Hoy hace un año alguien me dijo que no mata la muerte, mata el olvido. Así que, tal y como nos comprometimos, papá, no has muerto. Porque no ha pasado un sólo día en el que no nos hayamos acordado de ti. Por unas cosas o por otras, unas buenas, otras no tanto, pero has estado presente en todas las conversaciones y en todos los encuentros. Y así va a seguir siendo.
Hoy todo el mundo va a estar pendiente del partido de fútbol. A esa hora nosotros cambiaremos los gritos de ánimo por silencios de recuerdo y oraciones. Para que sigas estando con nosotros, para que cada vez que tengamos una duda de cómo encarar alguna situación sigamos escogiendo la opción "¿Qué haría papá en un caso así?"