jueves, 28 de abril de 2011

Victorino vuelve a estrellarse

Ya es para empezar a preocuparse. Que tres años seguidos fracase en Sevilla un hierro que ha protagonizado muchos de los mejores momentos de la tauromaquia de los últimos treinta años es síntoma de algo y no precisamente bueno. Otra vez Victorino llegó a la Maestranza, se fumó un puro y se marchó con el rabo entre las piernas viendo el comportamiento de sus toros. Si ya hasta el de Galapagar nos falla pongámonos en lo peor.

Por sacar conclusiones positivas, digamos que se mató muy bien, aunque eso no se estile en la tauromaquia moderna, pero a algunos nos sigue interesando. Sobre todo Juan José Padilla, que despachó al cuarto con una estocada candidata a premio. Fue lo mejor de la labor del jerezano, eso y el saludo de capote a ese mismo toro. Con la muleta, no tuvo opciones con el primero y lo intentó con el otro hasta que el toro se puso a la defensiva.

El Cid apuntó pero no terminó de disparar. Quizá le exijo demasiado a este torero porque he visto hasta dónde es capaz de dar pero esa sensación me dejó. Cierto es que tampoco tuvo material, aunque el quinto se dejó algo más y vimos algún atisbo del toreo que guarda en sus muñecas. Buena estocada también y buen manejo del capote, que no se me olvide. Y mención especial para El Boni, qué manera de bregar y de andarle a los toros, oiga.

Salvador Cortés hizo lo más destacado de la tarde. Fue en el sexto, cuando tras agotar las pocas embestidas del Victorino por el pitón derecho cambió a la zurda. Naturales arrastrando la muleta por la arena, muy templados, de las veces que mejor he visto a este diestro. Calentó al público hasta el punto de pedirle una oreja, pero el pinchazo cobrado antes de la estocada disipó la posibilidad de premio, que se quedó en una vuelta al ruedo. Con el tercero, que también se dejó algo más que sus hermanos, hubo alguna serie de mérito por la derecha.

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