lunes, 18 de mayo de 2009

Delgado enamora

Ojito a este muchacho. Torea muy despacio, con un gusto exquisito, pero... O aprende a matar o se le van a escapar muchos triunfos. Ya dejó su sello en el saludo con el capote al tercero. Pero fue con la muleta donde enseñó la dimensión de su tauromaquia. Estatuarios para empezar y enseguida por abajo, una trincherilla y sendos cambios de mano. De cartel.

Le dio distancia y tiempo y de ahí salieron derechazos notables. Pero fue al natural donde la faena alcanzó el sobresaliente. A cámara lenta, templando la embestida y llevando embarcado al novillo de La Quinta. Una señora faena que merecía culminar la obra. Pero ahí falló Miguel Angel Delgado, que dio un auténtico mítin con la espada. Con el sexto, un sobrero de Jaral de la Mira, estuvo bien aunque en otro estilo, pues el novillo no tenía la clase de aquel. En lo que sí coindió fue en el desastre a espadas. No obstante, se le espera con interés.

El mexicano Mario Aguilar cargó con el peor, el quinto, que le dejó la cornada en cuanto se descuidó con la muleta. Aún herido lo puso todo de su parte pero sin lucimiento. Ya se había llevado un susto en un quite por chicuelinas al primero, primorosas, por cierto. Con el segundo tampoco tuvo opciones.

Todo lo contrario que Daniel Martín. El cuarto fue el otro bombón de la novillada pero ni supo ni pudo y se perdió en un recital de pases sin ton ni son. Tampoco dijo nada su labor en el que abrió plaza.

sábado, 16 de mayo de 2009

El tío la Vara

El tío la Vara es un superhéroe a contraestilo, que armado con la susodicha de fresno va repartiendo mandobles a diestro y siniestro en las posaderas de los que lo merecen. Hoy nos hubiera hecho falta el personaje creado por José Mota, la mitad del duo Cruz y Raya, para darle unos buenos azotes a uno que también lleva el Vara en el apellido.

Venir a Madrid, con la temporada sin resolver, que te salgan dos toros de orejas y que se vayan con ellas puestas es para hacérselo mirar. Eso exactamente es lo que le pasó a Sánchez Vara. Le tocó la primitiva en el sorteo con los dos mejores de la corrida de José Escolar. Dos toros para romperse con ellos, para poner la plaza patas arriba y liarla. Pues no, majete. Lejos de eso, lo que vimos fue pases despegadísimos, mucho pico de muleta y no sigo que me cabreo.

Por contraste, el que estuvo muy por encima de su lote fue Fernando Robleño. El primero se apagó muy pronto y al quinto le quitó las ideas asesinas con una faena de aliño por bajo después de jugársela sin cuento.

Y Rafaelillo anduvo en el término medio. Toreó más que bien al primero, muy bien colocado y corriendo la mano, pero cuando tenía al público en el bolsillo lo estropeó con la espada y el descabello. Y con el cuarto no hubo ocasión al lucimiento.

viernes, 15 de mayo de 2009

La insensibilidad de Madrid

Mi opinión sobre él la he dejado muy clara muchas veces pero por si acaso ahí va: banderillea completamente acelerado, a toro pasado y rematando con ese horroroso salto apoyándose en los palos. Y con la muleta probablemente sea de los más limitados del escalafón. Hablo de Antonio Ferrera, del que se puede decir todo eso y más si de sacarle defectos se trata. Pero lo que no se le puede negar es que siempre intenta agradar a su público -el aficionado es otra cosa- y que todo lo que le falta de técnica le sobra de pundonor.

Hoy el primer toro le pegó una cornada de esas que te dejan helado. Ver un pitón atravesar el muslo no es cosa baladí y lo normal hubiese sido que lo llevaran a la enfermería sin más preámbulos. Pero no quiso el torero, desde que José Tomás ha puesto de moda el Ecce Homo parece obligado, y continuó la faena mientras la sangre manaba pierna abajo a pesar del torniquete. Con verguenza torera sacó varias series de muletazos y lo mató más que decorosamente. Uno espera de una plaza como Madrid que tenga la suficiente sensibilidad como para darle mérito al asunto. Tampoco digo que le hagan dar la vuelta al ruedo, más que nada porque el pobre Ferrera no podía ni andar, pero chico, ni tanto ni tan calvo. Qué indiferencia, unas tibias palmitas, ¡qué indignación, qué pena de público, coño! Anda que si antes hablo ayer de la racha de cornadas...

A dos días de la suya reaparecía Luis Bolívar y no sé si sería por eso pero no se le vio con la frescura de otras veces. Algún pase suelto pero en ninguno de sus dos toros vimos continuidad en la faena. A pesar del esperanzador comienzo con el tercero, demasiadas dudas.

Y Matías Tejela fue el triunfador de la tarde, si atendemos al número de trofeos. Cortó una oreja al cuarto -el que mató por Ferrera- un sobrero de Fernando Peña que a la postre fue el mejor de la tarde. Faena que no me terminó de convencer, con demasiadas ventajas, toreando para afuera y estocada desprendida. También le tocó el mejor del hierro titular, Toros de Cortés, pero no supo estar a la altura.

jueves, 14 de mayo de 2009

Querer y poder

Querer y poder, conjugando esos dos verbos podemos resumir la tarde de hoy. Castella quiso y pudo. Morante quiso pero no pudo. Y Talavante ni quiso ni pudo. Veamos.

Sebastián Castella necesitaba un golpe de autoridad que lo devolviera al primer plano del escalafón y a fe que lo dió. Salió tocado de Sevilla pero recupera crédito en Madrid gracias a una actuación plena de ganas y poniéndo toda la carne en el asador que le valió la Puerta Grande. Generosa, eso sí, pero que le quiten lo bailado.

La primera oreja se la ganó con una faena inventada ante un manso de Garcigrande que no quería saber nada de muletas ni engaños. Y allí se puso Castella y a base de cabezonería y de colocación se los terminó dando. La estocada algo trasera pero fulminante. La petición no es que fuera mayoritaria pero el presidente sacó el pañuelo.

El quinto fue otra cosa, sobre todo por el pitón derecho. La faena arrancó con emoción: el torero en los medios, quieto como un poste. Se arrancó el toro alegre y con velocidad y llegó el pase cambiado. Escalofriante. Y aún dos más, sin moverse del sitio. Las primeras series por la derecha tuvieron largura y temple, con la virtud añadida de la distancia adecuada. Pero la faena bajó el diapasón cuando cogió la izquierda. Empeoró el toro y se contagió el torero. Volvió a la derecha pero era tarde. Donde antes hubo temple ahora llegaban enganchones e incluso desarmes. Entre eso, el empeño por alargar el trasteo y la estocada caida, creo que no era de oreja el asunto. Pero la plaza se empeñó y el francés encontró la llave para abrir la Puerta Grande.

El que quiso pero no pudo fue Morante de la Puebla. Con un lote infumable, hizo el mejor toreo de la tarde.Es increible el momento que vive este torero. Le da igual lo que tenga delante, él se pone como si fuese bueno y traga, traga, traga hasta que le termina sacando el pase. Y como se coloca en el sitio y encima tiene un gusto exquisito salen pases, sueltos porque el toro no permite otra cosa, pero de muchísimo mérito. ¡Ay el día que le salga uno que embista! Por cierto, que el cuarto propinó una cornada grave al banderillero Rafael Cuesta. Vaya Feria de enfermería llevamos, parece que alguien esté pasando factura por toda la suerte que hubo en Sevilla...

Y Talavante empieza a torear como habla. Balbuceando, a trompicones y no se le entiende nada. No tuvo lote pero tampoco se le vio por la labor.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Bolívar conquista Madrid

Hubo que esperar al último de la tarde pero valió la pena. Habíamos sufrido la indolencia de Juan Bautista con su noblote primero y su incapacidad ante el encastado cuarto. Habíamos padecido la tauromaquia, con perdón, de Fandi. Habíamos asistido al ni sí ni no sino todo lo contrario de Luis Bolívar con el deslucido tercero, uno de los tres de Marqués de Domecq que completó la corrida de Las Ramblas.

Y del hierro titular fue el toro de la tarde, y uno de los toros de la Feria. Ya se movió con clase en el capote, que manejó con gusto y susto - en un lance de remate le propinó una voltereta sin consecuencias- el colombiano Bolívar. Siguió dejando detalles de calidad en el caballo, sobre todo en el primer puyazo. Y llegó la faena de muleta.

Se fue Bolívar al centro y citó de lejos. Arrancó alegre el toro y respondió el torero con las zapatillas atornilladas a la arena y corriendo la mano con poderío, Gran serie por la derecha. Siguió por ese pitón y la faena tomó vuelo gracias a la codicia del toro en su embestida. En el remate de esa segunda serie cambió la muleta de mano y ese fue el error. Se quedó a mitad de pase, lo vió y lanzó el derrote. Y esta vez no se escapó: cornada de diez centímetros en el muslo.

No se inmutó Bolívar, se hizo hacer un torniquete y volvió a la faena. De nuevo series emocionantes por la derecha e incluso lo volvió a intentar por el pitón complicado antes de recetarle una estocada pelín caida pero ejecutada con mucha fe. La petición de oreja fue unánime y el trofeo, merecidísimo.

martes, 12 de mayo de 2009

Fandiño salva el naufragio

No hay por dónde cogerla. La corrida de José Luis Pereda admite todos los calificativos negativos que se os ocurran, incluso insultos. Así que tampoco me apetece mucho ponerme a rememorar semejante desastre.

Hay que destacar, eso sí, la buena labor de Iván Fandiño, que confirmaba alternativa. Sobre todo teniendo en cuenta el material que tuvo delante. Al de la confirmación -que fue el único que se medio dejó- le sacó las dos series que tenía antes de que se le apagara definitivamente. Pero donde estuvo hecho un tío fue en el sexto.

Un toraco de más de 600 kilos que por hechuras y comportamiento bien podría haberse colado en una de Miura. Y ahí se puso Fandiño, tragando e intentando darle muletazos como si fuese bueno. Hasta que en la enésima colada el toro le enganchó y se lo echó a los lomos. Demasiado poco la cornada en la mano que se llevó, pues el toro lo tuvo a merced en el suelo y no hizo por él. Ya en pie el torero, despachó al bicho con una señora estocada. Gana crédito Fandiño con esta actuación.

Tampoco me disgustaron algunos detalles de Morenito de Aranda, tanto con el capote como con la muleta, además de su disposición con un lote que no dio más de sí. Y Antonio Ferrera pasó las de Caín para matar al manso primero de su lote y padeció el capricho presidencial de mantener en el ruedo al cuarto, que no se tenía en pie.

lunes, 11 de mayo de 2009

Tendero apunta

Al terminar la novillada de Montealto nos acordábamos de lo que ocurrió el año pasado con este mismo hierro y las comparaciones son odiosas. Nada que ver la nobleza que derrochó el año pasado con la mansedumbre desesperante de éste. Verbigracia el segundo -un jabonero precioso de lámina- que mandó al hule al banderillero Gimeno Mora. El que estuvo hecho un tío con él fue Miguel Tendero, poniéndose en el sitio desde el principio e intentando y consiguiendo someterlo a base de mano baja. Faena importante y maciza del novillero albaceteño que no encontró eco en los tendidos. Empieza a preocupar esto de que Madrid no vea faenas que antes valían su peso en oro. Quizá si hubiese acertado con la espada la cosa hubiese sido distinta pero aún así, mereció otro premio que unas palmitas.

Poco más o menos le ocurrió con el quinto. El toro se le acabó muy pronto -de eso la culpa la tuvo la presidencia, que se empeñó en no conceder el cambio pese a llevar dos puyazos- pero le sacó lo poco que le quedaba. Volvió a incurrir en el mal uso de la espada, con el defecto añadido de pasarse de faena. No obstante, me sigue interesando este novillero.

Como me gustó la disposición de Javier Cortés con el tercero. Un cabrón con pintas de principio a fin, sobre todo por la izquierda. Pero ahí estuvo, tragándole y sacándole muletazos incluso por ese pitón, con el mérito de hacerlo en medio de un vendaval que lo descubría constantemente. El sexto fue un mulo al que ni queriendo se le sacaba un pase.

Y la cruz fue Jose Manuel Mas. No se acopló con el primero, quizá el más manejable, pese a un prometedor inicio. Y con el cuarto, que tampoco fue de lo peor, echó el rato en esquivar el viento.

domingo, 10 de mayo de 2009

Recitales... de despropósitos

Seis toros y seis silencios. Lo cuál debería dar que pensar a la terna porque a la corrida de Los Recitales le podemos poner defectos -fundamentalmente en cuanto a presentación- pero en conjunto estuvo muy por encima de los toreros.

Curro Díaz, que es torero con gusto, se pasó media faena del que abrió plaza buscando componer la figura. Y en ese intermedio se le acabó el toro, que tenía tanta nobleza como poca fuerza. Pedía otra receta pero ya digo, se le fue el rato en posturas. El recital con la espada, para olvidar. Con el cuarto pareció enmendar las cosas con alguna serie por la derecha, pero también se desinfló enseguida.

El gran perjudicado de la tarde fue el segundo toro. Un animal de escándalo, de los de poner la plaza boca abajo -y van unos cuantos sin aprovechar- al que un Iván Vicente desdibujado y sin ideas dejó marchar con las orejas puestas. De esas veces que es el toro el que le va marcando al torero los terrenos y los tiempos, mira, pónmela aquí que embisto, piérdeme un pasito que repito... Y ni por esas, dio el torero un recital de pases pero sin dar con la tecla. Con todo, lo malo no es que se le escapara ese señor toro sino que el quinto, un remiendo de Fernando Peña, sin ser tan bueno también tuvo sus cositas. Y tampoco estuvo a la altura.

Ambel Posada tuvo el otro bombón de la corrida. Y tampoco. Sin apretarse con él, toreando por las afueras, con algunos momentos de mérito, sí, pero por debajo del toro. El sexto fue el lunar de la corrida comparado con lo que había salido por chiqueros pero tampoco podemos decir que Posada pusiera toda la carne en el asador.

sábado, 9 de mayo de 2009

La Cuellina triunfa


"Tengo a la plaza en contra", declaró el incapaz al término de la corrida. A la plaza, a los espíritus de Belmonte, Joselito y Manolete, y a las asociaciones de consumidores si tomasen cartas en el asunto. Tuvo delante un toro de Puerta Grande y tapó su incapacidad -al César lo que es del César- con la estocada, perdiendo la muleta, sí, pero de correcta ejecución y fulminantes efectos

Decíamos ayer que Madrid no parece Madrid y esa oreja que hoy le han regalado al Capea, más conocido por el niño del Niño, pone a las Ventas a la altura de una plaza de cuarta. Un toro de escándalo, alegre en la embestida, repetidor, con un pitón derecho para reventar la Feria... Y le fue a tocar al tío más incapaz que hay en el escalafón. Incapaz pero, reconozcámoslo, revolucionario. La tauromaquia del siglo XXI le debe un lugar en la historia al inventor de la cuellina, técnica aportada por el incomprendido diestro consistente en acompañar las embestidas con el cuello, en una suerte de forzada tortícolis. Ahora nos parece antiestético, incluso horroroso, pero también se reían de Dalí y ahí lo tienes. El futuro, amigos, es la cuellina.

Si al mejor le hizo putada en vez de faena, no perderemos tiempo en explicar lo que ocurrió con su lote. Sólo apuntar que el tercero era otro bombón por la derecha y el último, con sus cositas, también tenía faena. Porque ese toro de triunfo gordo estaba sorteado para Miguel Abellán y fue a caer en manos del incapaz, merced a la cogida sufrida por el diestro madrileño en su primero. Había empezado Abellán de rodillas en el mismo centro del ruedo, poniendo de su parte lo que no tenía el de Salvador Domecq. Y en una de esas, mientras lo intentaba torear, ¡zas!, derrote seco y cornada de quince centímetros por detrás de la rodilla. Herido y todo, aún tuvo arrestos para matarlo antes de pasar a la enfermería.

David Mora, que confirmaba alternativa, anduvo muy dispuesto toda la tarde. Se fue a portagayola a por el de la confirmación, un toro que embistió en la muleta rebrincado y echando las manos por delante. Con el quinto, un sobrero de Fernando Peña, se lució en un quite por chicuelinas. El toro, el peor de la tarde, tenía un trago. No se arrugó Mora y se puso siempre en el sitio, queriendo sacarle lo poco que tenía.

viernes, 8 de mayo de 2009

Aguilar contra la indiferencia

Está raro el público de Madrid. Cualquier otro año le hubiesen pegado una ovación a Sergio Aguilar y el pobre hombre salió a silencio por toro. No lo merecía, desde luego, o al menos así lo vi yo. Expuso con su primero, bajándole la mano a un animal nada claro, que terminó por tirarle un derrote a la cara del que escapó de milagro. Y volvió a estar muy firme con el que cerró plaza, con idéntico, o mejor nulo, eco en los tendidos. Inexplicable.

Antonio Barrera tragó el peor lote de una deslucida corrida de Gerardo Ortega, que sólo se salvó por lo astifino de su estampa. Anduvo decoroso Barrera y al contrario que en otras ocasiones, creo que no se le puede pedir más de lo que dio con semejante suerte en el sorteo.

Y el vallisoletano Leandro, no terminó de encontrar la medida al tercero, pese a dejar alguna serie de mérito por la izquierda, y es que dio la sensación de que el toro daba más de sí.

Nada que ver con el otro de su lote, un remiendo de Sepúlveda, manso y brutote a más no poder. Lo intentó el pucelano y se llevó una fea voltereta como triste premio.

jueves, 7 de mayo de 2009

Déjà vu isidril

La tarde arrancó con sabor valenciano. Se celebraba el octogésimo séptimo aniversario de la muerte del diestro Manuel Granero, al que aquel Pocapena del Duque de Veragua quitó la vida un 7 de mayo de 1922. Inevitablemente me acordé de D. Primitivo Sánchez Laso, maestro de aficionados salmantinos. Su padre estaba muy unido al diestro levantino y a don Primitivo se le humedecían los ojos cada vez que hablaba del diestro.

Pero además se guardó un minuto de silencio por el reciente fallecimiento de otro paisano de Granero, el banderillero Manolillo de Valencia, un personaje de los que ya no quedan, que en el tramo final de su vida encontró el aliciente en el apoderamiento de Luis Vilches.

Para explicar lo que dio de sí la primera de Feria podríamos copiar casi al dedillo la crónica del año pasado. Misma ganadería y casi que los mismos resultados. Si exceptuamos el sexto, el único con un puntito de nobleza que permitió a Emilio de Justo cortar una orejita. Y digo orejita porque la faena destacó por contraste con la mediocridad del resto de la tarde pero tampoco fue para volverse loco. Tampoco es cuestión de exigir a un torero que apenas tiene oportunidades como si fuese un primera figura, pero lo cierto es que pudo estar un poco menos despegadillo y apretarse más con el toro, No obstante, dejó detalles interesantes y se tiró a matar con mucha fe.

En el primero de su lote llegó a capotear hasta tres toros: el titular, un sobrero de Moisés Fraile también devuelto y un ejemplar de Ana María Cascón para olvidar.

El resto de la corrida de Martelilla, como digo, en la línea del año pasado. Eugenio de Mora lo intentó en su primero pero encontró nula colaboración. Quizá en otros terrenos el toro hubiese sido otra cosa pero se empeñó en hacer faena en los medios y ahí se le terminó muy pronto. Con el cuarto no ganó para sustos. Ya en banderillas apretó una barbaridad y a la muleta llegó dando cabezazos y revolviéndose a cada intento de muletazo. Al menos los mató a la primera a ambos.

Joselillo tardó en acoplarse con el segundo pero le acabó por sacar lo poco que tenía. El toro era un regalo que acabó por ponerle los pitones en el pecho. No merecía otra cosa que la estocada en los blandos que le arreó. Con el quinto también puso voluntad, desde el pase cambiado por la espalda de inicio hasta la habilidosa estocada, pero el toro, en la línea de la tarde, no dio más de sí.

domingo, 3 de mayo de 2009

Magistral Fundi


Corrida rara de Miura para cerrar la Feria. Uno espera otra cosa y resulta que salieron incluso nobles. La excepción fue un sobrero de El Serrano, sexto bis, que le tiró dos cornadas con muy mala uva a Javier Valverde, una al pecho y otra al muslo. Afortunadamente no le alcanzó.

Eso sí, la miurada fue un escaparate de pelos bonitos. El primero del lote de Valverde, un sardo precioso pero sin chispa alguna al que despachó de un estoconazo. Mala suerte del salmantino con el lote hoy.

El que estuvo cumbre pese a no tocar pelo fue el Fundi. Hizo bueno a su primero, en una faena de esas que no llega al gran público pero que el buen aficionado saber ver y valorar. Sólo el manejo de la espada le dejó sin lo que hubiera sido una trabajada oreja.

Más mérito aún tuvo su labor con el cuarto, un bonito castaño que en otras manos no hubiese dado más de sí. Fundi tiró de magisterio y poco a poco, a base de consentirlo mucho, de sobarlo con la muleta y de ponerse en los terrenos idóneos en cada momento, le fue robando muletazos hasta construir series de categoría con el toro entregado. Otra vez la espada le dejó sin trofeos pero con la sensación de estar muy por encima de su lote. Maestro.

El que sí tocó pelo fue Juan José Padilla. Probablemente la vez que mejor he visto torear -o mejor, la primera vez que he visto torear- al jerezano. Lo cual tiene un mérito relativo visto el oponente que le correspondió. Un berrendo nobilísimo, con un gran pitón izquierdo, al que Padilla tardó en ver. Cuando por fin le cogió el aire dejó los mentados pases que no le había visto en la vida. Le apretó el toro al entrar a matar y llegó a encunarlo, pero sin consecuencias. La estocada casi entera aunque tendida le sirvió para cortar la última oreja de la Feria.

Otra cosa fue su primer toro. Tuvo el mérito Padilla de lucirlo en el caballo, donde el Miura nos regaló dos arrancadas lejanas. Galopó que daba gusto en banderillas aunque con poca fuerza y claro, conociendo el numerito que monta Padilla, que los deja derrengados, ahí se terminó el toro. Entre la escasez de fuerzas y la nulidad del torero, el animal se dedicó a defenderse y no hubo lugar a más.

sábado, 2 de mayo de 2009

Qué buen vasalllo...

Ya es desgracia. La mejor corrida de la Feria y va a caer en el cartel del prejubilado, el heredero batracio y el gominas. ¡Qué pelotazo de Moisés Fraile! Los toros de El Pilar se fueron con una buena colección de orejas al desolladero por obra y gracia de la incapacidad de la terna. Este es un hierro que me trae muy buenos recuerdos, tanto por los tentaderos a los que he asistido como por la amabilidad de los ganaderos. Así que me alegro infinito de la corrida que han echado, encima jugando en campo contrario. ¡Salamanca al poder!

El prejubilado llevaba más de tres lustros sin aparecer por Sevilla y hoy se demostró por qué. Y mira que la plaza le recibió con una ovación que invitaba a pensar en empresas más grandes. Pero por no hacer ni siquiera banderilleó a ninguno de sus dos toros, que es quizá lo único que ha hecho con cierto decoro en su dilatada carrera. Por lo demás, en su línea. Pasito atrás con el capote y con la muleta despegado y nerviosito. No es que su lote fuese lo mejor de la tarde pero si la cara es el espejo del alma no podemos decir que Esplá estuviese por la labor. O eso, o se había tragado un bote de pepinillos en vinagre antes del paseillo. Uno se acordaba de la despedida de Pepín Liria el año pasado en esta misma plaza y las comparaciones son odiosas. Así es que tanta gloria lleve como descanso deja.

El heredero batracio, sin embargo, cambió el bote de pepinillos por un Red Bull o así. Si los trajes de luces fuesen como las camisetas de los equipos de fútbol no hay duda de que al Cordobés lo patrocinaría alguna marca de dentífrico. No paró de sonreir en toda la tarde, pero la pregunta es ¿de qué coño se ríe? Porque manda huevos que te toquen los dos toros que tuvo y no fuese capaz de construir una faena medianamente decente. Un lote de Puerta del Príncipe, de montar un escándalo sin precedentes. ¿Y qué ofreció el Cordobés? Pues un recital de medios pases, de recorrer todo el ruedo a merced del toro y de salto de la rana. En Sevilla.

Y lo peor es que Sevilla le pidió las orejas. Daba verguenza ajena, cuando la realización se centraba en los tendidos. Hordas de premenopáusicas con sobredosis de estrógenos gritando ¡torero, torero! y ¡guapo, guapo! Qué horror. Aquello no era la Maestranza, era una plaza de cuarta. Y ese quinto toro hartándose a embestir, con el morro por el suelo y el otro dando mantazos y descojonándose. Y no quiero hacer más sangre porque es un tío que me cae bien. Tan buena gente como incapaz para esta profesión.

Y para completar el cuadro flamenco, el gominas. Otro caso digno de estudio junto a Finito de Córdoba. Bien mirado, sus carreras son paralelas. Ambos se caracterizan por su destoreo, su infinita capacidad para dejarse ir toros de triunfo y por su única faena de mención: casarse con sus respectivas. Javier Conde naufragó con dos toros que pelearon en varas como pocos en esta Feria. Y ni supo ni pudo estar a la altura de sus dos oponentes. No se le movió un pelo, eso sí.

Así es que acabada la corrida me acordaba de aquella cita del Cantar de Mio Cid: qué buen vasallo si hubiese buen señor.

viernes, 1 de mayo de 2009

Ay, Tejela


Que estuvo bien, de acuerdo. Que debió estar mejor, sin duda. Matías Tejela tuvo hoy la oportunidad de dar un puñetazo encima de la mesa y se limitó a dar una palmadita. Veamos.

Su primero era un toro de orejas, al que se lidió pésimamente y aún así ofreció buen comportamiento en la muleta. Pero entre la errada elección de terrenos para plantear la faena y las dudas del diestro se le fue el rato. Paradójicamente, con el sexto estuvo mejor Tejela y eso que era bastante más complicado. Faena emocionante, rematada con una estocada entera pero defectuosa de colocación, que le valió una oreja.

El resto de la corrida de Fuente Ymbro, hierro que debutaba en la Maestranza, dejó bastante que desear. Tanto toros como toreros. Antonio Ferrera anduvo bullanguero con las banderillas, abusando de ese particular y antiestético modo de colgarse de los palos y levantarse metro y medio del suelo.

Y Salvador Vega pasó por allí...