jueves, 24 de diciembre de 2009

Navidad sin ti

Van a ser las primeras Navidades sin mi padre. Hasta hace unos días no tenía ganas de fiesta pero hablando con mi madre la otra tarde me recordó una frase que él repetía mucho: "deberían quitar la Semana Santa y poner otra Navidad". Y es que estas fechas le volvían loco. Yo creo que mi padre tenía algo de patriarca gitano, pues se le veía disfrutar con todos alrededor que sólo le faltaba el bastón y el gorro. En realidad creo que todos nosostros tenemos algo de clan, como me dijo una vez Quique.

Y sí, qué narices, tengo ganas de Navidad porque mi padre disfrutaba en estos días como ningún otro. Sobre todo con los niños. Así que por ellos, haremos todo lo que su abuelo nos enseñó. Dentro de un rato iré a buscar los centollos que a él tanto le gustaban; alguien tendrá que abrir por él la botella de Moet & Chandon que mi hermano ya ha comprado; y alguien tendrá que darle al "play" del CD para que no dejen de sonar los villancicos.

Porque mi padre sigue vivo y lo va a seguir estando.

martes, 17 de noviembre de 2009

Dudas alakranas


Bien, ya está. Los marineros, afortunadamente libres, ya navegan al encuentro de sus familias. Parece entonces que podemos abandonar la prudencia que exigía recientemente Rodríguez y expresarnos con libertad. Y surgen las preguntas.

¿Hay diseñado un plan para ir a por los piratas o nuestro ejército va a seguir haciendo labores de ONG? ¿Qué partida del Concierto Vasco será destinada a sufragar el gasto (ya que colgamos la ikurriña lo suyo es pagar la ronda, las chulerías o se tienen hasta el final o no se tienen)?¿Hay previsto ya qué impuesto vamos a subir para comenzar a recaudar para el próximo rescate? ¿Alguien en el PP será capaz de articular una crítica o seguirán poniendo la otra mejilla cuando a ellos les monten el pollo antes, durante y después de cualquier Perejil?

Hale, ya podéis llamarme demagogo, facha y demás calificativos al uso.

domingo, 23 de agosto de 2009

Gigante Urdiales

Lo que salió por chiqueros para cerrar la feria no era normal. Pedazo de toro, alto, grande, enorme, desproporcionado. Pero el gigante en realidad no fue el toro sino el torero que se puso delante. Me gusta el concepto de toreo de este Diego Urdiales, que para empezar tiene valor para dar y tomar. De otra forma no se concibe que trague lo que tragó, que la cornada le rondara varias veces y ni se inmutase. Pero es que además los quiere torear bien, sin importarle que sea bueno o malo.

Y no era el toro para florituras pero a él le dio igual, se fajó con él y terminó por meterlo en la muleta. Y para postre se tiró a matar como un león entre esos escalofriantes pitones y se cobró una estocada de muchísimo mérito. Así que la oreja que paseó probablemente sea la de más peso de toda la feria. Pobre Semana Grande, por cierto.

Del resto de la corrida de Victorino poco que decir, salvo que el único potable cayó en manos de Juan José Padilla. Y claro, nada de nada. Tiene un problema este hombre y es que cuando le sacas del guión anda como un pulpo en un garaje. Lo del barullo en banderillas y andar valentón con toros mediocres lo domina pero en cuanto hay que ponerse a torear de verdad la jodimos.

José Luis Moreno entró en el cartel sustituyendo a El Fundi y no desentonó. Sobre todo en su primero, al que toreó bien de capote. Con la muleta le faltó continuidad aunque dejó pases de mérito fundamentalmente con la mano izquierda.

jueves, 20 de agosto de 2009

Morante detiene el tiempo

No engaña a nadie, al menos a los que le seguimos con devoción. El segundo toro no valía un duro y Morante no se paró en florituras, a por la espada y a otra cosa, mariposa. Y la bronca fue de órdago, exagerada a mi parecer. Quizá el castigo en el caballo fuese excesivo y eso encendiera al público, pero no creo que hubiese que montar semejante follón. Morante, que no engaña a nadie, insisto, aguantó el chaparrón y se fumó un puro, literalmente. Esa liturgia del habano entre toro y toro surte efecto y de qué manera.

Salió el quinto, con mucho mejor fondo, y el ruedo de Vistalegre cambió el habitual gris por una sinfonía de colores en los vuelos del capote de Morante. Y los pitos se tornaron oles en su mayoría, salvo una hooligan de Ponce se que pasó toda la faena berreando en lugar de disfrutar del mejor toreo de la tarde. O del único. Porque la faena de muleta de Morante, de más a menos, bien es verdad, tuvo momentos mágicos, con pases que parecían a cámara lenta, pasándose el toro bien cerquita, embraguetándose con él y perfumando el ruedo con los aromas de torero antiguo a los que nos tiene acostumbrados el de la Puebla. Falló a espadas y perdió una oreja que, creo, le hubiesen pedido con fuerza. Salvo la borrega poncista, claro, que más le valdría analizar las fotos y ver cómo se pasan el toro el uno y el otro.

Hablemos de Ponce. En el primero no estuvo ni bien ni mal, que casi es lo peor. Pegó muletazos a diestro y siniestro pero sin decir nada, para afuera, aliviándose, ventajista... En Ponce, vaya. Y con el cuarto más de lo mismo. Ya lo he dicho alguna vez, que me parece una versión corregida de Espartaco, idénticas trampas pero mucho más plástico, que dicen ahora. Me gusta el Ponce del miércoles, que se inventa un toro tirando de recursos pero me aburre el Ponce que emplea sistemáticamente esos recursos con el bueno, el regular y el malo. Eso sí, Bilbao le quiere y eso se nota. Por cierto, que tiene un problema serio con la espada, cuatro toros en esta feria y a los cuatro los ha pinchado. Y por cierto, en los cuatro ha escuchado aviso, con esa manía suya de hacer faenas de 80 muletazos.

Y el que no levanta cabeza, y bien que lo siento, es el Cid. Incapaz de sujetar el genio del tercero, que se movió y de qué manera. En otro tiempo a ese toro le hubiese hecho una faena de las de recordar pero anda el de Salteras con el sitio perdido y le desbordó la casta del toro. Mejoró algo con el sexto, un precioso ejemplar de mi admirado José Miguel Arroyo, Joselito, que debutaba como ganadero en Bilbao y dejó buenas sensaciones. La corrida en general, sin ser de escándalo tuvo su interés para el aficionado. Ese sexto anunciaba fatigas a la hora de la estocada por sus tremendos pitones y así fue. Salió trompicado el Cid y la espada cayó malamente, haciendo guardia.

lunes, 27 de julio de 2009

Leyendas urbanas

El fin de semana en el pueblo ha sido una desconexión total. Ni el móvil tiene cobertura, ni hay acceso a internet, la tranquilidad es total y la situación es ideal para dedicarse a la lectura. Y en la maleta iba la última criatura de un tal Tomás Hijo, al que tengo el gusto de conocer y con el que he tenido el placer de trabajar y compartir muy buenos ratos en nuestra etapa universitaria: El libro negro de las leyendas urbanas, los bulos y los rumores maliciosos.

La cosa va de esas historias que muchas veces hemos oido y te queda la duda de si serán verdad o mentira. Muchas las conocía pero también muchas me han resultado sorprendentes. Aclaro que no llevo comisión (salvo unas cañas que me ha prometido el autor por otro tema) pero el libro se lee solito y te saca más de una sonrisa.

Así que ahora que se acercan las vacaciones para muchos aquí queda la recomendación del día, que no todo van a ser Los hombres con cerillas en corrientes de aire con chicas que amaban a la reina de las gasolinas, o memez análoga.

domingo, 12 de julio de 2009

Rafaelillo fue don Rafael

Pudo hacer historia Rafaelillo pero cuando lo tenía en la mano, la espada emborronó una obra llamada a figurar en la historia de estos sanfermines. Faena muy importante a un toro muy importante, ese quinto de Miura. Faena muy de Pamplona, con ese inicio de rodillas pero llevándolo perfectamente toreado. Luego llegaron series muy de verdad con la derecha, bajando mucho la mano y templando la embestida, excelente embestida, del toro de Zahariche. De modo que Rafaelillo, que ya había estado hecho un tío en el segundo, se transformó en don Rafael. Porque el toro fue bueno, sí, pero había que estar delante y ahí quería yo ver a más de una presunta figura. Tenía la puerta grande entreabierta pero no pudo ser. Se tiró a matar con toda la fe del mundo pero la espada cayó baja. Tanto como para dejar cojo al toro y tener que descabellarlo sin más. Penosa estampa final para una obra bellísima.

El resto de la corrida de Miura se saldó con cuatro silencios. Juan José Padilla recogió el favor de las peñas al final del paseillo y se lo devolvió con su repertorio: largas cambiadas y exhibición atlética en banderillas. Tampoco su lote dio para más.

Ermitaño había sido el protagonista del encierro y quiso volver a serlo en la plaza. Le correspondió su lidia a Jesús Millán y a punto estuvo de llevárselo por delante en los primeros capotazos. A partir de ahí fue un pulso constante entre el toro queriendo coger a todo lo que se ponía delante y el torero y subalternos escapando de él. Tampoco tuvo suerte el diestro maño con el sexto, otra mala bestia que no tuvo un pase.

sábado, 11 de julio de 2009

Joselillo roza la gloria

Un inciso antes de comentar la corrida y perdón por el exabrupto: iros a tomar por culo. Me refiero a esa caterva de pseudoperiodistas que en todo el año no prestan atención a la fiesta de los toros salvo que haya cogidas, cuanto más sangrientas mejor. Iros a la mierda, con La Noria de Telecinco abriendo el cortejo. Que asquito dais, recreandoos en la muerte de Daniel y abriendo debates tan demagógicos como inoportunos.

A lo nuestro. Arrancaba el paseillo y le comentaba a Olga mi mosqueo con la ganadería. No recuerdo la frase exacta pero el resumen es que no daba un duro por lo de Dolores Aguirre. Y metí la pata hasta el corvejón. ¡Qué corrida, señores! La presentación, como se esperaba, tremenda. Pero donde me dio en toda la boca la ganadera fue en el comportamiento. Con genio, con su puntito de mansedumbre pero de esa que rompe a bueno. Y sobre todo ese sexto toro, una máquina de embestir. Pero vayamos por partes.

Serafín Marín necesita una profunda reflexión sobre su futuro en esta profesión. Vale que ha toreado muy poco esta temporada pero no se puede estar con esa abulia delante de los toros. Vale también que tuvo el peor lote pero no es excusa. El que abrió plaza nos hizo concebir esperanzas en un primer puyazo larguísimo y en buen sitio a cargo de Manuel Molina. Pero en el segundo cantó la gallina. Y no digamos en banderillas donde cortó una barbaridad con susto incluido en el tercer par. Aun así brindó al público el torero catalán y el caso es que el toro no tenía mal son, sobre todo por el izquierdo. Pero las dudas de Marín hicieron que se acabara pronto lo poquito que tenía. Con el cuarto, al que masacraron en varas, no supo por dónde meterle mano. Un toro muy soso pero sin comerse a nadie con el que evidenció el torero su tremendo bache.

Todo lo contrario ocurrió con David Mora. Su tarjeta de presentación fue irse a la puerta de chiqueros a recibir a su primer toro. Ya sabéis que no me gusta nada esa suerte, no guarda proporción el riesgo con el resultado artístico, pero en estamos en Pamplona y aquí quizá se valore más eso que un buen natural. El caso es que se hincó de rodillas Mora, salió el toro como un mercancías y de milagro no le empitonó. Pero hablamos de un señor toro, largo, hecho, con cuajo. Y si con los pitones no pudo, lo arrolló con los cuartos traseros. Un golpe seco en la cara, como un derechazo de un peso pesado a uno mosca, que dejó completamente grogui al torero.

Ya de pie, recuperado a medias, lo lanceó con gusto a la verónica en un bonito quite. Con la muleta planteó una faena de más a menos. Comenzó sentado en el estribo y toreando con mucho gusto por la derecha. Tan a gusto estuvo que tardó una barbaridad en coger la zurda, tanto como para pasarse de faena y provocar la voltereta. Para colmo la espada cayó muy baja con lo que se esfumó el posible trofeo.

Con el quinto volvió a demostrar que torea de capote como el mejor. Lástima que en el último tercio el toro se le terminase muy pronto porque mientras duró dejó embestidas de lujo. Eso sí, con una tendencia constante a irse y el mérito de Mora estuvo en sujetarlo y sacarle lo poquito que tenía. El público, un pelín frío durante la faena, le dedicó una ovación.

El hombre del día, por diversos motivos, fue Joselillo. Por cómo estuvo, por el lote que sorteó, por cómo llegó al público... El tercero fue un pedazo de toro en todos los sentidos. De esos que descubren las verguenzas del que se pone delante como dude lo más mínimo. Un toro que no se cansó de embestir nunca, que no paró en ningún momento de buscar la muleta. Y qué bien se la puso Joselillo. Sin molestarlo nunca y dándole mucha distancia siempre. La estocada cayó algo baja pero el efecto fue fulminante y cortó una oreja.

Media Puerta Grande abierta y le tocó vérselas con el sexto. El mejor toro de la tarde y posiblemente de la Feria. Y otra vez lo entendió de maravilla el vallisoletano. Si fue bueno por la derecha, por la izquierda directamente de escándalo. Tanto que en el último tramo de la faena se confió el diestro y llegó la voltereta. Caida feísima, quedando a merced del toro que lo pateó una y otra vez y le dio una paliza tremenda. Se rehizo el torero y firmó unos pases de adorno de esos que calientan al público pamplonica. Se barruntaban las dos orejas pero quedaba matar al toro. Y ahí acusó Joselillo la paliza. Pinchazo tras pinchazo, como si se hubiese quedado sin resuello -luego supimos que tenías dos costillas rotas- no fue capaz de enterrar la espada. El posterior sainete con el descabello, al borde de los tres avisos, disipó toda posibilidad de premio.

viernes, 10 de julio de 2009

El triunfo de la mediocridad

Ya he leido hoy de todo a propósito de la muerte de Daniel Jimeno. Mayormente sandeces por parte del sector antitaurino, que habla de lo que no conoce. Daniel sabía a lo que se exponía, como todo el que alguna vez hemos corrido un encierro, como lo saben todos los toreros que se ponen delante. No sé a qué viene entonces el despliegue de golpes de pecho y de gilipolleces. Si a Daniel le hubiesen preguntado cómo prefería morir, si haciendo lo que le gustaba o en un accidente de coche volviendo de Pamplona a su Alcalá de Henares no tengo dudas de cuál hubiese sido su respuesta. Me vino a la cabeza una escena de la mejor serie que se ha rodado en España. Juncal va a visitar a su hija a la bodega donde trabaja y ésta le reprocha el que quiera quitar a su hermano de los toros. Habla del riesgo del torero y dice: esa muerte tiene que ser hermosa, señor Juncal, y usted se la quiere cambiar a Manolo por una puta angina de pecho. Pues eso.

La tragedia de la mañana marcó el inicio de la corrida. Impresionante el paseillo, con un minuto de silencio sólo roto por la música, precisamente El Silencio. Soprendente la reacción del público a la salida de Capuchino. Y emocionante Fandi brindando el toro al cielo. A partir de ahí, el granadino cortó una oreja gracias a la bullanguería habitual en banderillas y a una faena de muleta a favor del ambiente. Gran pitón izquierdo, por cierto. El cuarto pasó sin pena ni gloria, entre que el público estaba pendiente de la merienda y que el toro salió muy soso.

El lote bueno de la corrida de Jandilla se lo llevó Rubén Pinar. Cortó sendas orejas en dos faenas marca de la casa, esto es, haciendo el arco, sacando el culo, toreando con el pico y vaciando la embestida en la plaza del Castillo. Eso sí, al tercero lo mató de lujo, las cosas como son. Así que abrió la primera Puerta Grande de la feria para los toreros de a pie, pues Pablo Hermoso de Mendoza ya hizo lo propio el lunes. A mí, qué queréis que os diga, sigue sin gustarme este muchacho, pero ya anuncié hace más de un año que iba a funcionar, muy a pesar mío. Por cierto, que se llevó un buen susto al entrar a un quite. El toro se lo echó a los lomos y milagrosamente no hizo por él en el suelo.

Los mejores muletazos de la tarde, sin cortar orejas, los dio Matías Tejela en el quinto. Pero fueron eso mismo, muletazos sueltos, sin terminar de construir una faena consistente. Quizá si no le hubiesen sacudido tanto en el caballo el toro hubiese colaborado más. Lo enmendó a la hora de matar -soberbia la estocada- y calentó la petición del público, que se quedó en eso. Poco más o menos le ocurrió con el primero de su lote, el comienzo fue prometedor pero la cosa se fue apagando.

jueves, 9 de julio de 2009

Ventorrillo o pedorreta

Había avisado el toro en el capote, que por cierto manejó con garbo Manuel Jesús Cid, especialmente en un remate precioso. Había avisado el toro en banderillas y no esperó más. Fue ponerse el Cid con la muleta y al segundo pase el toro se fue derecho al muslo. Lo prendió a la altura de la rodilla y ya en el suelo la paliza fue de órdago. Y nos quedamos con las ganas de comprobar si el torero sevillano remontaba su mediocre temporada tras la esperanzadora faena del día 1 en Burgos.

Así que la cosa se quedó en un mano a mano entre Sebastián Castella y Jose María Manzanares, vamos que prometía. Pero qué va. La corrida de El Ventorrillo fue un festival de falta de fuerza y raza. Salvemos de la quema al sexto, al que Manzanares se empeñó en torear para afuera hasta aburrirlo. Y al quinto, con el que Castella estuvo bastante mejor que con el segundo pese a no cortar la oreja que sí le regalaron en aquel. El colmo fue lo del cuarto, que literalmente se echó a mitad de la faena. Toda una pedorreta a la bravura.

miércoles, 8 de julio de 2009

Aguilar no conecta

La oreja la cortó Antonio Barrera pero el que realmente estuvo hecho un tío fue Sergio Aguilar. No sé qué narices le pasa a este chico que no es capaz de conectar con los tendidos. Es como cuando te quedas sin cobertura en el teléfono móvil. Hablas y hablas pero como si no. Le ocurrió en Madrid y le volvió a pasar en Pamplona. Valor seco y un buen concepto del toreo deberían ser ingredientes suficientes pero está claro que no. Así que se tuvo que conformar con una vuelta al ruedo tras la faena al tercero, un toro de Cebada Gago con un buen pitón izquierdo pero con sus cositas. Y una auténtica prenda fue el sexto.

Peor fue lo de Francisco Marco. Entre que sus dos toros sacaron guasa y que el torero anda ayuno de técnica pasé un rato fatal, la verdad. Hubo errores garrafales de colocación que acentuaron los defectos de sus oponentes y el hombre pasó sin pena ni gloria, con tanta voluntad como desacierto.

El regalo de la tarde fue el que abrió plaza, un toro con el que Antonio Barrera, sin estar mal, debió estar mucho mejor. Variado con el capote, eso sí, pero manejando la muleta dio la impresión de que el de Cebada Gago daba más de sí. Lo mató bien y como decíamos al principio, cortó una oreja. O mejor, una orejita. El cuarto, directamente para olvidar.

martes, 7 de julio de 2009

Tendero suma y sigue


Cincuenta días después el blog vuelve a cobrar vida. El frenético ritmo de San Isidro me resultó incompatible con ocuparme de las niñas y cuando el tiempo empezaba a darme tregua, el inesperado fallecimiento de mi padre ocupó todos mis pensamientos. Pero precisamente por él me veo en la obligación de recuperar las crónicas, ahora que San Fermín nos regala un buen puñado de carteles. Ya no podremos hablar por teléfono y comentar la corrida pero allá donde está seguirá iluminándome y dándome ideas. Al fin y al cabo, si algo sé de esto se lo debo a él así que no encuentro mejor forma de recordarle que escribiendo sobre lo que más nos gustaba a los dos.

Dicho lo cual, y a pesar de que el toreo a caballo no es mi fuerte, he de decir que el domingo vi la mejor faena que recuerdo a Pablo Hermoso de Mendoza. Espectacular lo de los caballos del navarro, con especial mención a Caviar. También me gustó Sergio Galán, que acompañó al de Estella por la Puerta Grande. Por cierto, que leo en Burladero.com la estupenda noticia de que Pata Negra se recupera poco a poco del grave percance de Madrid.

Y por fin hoy llegó la primera corrida de a pie. Los toros de Alcurrucén, impresionantes por delante, como se espera en Pamplona. Otra cosa fue su comportamiento. Ni Luis Bolívar ni Salvador Cortés tuvieron su tarde. Al colombiano le molestó el vendaval con el que tuvo que lidiar a su primero. En otras circunstancias el toro le hubiese valido pero la cosa fue imposible. El cuarto sencillamente no tenía un pase. Salvador Cortés también se estrelló con su lote, a pesar de que puso toda la voluntad del mundo.

La tarde fue de Miguel Tendero. El albaceteño entró por la puerta de atrás sustituyendo a El Fundi y armó el taco. Cosa que me satisface especialmente, pues mi compadre blogero Jose Luis Valencia y un servidor apostamos por él ya desde novillero y nos está demostrando que tuvimos buen ojo.

Cierto es que tuvo en sus manos el mejor de la corrida, ese sexto, pero hay que valorarlo en su justa medida. Un tipo que ha tomado la alternativa hace un mes y pico y apenas ha toreado desde entonces se encuentra en Pamplona con un señor toro. Ingredientes perfectos para estrellarse pero Tendero tiene la moneda y como explicaba don Primitivo Sánchez Laso, el que la tiene la puede cambiar en cualquier momento.

Firme, sereno, poniendo la muleta en su sitio y tirando de la buena embestida del toro, Tendero construyó una faena maciza por ambos pitones, con susto incluido y rematada con un estoconazo. Y cortó una oreja de muchos kilates.

lunes, 18 de mayo de 2009

Delgado enamora

Ojito a este muchacho. Torea muy despacio, con un gusto exquisito, pero... O aprende a matar o se le van a escapar muchos triunfos. Ya dejó su sello en el saludo con el capote al tercero. Pero fue con la muleta donde enseñó la dimensión de su tauromaquia. Estatuarios para empezar y enseguida por abajo, una trincherilla y sendos cambios de mano. De cartel.

Le dio distancia y tiempo y de ahí salieron derechazos notables. Pero fue al natural donde la faena alcanzó el sobresaliente. A cámara lenta, templando la embestida y llevando embarcado al novillo de La Quinta. Una señora faena que merecía culminar la obra. Pero ahí falló Miguel Angel Delgado, que dio un auténtico mítin con la espada. Con el sexto, un sobrero de Jaral de la Mira, estuvo bien aunque en otro estilo, pues el novillo no tenía la clase de aquel. En lo que sí coindió fue en el desastre a espadas. No obstante, se le espera con interés.

El mexicano Mario Aguilar cargó con el peor, el quinto, que le dejó la cornada en cuanto se descuidó con la muleta. Aún herido lo puso todo de su parte pero sin lucimiento. Ya se había llevado un susto en un quite por chicuelinas al primero, primorosas, por cierto. Con el segundo tampoco tuvo opciones.

Todo lo contrario que Daniel Martín. El cuarto fue el otro bombón de la novillada pero ni supo ni pudo y se perdió en un recital de pases sin ton ni son. Tampoco dijo nada su labor en el que abrió plaza.

sábado, 16 de mayo de 2009

El tío la Vara

El tío la Vara es un superhéroe a contraestilo, que armado con la susodicha de fresno va repartiendo mandobles a diestro y siniestro en las posaderas de los que lo merecen. Hoy nos hubiera hecho falta el personaje creado por José Mota, la mitad del duo Cruz y Raya, para darle unos buenos azotes a uno que también lleva el Vara en el apellido.

Venir a Madrid, con la temporada sin resolver, que te salgan dos toros de orejas y que se vayan con ellas puestas es para hacérselo mirar. Eso exactamente es lo que le pasó a Sánchez Vara. Le tocó la primitiva en el sorteo con los dos mejores de la corrida de José Escolar. Dos toros para romperse con ellos, para poner la plaza patas arriba y liarla. Pues no, majete. Lejos de eso, lo que vimos fue pases despegadísimos, mucho pico de muleta y no sigo que me cabreo.

Por contraste, el que estuvo muy por encima de su lote fue Fernando Robleño. El primero se apagó muy pronto y al quinto le quitó las ideas asesinas con una faena de aliño por bajo después de jugársela sin cuento.

Y Rafaelillo anduvo en el término medio. Toreó más que bien al primero, muy bien colocado y corriendo la mano, pero cuando tenía al público en el bolsillo lo estropeó con la espada y el descabello. Y con el cuarto no hubo ocasión al lucimiento.

viernes, 15 de mayo de 2009

La insensibilidad de Madrid

Mi opinión sobre él la he dejado muy clara muchas veces pero por si acaso ahí va: banderillea completamente acelerado, a toro pasado y rematando con ese horroroso salto apoyándose en los palos. Y con la muleta probablemente sea de los más limitados del escalafón. Hablo de Antonio Ferrera, del que se puede decir todo eso y más si de sacarle defectos se trata. Pero lo que no se le puede negar es que siempre intenta agradar a su público -el aficionado es otra cosa- y que todo lo que le falta de técnica le sobra de pundonor.

Hoy el primer toro le pegó una cornada de esas que te dejan helado. Ver un pitón atravesar el muslo no es cosa baladí y lo normal hubiese sido que lo llevaran a la enfermería sin más preámbulos. Pero no quiso el torero, desde que José Tomás ha puesto de moda el Ecce Homo parece obligado, y continuó la faena mientras la sangre manaba pierna abajo a pesar del torniquete. Con verguenza torera sacó varias series de muletazos y lo mató más que decorosamente. Uno espera de una plaza como Madrid que tenga la suficiente sensibilidad como para darle mérito al asunto. Tampoco digo que le hagan dar la vuelta al ruedo, más que nada porque el pobre Ferrera no podía ni andar, pero chico, ni tanto ni tan calvo. Qué indiferencia, unas tibias palmitas, ¡qué indignación, qué pena de público, coño! Anda que si antes hablo ayer de la racha de cornadas...

A dos días de la suya reaparecía Luis Bolívar y no sé si sería por eso pero no se le vio con la frescura de otras veces. Algún pase suelto pero en ninguno de sus dos toros vimos continuidad en la faena. A pesar del esperanzador comienzo con el tercero, demasiadas dudas.

Y Matías Tejela fue el triunfador de la tarde, si atendemos al número de trofeos. Cortó una oreja al cuarto -el que mató por Ferrera- un sobrero de Fernando Peña que a la postre fue el mejor de la tarde. Faena que no me terminó de convencer, con demasiadas ventajas, toreando para afuera y estocada desprendida. También le tocó el mejor del hierro titular, Toros de Cortés, pero no supo estar a la altura.

jueves, 14 de mayo de 2009

Querer y poder

Querer y poder, conjugando esos dos verbos podemos resumir la tarde de hoy. Castella quiso y pudo. Morante quiso pero no pudo. Y Talavante ni quiso ni pudo. Veamos.

Sebastián Castella necesitaba un golpe de autoridad que lo devolviera al primer plano del escalafón y a fe que lo dió. Salió tocado de Sevilla pero recupera crédito en Madrid gracias a una actuación plena de ganas y poniéndo toda la carne en el asador que le valió la Puerta Grande. Generosa, eso sí, pero que le quiten lo bailado.

La primera oreja se la ganó con una faena inventada ante un manso de Garcigrande que no quería saber nada de muletas ni engaños. Y allí se puso Castella y a base de cabezonería y de colocación se los terminó dando. La estocada algo trasera pero fulminante. La petición no es que fuera mayoritaria pero el presidente sacó el pañuelo.

El quinto fue otra cosa, sobre todo por el pitón derecho. La faena arrancó con emoción: el torero en los medios, quieto como un poste. Se arrancó el toro alegre y con velocidad y llegó el pase cambiado. Escalofriante. Y aún dos más, sin moverse del sitio. Las primeras series por la derecha tuvieron largura y temple, con la virtud añadida de la distancia adecuada. Pero la faena bajó el diapasón cuando cogió la izquierda. Empeoró el toro y se contagió el torero. Volvió a la derecha pero era tarde. Donde antes hubo temple ahora llegaban enganchones e incluso desarmes. Entre eso, el empeño por alargar el trasteo y la estocada caida, creo que no era de oreja el asunto. Pero la plaza se empeñó y el francés encontró la llave para abrir la Puerta Grande.

El que quiso pero no pudo fue Morante de la Puebla. Con un lote infumable, hizo el mejor toreo de la tarde.Es increible el momento que vive este torero. Le da igual lo que tenga delante, él se pone como si fuese bueno y traga, traga, traga hasta que le termina sacando el pase. Y como se coloca en el sitio y encima tiene un gusto exquisito salen pases, sueltos porque el toro no permite otra cosa, pero de muchísimo mérito. ¡Ay el día que le salga uno que embista! Por cierto, que el cuarto propinó una cornada grave al banderillero Rafael Cuesta. Vaya Feria de enfermería llevamos, parece que alguien esté pasando factura por toda la suerte que hubo en Sevilla...

Y Talavante empieza a torear como habla. Balbuceando, a trompicones y no se le entiende nada. No tuvo lote pero tampoco se le vio por la labor.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Bolívar conquista Madrid

Hubo que esperar al último de la tarde pero valió la pena. Habíamos sufrido la indolencia de Juan Bautista con su noblote primero y su incapacidad ante el encastado cuarto. Habíamos padecido la tauromaquia, con perdón, de Fandi. Habíamos asistido al ni sí ni no sino todo lo contrario de Luis Bolívar con el deslucido tercero, uno de los tres de Marqués de Domecq que completó la corrida de Las Ramblas.

Y del hierro titular fue el toro de la tarde, y uno de los toros de la Feria. Ya se movió con clase en el capote, que manejó con gusto y susto - en un lance de remate le propinó una voltereta sin consecuencias- el colombiano Bolívar. Siguió dejando detalles de calidad en el caballo, sobre todo en el primer puyazo. Y llegó la faena de muleta.

Se fue Bolívar al centro y citó de lejos. Arrancó alegre el toro y respondió el torero con las zapatillas atornilladas a la arena y corriendo la mano con poderío, Gran serie por la derecha. Siguió por ese pitón y la faena tomó vuelo gracias a la codicia del toro en su embestida. En el remate de esa segunda serie cambió la muleta de mano y ese fue el error. Se quedó a mitad de pase, lo vió y lanzó el derrote. Y esta vez no se escapó: cornada de diez centímetros en el muslo.

No se inmutó Bolívar, se hizo hacer un torniquete y volvió a la faena. De nuevo series emocionantes por la derecha e incluso lo volvió a intentar por el pitón complicado antes de recetarle una estocada pelín caida pero ejecutada con mucha fe. La petición de oreja fue unánime y el trofeo, merecidísimo.

martes, 12 de mayo de 2009

Fandiño salva el naufragio

No hay por dónde cogerla. La corrida de José Luis Pereda admite todos los calificativos negativos que se os ocurran, incluso insultos. Así que tampoco me apetece mucho ponerme a rememorar semejante desastre.

Hay que destacar, eso sí, la buena labor de Iván Fandiño, que confirmaba alternativa. Sobre todo teniendo en cuenta el material que tuvo delante. Al de la confirmación -que fue el único que se medio dejó- le sacó las dos series que tenía antes de que se le apagara definitivamente. Pero donde estuvo hecho un tío fue en el sexto.

Un toraco de más de 600 kilos que por hechuras y comportamiento bien podría haberse colado en una de Miura. Y ahí se puso Fandiño, tragando e intentando darle muletazos como si fuese bueno. Hasta que en la enésima colada el toro le enganchó y se lo echó a los lomos. Demasiado poco la cornada en la mano que se llevó, pues el toro lo tuvo a merced en el suelo y no hizo por él. Ya en pie el torero, despachó al bicho con una señora estocada. Gana crédito Fandiño con esta actuación.

Tampoco me disgustaron algunos detalles de Morenito de Aranda, tanto con el capote como con la muleta, además de su disposición con un lote que no dio más de sí. Y Antonio Ferrera pasó las de Caín para matar al manso primero de su lote y padeció el capricho presidencial de mantener en el ruedo al cuarto, que no se tenía en pie.

lunes, 11 de mayo de 2009

Tendero apunta

Al terminar la novillada de Montealto nos acordábamos de lo que ocurrió el año pasado con este mismo hierro y las comparaciones son odiosas. Nada que ver la nobleza que derrochó el año pasado con la mansedumbre desesperante de éste. Verbigracia el segundo -un jabonero precioso de lámina- que mandó al hule al banderillero Gimeno Mora. El que estuvo hecho un tío con él fue Miguel Tendero, poniéndose en el sitio desde el principio e intentando y consiguiendo someterlo a base de mano baja. Faena importante y maciza del novillero albaceteño que no encontró eco en los tendidos. Empieza a preocupar esto de que Madrid no vea faenas que antes valían su peso en oro. Quizá si hubiese acertado con la espada la cosa hubiese sido distinta pero aún así, mereció otro premio que unas palmitas.

Poco más o menos le ocurrió con el quinto. El toro se le acabó muy pronto -de eso la culpa la tuvo la presidencia, que se empeñó en no conceder el cambio pese a llevar dos puyazos- pero le sacó lo poco que le quedaba. Volvió a incurrir en el mal uso de la espada, con el defecto añadido de pasarse de faena. No obstante, me sigue interesando este novillero.

Como me gustó la disposición de Javier Cortés con el tercero. Un cabrón con pintas de principio a fin, sobre todo por la izquierda. Pero ahí estuvo, tragándole y sacándole muletazos incluso por ese pitón, con el mérito de hacerlo en medio de un vendaval que lo descubría constantemente. El sexto fue un mulo al que ni queriendo se le sacaba un pase.

Y la cruz fue Jose Manuel Mas. No se acopló con el primero, quizá el más manejable, pese a un prometedor inicio. Y con el cuarto, que tampoco fue de lo peor, echó el rato en esquivar el viento.

domingo, 10 de mayo de 2009

Recitales... de despropósitos

Seis toros y seis silencios. Lo cuál debería dar que pensar a la terna porque a la corrida de Los Recitales le podemos poner defectos -fundamentalmente en cuanto a presentación- pero en conjunto estuvo muy por encima de los toreros.

Curro Díaz, que es torero con gusto, se pasó media faena del que abrió plaza buscando componer la figura. Y en ese intermedio se le acabó el toro, que tenía tanta nobleza como poca fuerza. Pedía otra receta pero ya digo, se le fue el rato en posturas. El recital con la espada, para olvidar. Con el cuarto pareció enmendar las cosas con alguna serie por la derecha, pero también se desinfló enseguida.

El gran perjudicado de la tarde fue el segundo toro. Un animal de escándalo, de los de poner la plaza boca abajo -y van unos cuantos sin aprovechar- al que un Iván Vicente desdibujado y sin ideas dejó marchar con las orejas puestas. De esas veces que es el toro el que le va marcando al torero los terrenos y los tiempos, mira, pónmela aquí que embisto, piérdeme un pasito que repito... Y ni por esas, dio el torero un recital de pases pero sin dar con la tecla. Con todo, lo malo no es que se le escapara ese señor toro sino que el quinto, un remiendo de Fernando Peña, sin ser tan bueno también tuvo sus cositas. Y tampoco estuvo a la altura.

Ambel Posada tuvo el otro bombón de la corrida. Y tampoco. Sin apretarse con él, toreando por las afueras, con algunos momentos de mérito, sí, pero por debajo del toro. El sexto fue el lunar de la corrida comparado con lo que había salido por chiqueros pero tampoco podemos decir que Posada pusiera toda la carne en el asador.