viernes, 19 de septiembre de 2008

Salamanca tierra mía...

Pasó la Feria de Salamanca y un año más que, por lejanía y trabajo, no asomamos por el coso de La Glorieta. Así que la hemos seguido en la distancia, a través de las crónicas por la red y de algunos comentarios de allegados que sí lo han vivido en primera persona.

Abrió ciclo la novillada de José Cruz, hierro que debutaba y que dejó un excelente sabor de boca. Lástima que los novilleros no estuvieran a la altura del ganado. Daniel Martín, Juan Siro y Román Pérez dejaron pasar un tren de los que no conviene.

El día 12 se repitió de alguna manera la historia. La corrida de Adelaida Rodríguez debió ser mejor aprovechada por la terna y sólo Leandro Marcos arrancó una oreja al sexto tras una buena faena. Javier Castaño y sobre todo Juan Diego se estrellaron cuando más lo necesitaban.

El show del palco presidencial dio comienzo el 13. No es que Salamanca se haya caracterizado por su exigencia pero uno recuerda tiempos mejores, los de Alberto Gallego sin ir más lejos. El actual equipo, en su 50%, deja mucho que desear en ese aspecto. De ello se aprovechó Sebastián Castella, que llegaba sustituyendo a Enrique Ponce y acabó saliendo por la Puerta Grande, en un exceso de generosidad del señor Cubino. El francés estuvo muy por debajo de un gran toro de Garcigrande pero dio igual, el señor presidente decidió enterrar un poco más el prestigio de la plaza, que ya había hecho trizas regalando otra oreja a Manzanares junior. El niño del Niño, que cerraba el cartel, en su línea de incapacidad, salvo momentos puntuales con el capote.

Menos mal que al día siguiente presidió Tello, que para eso de las orejas demuestra más rigor. Y esta vez sí que fueron justas, tanto las dos de López Chaves -¡qué falta le hacía esto a Mingo!- como las de de Barrera y Juan Bautista. Tarde pues de triunfo, merced al gran comportamiento de los toros de La Campana.


El huracán Perera, el mismo que lleva arrasando toda la temporada allá por donde va, pasó por La Glorieta el día 15. Tres orejas cortó el angelito, dos de ellas inventándose el toro y demostrando que hoy por hoy es el sheriff del escalafón. Morante de la Puebla regaló pasajes de gran mérito con el capote pero se estrelló con un lote imposible. Y Julio Aparicio ni quiso ni pudo. Los toros de El Vellosino no destacaron especialmente.

Y llegó el día T. La reventa por las nubes, los tendidos llenos, los del clavel a pleno rendimiento y José Tomás en la arena. Y mira tú por donde se pudo ver su mejor versión, aquella que conquistó a los aficionados en su primera etapa. Nada que ver con esa reedición de manoletismo mal entendido que parece volver locos a los Sabinas, Serrats y Bosés como profetas del unicejo de Galapagar. Así es que la gente venía de casa ya con el pañuelo en la mano y encima JT estuvo bien, qué coño más da que pinchara dos veces, había que darle la oreja y que saliera a hombros para amortizar la entrada. A su lado destacó un torero que lleva una temporada espectacular. El Fundi cortó una oreja a un complicado toro de El Pilar, de esas que valen su peso en oro. En medio de ese paisaje, va Alberto Revesado y se pone a tomar la alternativa.Y ocurrió lo que tenía que ocurrir...

La nota ganadera más baja quizá la dio la corrida de Valdefresno, lidiada el día 17. Con ella destacó Javier Valverde, que cortó sendas orejas, una de ellas más merecida que la otra, y abrió la Puerta Grande. Detallazo brindando uno de los toros a Victoriano García El Legionario, que picó su último toro en La Glorieta. Manuel Jesús El Cid anduvo fácil con su segundo e inexplicablemente Cubino le regaló un apéndice después de una fea estocada. Completó cartel El Fandi, del que no me explico qué pinta en una feria como la charra. En realidad no me explico qué pinta en el toreo, pero eso es otra historia.

Y a falta de la corrida de rejones, ayer se cerró la Feria con la corrida de Hermanos García Jiménez. Extraordinaria corrida que sirvió en bandeja el triunfo para El Juli, Miguel Angel Perera (otra vez) y Eduardo Gallo, que consiguió engancharse al clima de triunfalismo de la tarde y superó los altibajos de una temporada tirando a regular. Se cortaron siete orejas que debieron ser muchas menos pero la gente salió toreando, dicen...

En resumen, que debe haber sido de las Ferias más entretenidas de los últimos años y yo sigo echando mucho de menos a don Alfonso Navalón.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A Don Alfonso Navalón , se le recordará siempre por las lecciones que dió ,como periodísta taurino e igualmente al gran aficcionado y entendido en el tema, que fué Don Primitivo Sánchez Laso.Mi recuerdo para los dos

sentimientos y locuras dijo...

Ole, no la has visto pero la has seguido a la perfección.
Yo he añorado los coloquios de Alfonso, los vinitos del mediodía contando hazañas. Y de D. Primitivo que decir, un apasionado de los toros. El me llamaba su charrito, hasta me regalo una placa que decía a mi charrito por buen aficionado y en recuero de su homenaje. Ya que fui el encargado de darle la placa y todo eso.