

Hay que destacar, eso sí, la buena labor de Iván Fandiño, que confirmaba alternativa. Sobre todo teniendo en cuenta el material que tuvo delante. Al de la confirmación -que fue el único que se medio dejó- le sacó las dos series que tenía antes de que se le apagara definitivamente. Pero donde estuvo hecho un tío fue en el sexto.
Un toraco de más de 600 kilos que por hechuras y comportamiento bien podría haberse colado en una de Miura. Y ahí se puso Fandiño, tragando e intentando darle muletazos como si fuese bueno. Hasta que en la enésima colada el toro le enganchó y se lo echó a los lomos. Demasiado poco la cornada en la m

Tampoco me disgustaron algunos detalles de Morenito de Aranda, tanto con el capote como con la muleta, además de su disposición con un lote que no dio más de sí. Y Antonio Ferrera pasó las de Caín para matar al manso primero de su lote y padeció el capricho presidencial de mantener en el ruedo al cuarto, que no se tenía en pie.
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