
Había abie

El caso es que Ponce anduvo fácil llevándolo a media altura y sacándole lo poco que tenía. Hubo petición de oreja pero la colocación de la estocada deshizo la posibilidad de premio.

Vicente Barrera se topó con otro ejemplar del mismo hierro, también justito de raza. Y entre eso, la falta de festejos del valenciano y que su toreo vertical nunca me ha emocionado se me hizo eterno el trasteo. Y llegó el huracán López.
Cierto es que tuvo el mejor, por no decir el único, toro de la tarde. Pero ya lo hemos dicho aquí muchas veces, que esos son precisamente los que descubren a los malos toreros. Ya avisó Julián López El Juli en el saludo de capote de que venía a por todas. Siguió construyendo su obra en un grandioso quite por chicuelinas, mezclado con un tafallera y rematado con una larga cordobesa preciosa. Pero donde dio de sí toda su dimensión el madrileño fue en la muleta.

Pudo incluso cortar otra en el sexto, al que le robó literalmente los muletazos. Un toro orientado, que le midió constantemente y al que El Juli ganó la pelea con las ganas de un novillero pero con la sabiduría de una figura. La estocada trasera -increible que enterrase la espada con un toro completamente encampanado- no fue suficiente y el sainete con el descabello disipó la posible oreja.
Del resto de la tarde, poco que contar. Ponce nada pudo hacer con el rebrincado cuarto y a Barrera el quinto se le echó a media faena. Inútiles los esfuerzos del matador y su cuadrilla por levantarlo, hubo que apuntillarlo allí mismo. Ahí fue donde decidió tirar por la borda el prestigio de Valencia y el suyo propio, pidiendo el sobrero. Peligroso precedente al que se debería poner coto. Que cortara una oreja paisanera con la plaza practicamente vacía y lloviendo a mares desluce aún más el gesto.
(Fotos: Burladero.com)
1 comentario:
Deseo leer todos los días tus comentarios y espero que haya muchas orejas. ¡Claro! merecidas.
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