miércoles, 2 de abril de 2008

Hubo toro, faltó torero y viceversa

Otro petardo ganadero esta vez a cargo de los toros de Valdefresno. Mansos, sin ninguna ambición en la embestida y por descontado, faltos de emoción. Únicamente se salva de la quema el tercero, que tuvo la desgracia de tocarle a un individuo que se empeña en ser torero y no sabe ni colocarse la montera. Me refiero a Pedro Gutiérrez "El Capea", al que por un momento confundí con Macario, aquel muñeco que sacaba Jose Luis Moreno. Gracias a la realización de Digital Plus pude desengañarme: aquello no era una boina ladera, no, era una montera que le quedaba grande.

Al pobre Buscarillo, que así se llamó el toro, lo masacraron en varas. Aún así remonto en banderillas, permitiendo el lucimiento de El Ruso, que cuajó dos buenos pares -sobre todo el último- y saludó montera en mano. Y en la muleta, cuando el incapaz que tenía delante se la puso medio bien, embistió con clase. Eso el toro, porque el torero nos deleitó con su particular tauromaquia consistente en vaciar la embestida hacia fuera a la vez que tuerce el cuello como si hubiese sufrido un repentino ataque de torticolis. Resumiendo, que como dice mi padre, hubo que pedir una oreja... pero la del torero para el toro. En su descargo hay que decir que lo mató muy bien.

En el sexto la verdad es que poco más pudo hacer ante un manso que se rajó pronto. El resto de la corrida transcurrió por similares derroteros. Antonio Barrera se encontró un primer enemigo muy protestado en varas. Flojo con el agravante de una temprana voltereta que acabó de hundirlo. A la muleta llegó con cierta nobleza pero muy parado y el diestro no pudo sacar agua de ese pozo seco.

El cuarto fue un poco más de lo mismo. De salida le pegó un buen susto al sevillano, que trató de recibirlo con una larga cambiada y por tres veces escapó de la cogida. En banderillas, las coladas fueron constantes y en la muleta, Barrera fue capaz de extraerle lo poco que tenía, merced sobre todo a un excelente planteamiento inicial por bajo. Lo mató de estocada entera, un pelín caída, que le valió una ovación del público.

Matías Tejela se las vio en primer lugar con un sobrero del Conde de la Maza con poquita clase. El madrileño, muy firme, le tragó lo suyo por el piton izquierdo firmando algunos buenos naturales, eso a pesar de que el toro se revolvía rápido pero resolvió con una buena colocación. Y el quinto fue, literalmente, un mármol.

A ver si mañana, que llegan los Victorinos, remonta la Feria.

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