lunes, 27 de julio de 2009

Leyendas urbanas

El fin de semana en el pueblo ha sido una desconexión total. Ni el móvil tiene cobertura, ni hay acceso a internet, la tranquilidad es total y la situación es ideal para dedicarse a la lectura. Y en la maleta iba la última criatura de un tal Tomás Hijo, al que tengo el gusto de conocer y con el que he tenido el placer de trabajar y compartir muy buenos ratos en nuestra etapa universitaria: El libro negro de las leyendas urbanas, los bulos y los rumores maliciosos.

La cosa va de esas historias que muchas veces hemos oido y te queda la duda de si serán verdad o mentira. Muchas las conocía pero también muchas me han resultado sorprendentes. Aclaro que no llevo comisión (salvo unas cañas que me ha prometido el autor por otro tema) pero el libro se lee solito y te saca más de una sonrisa.

Así que ahora que se acercan las vacaciones para muchos aquí queda la recomendación del día, que no todo van a ser Los hombres con cerillas en corrientes de aire con chicas que amaban a la reina de las gasolinas, o memez análoga.

domingo, 12 de julio de 2009

Rafaelillo fue don Rafael

Pudo hacer historia Rafaelillo pero cuando lo tenía en la mano, la espada emborronó una obra llamada a figurar en la historia de estos sanfermines. Faena muy importante a un toro muy importante, ese quinto de Miura. Faena muy de Pamplona, con ese inicio de rodillas pero llevándolo perfectamente toreado. Luego llegaron series muy de verdad con la derecha, bajando mucho la mano y templando la embestida, excelente embestida, del toro de Zahariche. De modo que Rafaelillo, que ya había estado hecho un tío en el segundo, se transformó en don Rafael. Porque el toro fue bueno, sí, pero había que estar delante y ahí quería yo ver a más de una presunta figura. Tenía la puerta grande entreabierta pero no pudo ser. Se tiró a matar con toda la fe del mundo pero la espada cayó baja. Tanto como para dejar cojo al toro y tener que descabellarlo sin más. Penosa estampa final para una obra bellísima.

El resto de la corrida de Miura se saldó con cuatro silencios. Juan José Padilla recogió el favor de las peñas al final del paseillo y se lo devolvió con su repertorio: largas cambiadas y exhibición atlética en banderillas. Tampoco su lote dio para más.

Ermitaño había sido el protagonista del encierro y quiso volver a serlo en la plaza. Le correspondió su lidia a Jesús Millán y a punto estuvo de llevárselo por delante en los primeros capotazos. A partir de ahí fue un pulso constante entre el toro queriendo coger a todo lo que se ponía delante y el torero y subalternos escapando de él. Tampoco tuvo suerte el diestro maño con el sexto, otra mala bestia que no tuvo un pase.

sábado, 11 de julio de 2009

Joselillo roza la gloria

Un inciso antes de comentar la corrida y perdón por el exabrupto: iros a tomar por culo. Me refiero a esa caterva de pseudoperiodistas que en todo el año no prestan atención a la fiesta de los toros salvo que haya cogidas, cuanto más sangrientas mejor. Iros a la mierda, con La Noria de Telecinco abriendo el cortejo. Que asquito dais, recreandoos en la muerte de Daniel y abriendo debates tan demagógicos como inoportunos.

A lo nuestro. Arrancaba el paseillo y le comentaba a Olga mi mosqueo con la ganadería. No recuerdo la frase exacta pero el resumen es que no daba un duro por lo de Dolores Aguirre. Y metí la pata hasta el corvejón. ¡Qué corrida, señores! La presentación, como se esperaba, tremenda. Pero donde me dio en toda la boca la ganadera fue en el comportamiento. Con genio, con su puntito de mansedumbre pero de esa que rompe a bueno. Y sobre todo ese sexto toro, una máquina de embestir. Pero vayamos por partes.

Serafín Marín necesita una profunda reflexión sobre su futuro en esta profesión. Vale que ha toreado muy poco esta temporada pero no se puede estar con esa abulia delante de los toros. Vale también que tuvo el peor lote pero no es excusa. El que abrió plaza nos hizo concebir esperanzas en un primer puyazo larguísimo y en buen sitio a cargo de Manuel Molina. Pero en el segundo cantó la gallina. Y no digamos en banderillas donde cortó una barbaridad con susto incluido en el tercer par. Aun así brindó al público el torero catalán y el caso es que el toro no tenía mal son, sobre todo por el izquierdo. Pero las dudas de Marín hicieron que se acabara pronto lo poquito que tenía. Con el cuarto, al que masacraron en varas, no supo por dónde meterle mano. Un toro muy soso pero sin comerse a nadie con el que evidenció el torero su tremendo bache.

Todo lo contrario ocurrió con David Mora. Su tarjeta de presentación fue irse a la puerta de chiqueros a recibir a su primer toro. Ya sabéis que no me gusta nada esa suerte, no guarda proporción el riesgo con el resultado artístico, pero en estamos en Pamplona y aquí quizá se valore más eso que un buen natural. El caso es que se hincó de rodillas Mora, salió el toro como un mercancías y de milagro no le empitonó. Pero hablamos de un señor toro, largo, hecho, con cuajo. Y si con los pitones no pudo, lo arrolló con los cuartos traseros. Un golpe seco en la cara, como un derechazo de un peso pesado a uno mosca, que dejó completamente grogui al torero.

Ya de pie, recuperado a medias, lo lanceó con gusto a la verónica en un bonito quite. Con la muleta planteó una faena de más a menos. Comenzó sentado en el estribo y toreando con mucho gusto por la derecha. Tan a gusto estuvo que tardó una barbaridad en coger la zurda, tanto como para pasarse de faena y provocar la voltereta. Para colmo la espada cayó muy baja con lo que se esfumó el posible trofeo.

Con el quinto volvió a demostrar que torea de capote como el mejor. Lástima que en el último tercio el toro se le terminase muy pronto porque mientras duró dejó embestidas de lujo. Eso sí, con una tendencia constante a irse y el mérito de Mora estuvo en sujetarlo y sacarle lo poquito que tenía. El público, un pelín frío durante la faena, le dedicó una ovación.

El hombre del día, por diversos motivos, fue Joselillo. Por cómo estuvo, por el lote que sorteó, por cómo llegó al público... El tercero fue un pedazo de toro en todos los sentidos. De esos que descubren las verguenzas del que se pone delante como dude lo más mínimo. Un toro que no se cansó de embestir nunca, que no paró en ningún momento de buscar la muleta. Y qué bien se la puso Joselillo. Sin molestarlo nunca y dándole mucha distancia siempre. La estocada cayó algo baja pero el efecto fue fulminante y cortó una oreja.

Media Puerta Grande abierta y le tocó vérselas con el sexto. El mejor toro de la tarde y posiblemente de la Feria. Y otra vez lo entendió de maravilla el vallisoletano. Si fue bueno por la derecha, por la izquierda directamente de escándalo. Tanto que en el último tramo de la faena se confió el diestro y llegó la voltereta. Caida feísima, quedando a merced del toro que lo pateó una y otra vez y le dio una paliza tremenda. Se rehizo el torero y firmó unos pases de adorno de esos que calientan al público pamplonica. Se barruntaban las dos orejas pero quedaba matar al toro. Y ahí acusó Joselillo la paliza. Pinchazo tras pinchazo, como si se hubiese quedado sin resuello -luego supimos que tenías dos costillas rotas- no fue capaz de enterrar la espada. El posterior sainete con el descabello, al borde de los tres avisos, disipó toda posibilidad de premio.

viernes, 10 de julio de 2009

El triunfo de la mediocridad

Ya he leido hoy de todo a propósito de la muerte de Daniel Jimeno. Mayormente sandeces por parte del sector antitaurino, que habla de lo que no conoce. Daniel sabía a lo que se exponía, como todo el que alguna vez hemos corrido un encierro, como lo saben todos los toreros que se ponen delante. No sé a qué viene entonces el despliegue de golpes de pecho y de gilipolleces. Si a Daniel le hubiesen preguntado cómo prefería morir, si haciendo lo que le gustaba o en un accidente de coche volviendo de Pamplona a su Alcalá de Henares no tengo dudas de cuál hubiese sido su respuesta. Me vino a la cabeza una escena de la mejor serie que se ha rodado en España. Juncal va a visitar a su hija a la bodega donde trabaja y ésta le reprocha el que quiera quitar a su hermano de los toros. Habla del riesgo del torero y dice: esa muerte tiene que ser hermosa, señor Juncal, y usted se la quiere cambiar a Manolo por una puta angina de pecho. Pues eso.

La tragedia de la mañana marcó el inicio de la corrida. Impresionante el paseillo, con un minuto de silencio sólo roto por la música, precisamente El Silencio. Soprendente la reacción del público a la salida de Capuchino. Y emocionante Fandi brindando el toro al cielo. A partir de ahí, el granadino cortó una oreja gracias a la bullanguería habitual en banderillas y a una faena de muleta a favor del ambiente. Gran pitón izquierdo, por cierto. El cuarto pasó sin pena ni gloria, entre que el público estaba pendiente de la merienda y que el toro salió muy soso.

El lote bueno de la corrida de Jandilla se lo llevó Rubén Pinar. Cortó sendas orejas en dos faenas marca de la casa, esto es, haciendo el arco, sacando el culo, toreando con el pico y vaciando la embestida en la plaza del Castillo. Eso sí, al tercero lo mató de lujo, las cosas como son. Así que abrió la primera Puerta Grande de la feria para los toreros de a pie, pues Pablo Hermoso de Mendoza ya hizo lo propio el lunes. A mí, qué queréis que os diga, sigue sin gustarme este muchacho, pero ya anuncié hace más de un año que iba a funcionar, muy a pesar mío. Por cierto, que se llevó un buen susto al entrar a un quite. El toro se lo echó a los lomos y milagrosamente no hizo por él en el suelo.

Los mejores muletazos de la tarde, sin cortar orejas, los dio Matías Tejela en el quinto. Pero fueron eso mismo, muletazos sueltos, sin terminar de construir una faena consistente. Quizá si no le hubiesen sacudido tanto en el caballo el toro hubiese colaborado más. Lo enmendó a la hora de matar -soberbia la estocada- y calentó la petición del público, que se quedó en eso. Poco más o menos le ocurrió con el primero de su lote, el comienzo fue prometedor pero la cosa se fue apagando.

jueves, 9 de julio de 2009

Ventorrillo o pedorreta

Había avisado el toro en el capote, que por cierto manejó con garbo Manuel Jesús Cid, especialmente en un remate precioso. Había avisado el toro en banderillas y no esperó más. Fue ponerse el Cid con la muleta y al segundo pase el toro se fue derecho al muslo. Lo prendió a la altura de la rodilla y ya en el suelo la paliza fue de órdago. Y nos quedamos con las ganas de comprobar si el torero sevillano remontaba su mediocre temporada tras la esperanzadora faena del día 1 en Burgos.

Así que la cosa se quedó en un mano a mano entre Sebastián Castella y Jose María Manzanares, vamos que prometía. Pero qué va. La corrida de El Ventorrillo fue un festival de falta de fuerza y raza. Salvemos de la quema al sexto, al que Manzanares se empeñó en torear para afuera hasta aburrirlo. Y al quinto, con el que Castella estuvo bastante mejor que con el segundo pese a no cortar la oreja que sí le regalaron en aquel. El colmo fue lo del cuarto, que literalmente se echó a mitad de la faena. Toda una pedorreta a la bravura.

miércoles, 8 de julio de 2009

Aguilar no conecta

La oreja la cortó Antonio Barrera pero el que realmente estuvo hecho un tío fue Sergio Aguilar. No sé qué narices le pasa a este chico que no es capaz de conectar con los tendidos. Es como cuando te quedas sin cobertura en el teléfono móvil. Hablas y hablas pero como si no. Le ocurrió en Madrid y le volvió a pasar en Pamplona. Valor seco y un buen concepto del toreo deberían ser ingredientes suficientes pero está claro que no. Así que se tuvo que conformar con una vuelta al ruedo tras la faena al tercero, un toro de Cebada Gago con un buen pitón izquierdo pero con sus cositas. Y una auténtica prenda fue el sexto.

Peor fue lo de Francisco Marco. Entre que sus dos toros sacaron guasa y que el torero anda ayuno de técnica pasé un rato fatal, la verdad. Hubo errores garrafales de colocación que acentuaron los defectos de sus oponentes y el hombre pasó sin pena ni gloria, con tanta voluntad como desacierto.

El regalo de la tarde fue el que abrió plaza, un toro con el que Antonio Barrera, sin estar mal, debió estar mucho mejor. Variado con el capote, eso sí, pero manejando la muleta dio la impresión de que el de Cebada Gago daba más de sí. Lo mató bien y como decíamos al principio, cortó una oreja. O mejor, una orejita. El cuarto, directamente para olvidar.

martes, 7 de julio de 2009

Tendero suma y sigue


Cincuenta días después el blog vuelve a cobrar vida. El frenético ritmo de San Isidro me resultó incompatible con ocuparme de las niñas y cuando el tiempo empezaba a darme tregua, el inesperado fallecimiento de mi padre ocupó todos mis pensamientos. Pero precisamente por él me veo en la obligación de recuperar las crónicas, ahora que San Fermín nos regala un buen puñado de carteles. Ya no podremos hablar por teléfono y comentar la corrida pero allá donde está seguirá iluminándome y dándome ideas. Al fin y al cabo, si algo sé de esto se lo debo a él así que no encuentro mejor forma de recordarle que escribiendo sobre lo que más nos gustaba a los dos.

Dicho lo cual, y a pesar de que el toreo a caballo no es mi fuerte, he de decir que el domingo vi la mejor faena que recuerdo a Pablo Hermoso de Mendoza. Espectacular lo de los caballos del navarro, con especial mención a Caviar. También me gustó Sergio Galán, que acompañó al de Estella por la Puerta Grande. Por cierto, que leo en Burladero.com la estupenda noticia de que Pata Negra se recupera poco a poco del grave percance de Madrid.

Y por fin hoy llegó la primera corrida de a pie. Los toros de Alcurrucén, impresionantes por delante, como se espera en Pamplona. Otra cosa fue su comportamiento. Ni Luis Bolívar ni Salvador Cortés tuvieron su tarde. Al colombiano le molestó el vendaval con el que tuvo que lidiar a su primero. En otras circunstancias el toro le hubiese valido pero la cosa fue imposible. El cuarto sencillamente no tenía un pase. Salvador Cortés también se estrelló con su lote, a pesar de que puso toda la voluntad del mundo.

La tarde fue de Miguel Tendero. El albaceteño entró por la puerta de atrás sustituyendo a El Fundi y armó el taco. Cosa que me satisface especialmente, pues mi compadre blogero Jose Luis Valencia y un servidor apostamos por él ya desde novillero y nos está demostrando que tuvimos buen ojo.

Cierto es que tuvo en sus manos el mejor de la corrida, ese sexto, pero hay que valorarlo en su justa medida. Un tipo que ha tomado la alternativa hace un mes y pico y apenas ha toreado desde entonces se encuentra en Pamplona con un señor toro. Ingredientes perfectos para estrellarse pero Tendero tiene la moneda y como explicaba don Primitivo Sánchez Laso, el que la tiene la puede cambiar en cualquier momento.

Firme, sereno, poniendo la muleta en su sitio y tirando de la buena embestida del toro, Tendero construyó una faena maciza por ambos pitones, con susto incluido y rematada con un estoconazo. Y cortó una oreja de muchos kilates.