viernes, 13 de abril de 2012

Hay orejas y orejas

Decepcionante encierro de Fuente Ymbro para abrir el ciclo sevillano, excepción hecha del quinto. Rompió la tarde Javier Jiménez, voluntarioso pero sin material. Si acaso por el pitón izquierdo tenía algo el novillo porque por el derecho ya había cantado sus intenciones desde la apertura de capote del diestro de Espartinas. Las ganas de agradar le pudieron y terminó pasándose de faena. El cuarto, quizás el peor de los seis, tampoco le dejó estar, siempre con la cara por las nubes hasta que terminó por cogerlo feamente. Lo mejor, la estocada.

Fernando Adrián anduvo muy por encima de las condiciones del segundo. Poderoso con la muleta en la primera fase de la faena, donde domeñó su genio y obtuvo alguna serie estimable. Después el de Fuente Ymbro se vino definitivamente abajo y no hubo de dónde sacar. La espada se le fue muy trasera pero tampoco merecía más el novillo. Otra cosa fue el quinto, que además de ser bueno pareció aún mejor por comparación con sus hermanos. Lo entendió muy bien Adrián, que supo darle distancia para torearlo con gusto pero a mitad de faena se empeñó en acortar terrenos y aquello bajó enteros. Cuando quiso rectificar ya era muy tarde aunque remató con una estocada que le valió una oreja. Un desconocido público sevillano llegó a pedir con fuerza la segunda pero la presidenta supo estar en su sitio y sacar solamente un pañuelo.

Digo lo del público porque ya en el tercero aquello fue mosqueante. Salvo que el AVE fuese cargado de partidarios del debutante con caballos no se comprende la oreja que cortó Gonzalo Caballero. Efectivamente, el chaval de Torrejón de Ardoz se presentó en la Maestranza para hacer su primer paseíllo como novillero con caballos, ahí es nada. Sus credenciales,más bien escasas: valor a raudales, sí, pero ayuno de técnica. Y ya decía el anuncio de neumáticos, que la potencia sin control no sirve de nada.

Con el tercero inició la faena en el mismo centro del ruedo con estatuarios. Luego quiso hacer las cosas bien dándole mucha distancia y trayéndolo toreado pero le pudo la falta de colocación y terminó llevándose un recital de volteretas, afortunadamente sin consecuencias. La estocada entera pero, a mi parecer, muy tendida, le sirvió para cortar una inexplicable oreja. En otra plaza, vale, pero en Sevilla creo que haría falta algo más que ganas.

Con el sexto evidenció de nuevo que su bisoñez es inversamente proporcional a su arrojo. Se fue a recibirlo al mismo centro del ruedo y nada más que asomó el novillo se puso a arrearle chicuelinas. Lógicamente, la partida la ganó el de Fuente Ymbro y le fue comiendo terreno hasta arrebatarle el capote. Ahí se vio obligado a huir, perseguido por el novillo, cometiendo dos errores de novato: primero correr en línea recta y segundo, una vez que perdió pie y cayó al suelo, haciendo ademán de levantarse en lugar de protegerse la cabeza y quedarse quieto y tumbado. El derrote del novillo, milagrosamente, pasó a centímetros de su cara, haciéndonos revivir los recientes percances de Angel Teruel, Padilla o Aparicio. Con la muleta, más de lo mismo, ganas y valor pero sin recursos ni técnica igual a volteretas. Y el tendido en un "ay" continuo.

(Fotos: Maurice Berho, Mundotoro)

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