sábado, 1 de julio de 2023

¡Agüita!



    Más del 80% de la sangre es agua. Un 70% de nuestra piel es agua, así como corazón, hígado y riñones. En el caso de los pulmones, el porcentaje sube al 85%. Y en los ojos, no lo vais a creer, la proporción es de un 90 ó 95%. De ahí, seguramente, lo de la mirada cristalina.

    El agua también es componente mayoritario de la Tierra, como bien sabréis los que habéis estudiado EGB. Hasta un 70% del planeta, que se distribuye de manera sorprendente: el 97% del agua se encuentra en los océanos, sólo el 2.5% es agua dulce y de esa cantidad, únicamente el 0.01% forma los ríos y lagos.

    Y os estaréis preguntando: ¿a qué viene este repentino fervor acuático del Alférez? Pues naturalmente, tiene su por qué, enseguida lo desvelamos. Pero dejadme que estire un poco más el misterio y demos otra vuelta a los dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno que nos tienen aquí entretenidos.

    El agua es omnipresente en nuestras vidas. La bebemos, la usamos para ducharnos, para cocinar, para regar plantas y huertos, El agua ha inspirado canciones míticas. Así a bote pronto, me vienen Smoke on the water (Deep Purple), Como el agua (Camarón de la Isla) o una preciosidad poco conocida del gran Antonio Vega: Agua de río (buscadla y me decís). Hay muchos tipos de agua: potable, dulce, salada o salobre, entre otros. Por cierto, salobre, qué bonita palabra, casi tanto como otra que también viene a cuento en nuestra historia de hoy: aguaducho. 

    Bueno, pues todo este periplo acuoso nos lleva al asunto primordial: tal día como hoy -y además literalmente, porque también era sábado- hace 23 años, dos personas se dieron el Sí, quiero en la Catedral Vieja de Salamanca. Una de ellas es éste que os escribe y según la taxonomía nupcial, ello se correspondería, efectivamente, con las Bodas de Agua.

    La analogía tiene su aquel. Se supone que después de tantos años, el matrimonio fluye y es transparente como el líquido que nos ocupa. Así que ya que estamos, después de 23 años me sale la expresión canaria: ¡agüita! 

    Y oye, que sí pero si no os importa, lo vamos a celebrar con un buen vino.



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