr la mano y sacar naturales de mérito. Las menos de las veces porque lo cierto es que le costó acoplarse a la embestida del toro, aunque este sí, lo mató de una estocada. El cuarto venía ya justo de todo y terminó de estropearse con una fea voltereta.

A Alejandro Talavante le duró el tercero un suspiro, lo justo para comprobar que sigue practicando un toreo de lejanías, esto es, cabe la Giralda entre él y el toro. Y si encima se encorva para dar el muletazo la distancia se convierte ya en sideral. El sexto, en la línea de sus hermanos.

martes, 3 de mayo de 2011

Caer de pie

Supongo que es lo que uno sueña cuando quiere ser torero. Alternativa en La Maestranza, con ganadería puntera y dos figuras. Y si encima sorteas el lote mejor, por no decir el único potable, ya es para que no se te borre la sonrisa de la cara en una semana. Y así, tal cual, podrá contar Esaú Fernández a sus nietos este día. Eso y que cortó dos orejas y fue el triunfador de la tarde, vamos, que cayó de pie. Pero vamos con los matices.

Lo bueno del toricantano: su desparpajo yéndose a portagayola en los dos toros, su tranquilidad en tarde tan importante y su temple. Lo malo: es uno más en la nómina de pegapases fuera de cacho y manejando la espada se le fue la mano, sobre todo en el sexto. El resultado global, ya digo, una oreja en cada toro con cierto tufo paisanero.

Fue su padrino Morante de la Puebla, al que se le va la feria sin posibilidad de dar satisfacción a sus muchos seguidores. Y me preocupa el asunto en un torero tan dado a los altibajos. Vale que lo de su suerte en los sorteos es para hacérselo mirar pero no es el Morante que acostumbrabamos a ver últimamente, sobre todo en lo físico. Se vio en su primero, que le apretó contra tablas toreando de capote y fue incapaz de saltar al callejón. Leo que ha dejado a Poli Gallardo, su preparador físico, y no me gusta nada. En su descargo diremos que, una vez más, tuvo un lote imposible y aún así lo intentó.

Otro que no termina de remontar es El Cid. Y no es por falta de ganas pero parece que el corazón va por un lado y la cabeza por otro. No se confió lo más mínimo con su primero y en el quinto, el único salvable al margen del lote de Esaú Fernández, fue una sombra de sí mismo. Lo quiso coger en largo, como en las mejores faenas que le hemos visto, pero luego no fue capaz de quedarse quieto en el sitio. Faena eterna que se perdió en un mar de dudas. Esperaba también más de la ganadería de El Pilar, sobre todo en cuanto a presentación de los tres primeros. Con el buen cartel que había dejado el hierro charro en los dos últimos años...

lunes, 2 de mayo de 2011

Infame mansedumbre

Infame se llamó el primero de El Ventorrillo. No me parece nombre para ponerle a un toro, con lo rica y variada que es la onomástica ganadera. El caso es que infame fue el primero e infames los cinco siguientes. Válgame Dios, qué corrida. Repasando crónicas de este mismo hierro, encuentro una de hace un par de años en Pamplona que titulé Ventorrillo o pedorreta. Pues podía valer perfectamente para el día de hoy.

Así que ahí tuvimos a El Juli, que venía espoleado por el jaleo de Manzanares, escapando de la cornada que el mentado primero se empeñó una y otra vez en obsequiarle. Solo un quite por chicuelinas valió la pena artísticamente. O asistiendo impotente como el cuarto, el único medio normal, se rajaba en cuanto le apretó con la muleta. A los dos los mató, como el viernes, de dos estocadas muy traseras.

Claro que para espadazo infame el que le atizó Daniel Luque al tercero, después de un recital de pinchazos. Tampoco con el sexto hubo lucimiento a pesar de la voluntad del diestro por terminar metido entre los pitones e intentando un toreo de cercanías.

Miguel Angel Perera tuvo el peor lote, que ya es decir. Aparte de manso, el segundo fue horroroso de presentación, más propio de una feria de ganado que de una plaza de primera. Y se hartó de perseguir al quinto por todo el ruedo en busca de un pase. Imposible hilar faena.