jueves, 14 de mayo de 2009

Querer y poder

Querer y poder, conjugando esos dos verbos podemos resumir la tarde de hoy. Castella quiso y pudo. Morante quiso pero no pudo. Y Talavante ni quiso ni pudo. Veamos.

Sebastián Castella necesitaba un golpe de autoridad que lo devolviera al primer plano del escalafón y a fe que lo dió. Salió tocado de Sevilla pero recupera crédito en Madrid gracias a una actuación plena de ganas y poniéndo toda la carne en el asador que le valió la Puerta Grande. Generosa, eso sí, pero que le quiten lo bailado.

La primera oreja se la ganó con una faena inventada ante un manso de Garcigrande que no quería saber nada de muletas ni engaños. Y allí se puso Castella y a base de cabezonería y de colocación se los terminó dando. La estocada algo trasera pero fulminante. La petición no es que fuera mayoritaria pero el presidente sacó el pañuelo.

El quinto fue otra cosa, sobre todo por el pitón derecho. La faena arrancó con emoción: el torero en los medios, quieto como un poste. Se arrancó el toro alegre y con velocidad y llegó el pase cambiado. Escalofriante. Y aún dos más, sin moverse del sitio. Las primeras series por la derecha tuvieron largura y temple, con la virtud añadida de la distancia adecuada. Pero la faena bajó el diapasón cuando cogió la izquierda. Empeoró el toro y se contagió el torero. Volvió a la derecha pero era tarde. Donde antes hubo temple ahora llegaban enganchones e incluso desarmes. Entre eso, el empeño por alargar el trasteo y la estocada caida, creo que no era de oreja el asunto. Pero la plaza se empeñó y el francés encontró la llave para abrir la Puerta Grande.

El que quiso pero no pudo fue Morante de la Puebla. Con un lote infumable, hizo el mejor toreo de la tarde.Es increible el momento que vive este torero. Le da igual lo que tenga delante, él se pone como si fuese bueno y traga, traga, traga hasta que le termina sacando el pase. Y como se coloca en el sitio y encima tiene un gusto exquisito salen pases, sueltos porque el toro no permite otra cosa, pero de muchísimo mérito. ¡Ay el día que le salga uno que embista! Por cierto, que el cuarto propinó una cornada grave al banderillero Rafael Cuesta. Vaya Feria de enfermería llevamos, parece que alguien esté pasando factura por toda la suerte que hubo en Sevilla...

Y Talavante empieza a torear como habla. Balbuceando, a trompicones y no se le entiende nada. No tuvo lote pero tampoco se le vio por la labor.

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