martes, 24 de agosto de 2010

Joselito vuelve a triunfar

Fue uno de mis toreros cuando estaba en activo y va camino de repetir como figura de los ganaderos. ¡Vaya corrida mandó Joselito a Bilbao! A excepción del primero, todos tuvieron su puntito y alguno, como el segundo y el sexto, su puntazo. Pero vamos por partes.

El único borrón de la tarde ganadera fue el que abrió plaza. Y con esa suerte que últimamente se gasta Morante en los sorteos, claro, le fue a tocar a él. Muy flojo de salida, no permitó lucir con el capote. Yo creo que en otra plaza lo hubieran devuelto al corral pero esto es Bilbao. Así que el de la Puebla tuvo que ver como se le echaba nada más comenzar la faena de muleta y ponerse de enfermero. También creo que en otro tiempo se habría ido a por la espada pero estamos ante la madurez de un torero que cada día va a más y sacó agua de un pozo seco. Faltó la emoción, por la nula calidad del astado, pero sobró temple para dejar pases sueltos de gran nota, sobre tdo al natural. La historia de la faena se resumió en la hora de entrar a matar. El toro completamente parado y el torero intentando cruzarse. Lo cazó a la tercera.

Sebastián Castella tuvo uno de los dos toros de la tarde. Daba gusto verlo arrancarse al caballo, de lejos, galopando. Ya anunciaba lo que iba a venir. Castella estuvo elegante en un quite por chicuelinas pero yo seguía fijándome en el toro. Muy alegre en banderillas por los dos pitones, tengo puesto en mis notas, y muy bien Javier Ambel llevándolo a una mano hasta el burladero. Y llegó lo que me temía. Castella es un digno seguidor de Ponce, en lo que yo llamo el aspecto fotocopia de las faenas. Da igual lo que tenga delante, un día le sueltan un pavo real y empezará la faena con un pase cambiado por la espalda. Es tan previsible como aburrido. Con ese galope que cantaba el toro, yo me acordaba de César Rincón cuando reventó Madrid. Eso es empezar una faena, monsieur Sebastian. Cuando se puso a torearlo, el toro se comía la muleta y repetía y repetía y repetía. Castella tuvo la virtud inicial de darle distancia pero siempre, que puta manía, vaciando la embestida para las afueras. Y cuando, en su faena fotocopia, acortó las distancias el toro protestó y llegaron los enganchones y los desarmes. Muy mal el francés, que desafinó ante la condición de Musiquero, que así se llamó el toro. Mató de media atravesada e inexplicablemente, salvo que el tendido estuviese poblado de franceses, le pidieron la oreja. Afortunadamente, el palco supo estar a la altura.

Leandro entró en el cartel sustituyendo a Cayetano y eso que salimos ganando. Brindó al publico su primer toro, y tras un elegante tanteo por bajo se lo llevó al centro. Un torrente de casta que pedía distancia y mano baja. Con lo primero empezó acertando el vallisoletano pero se le notó la falta de festejos. No obstante, cuando atinó con los ingredientes dejó alguna serie muy interesante. El problema vino al final, porque entrando a matar con el brazo encogido era de cajón el recital de pinchazos.

De nuevo el sorteo le fue esquivo a Morante con el cuarto. Tampoco le dejó saludar con el capote como nos tiene acostumbrados, aunque hubo un quite con tres verónicas a pies juntos y una media, ¡ay la media! El comienzo de faena de muleta, precioso, con ayudados por alto. Luego sacó petróleo de una embestida muy rebrincada pero él se ponía como si fuera bueno. En este caso, muy por encima del toro Morante, dio los mejores muletazos de la tarde. Esta faena sí era de oreja, si no es por que la estocada quedó un pelín desprendida.

La única nota que tengo de la actuación de Castella en el quinto es anodino. Toro y torero. Ninguno de los dos quiso, en el caso del francés supongo que le estaría remordiendo la conciencia después de declarar que el segundo era un manso encastado. Vuelve a estar fuera de sitio este muchacho.

Y vamos con la otra joya de la corona, el sexto. Saludó Miguel Martín después de un gran par, preludio de lo que vendría. Buen inicio de Leandro, el toro va larguísmo por el derecho, haciendo el avión. Ahora sí acertó a bajar la mano y aunque hubo pases de gran mérito faltó la serie redonda. Por la izquierda bajó algo el tono pero también respondió el toro. Pronto volvió a la derecha y continuó el recital de bravura. Muy torera la serie final con ayudados por bajo ... y el drama. Cuando tenía en la mano solucionar la temporada con un triunfo gordo, la cruz de la espada.

Y ya son muchas las que se le han ido a Leandro.

lunes, 23 de agosto de 2010

Sólo Luque

Durante tres años seguidos tuve la oportunidad de asistir a la Feria de Bilbao y quedé atrapado para siempre por esa plaza de arena ceniza y esa afición que aprecia detalles que en otros lugares pasan desapercibidos. Añoro los pasillos del Ercilla o del Carlton antes y después de la corrida, auténticos parques temáticos de la tauromaquia. Y aunque ahora no puedo escaparme a disfrutar de esa Semana Grande, al menos la televisión amortigua este síndrome de abstinencia que me martiriza a finales de agosto. Me engancho a la Feria con la resaca de la grave cogida de Sergio Aguilar el domingo, afortunadamente solucionada por los médicos.

Corrida de Fuente Ymbro, bien presentada, con kilos, pero sosa hasta decir basta a excepción del sexto. El Fandi anduvo en tono menor, que ya es decir. Ni siquiera en banderillas, su único punto fuerte por ser generosos, tuvo su tarde. Con el material que le correspondió era como pedirle peras al olmo que diera un pase.

A Miguel Angel Perera lo encontré apagadillo, como si se hubiese contagiado del color del ruedo bilbaino. Firmó dos faenas tan largas como planas, muy en las cercanías pero sin transmitir nada por la sosería de sus oponentes. Todo lo contrario que su banderillero, Joselito Gutiérrez. Sucedió en el segundo de la tarde, cuando al tratar de cuadrar el primer par el toro lo prendió de manera trágica por el pecho levantándolo un trecho del suelo. Ya cayendo, un segundo derrote seco fue a parar al muslo y dio con los huesos del torero de plata bruscamente en el suelo. Allí dio el Fandi su mejor pase de la tarde, tras quitarle el toro a punta de capote. Conmocionado Joselito, se lo querían llevar para adentro pensando que llevaba tabaco pero, pasado el mareo del golpe, se empeñó en poner su segundo par. Desmonterado, con la cara aún demacrada por el trastazo, se fue a por el toro, que le esperó y le apretó una barbaridad. Aguantó el trago y dejó el par con torería. De esa que algunos reivindicamos aunque no vista de oro y su nombre no aparezca en los carteles. Por cierto, que Luis Mariscal, otro miembro de esa cofradía se recupera del gravísimo percance de la semana pasada.

Lo mejor de la tarde lo puso Daniel Luque. En el primero de su lote estuvo tan ventajista como acostumbra -maldita tauromaquia moderna, que ha consagrado el uso del pico de la muleta- si exceptuamos un quite por chicuelinas. Pero en el sexto, el único toro potable de la tarde, hay que reconocer que estuvo bien. Empezó también perfilero pero en cuanto descubrió el pitón izquierdo del toro la cosa tomó otros vuelos. Hubo naturales muy limpios y hondos, incluso recuperó por dos veces el cartucho de pescao de su paisano Pepe Luis Vázquez. Con la espada no anduvo fino y el premio se quedó en una vuelta al ruedo.

martes, 10 de agosto de 2010

La historia de Alfredo


Alfredo tiene once años y un desparpajo que asusta. Además, canta como los ángeles, que a ver quién es el guapo de nosotros que se atreve en un karaoke con Nino Bravo y no lo destroza. Alfredo es paraguayo y padece osteogénesis imperfecta, una enfermedad de la que igual has oído hablar si te digo que son los llamados niños de cristal. Pero lo mejor que tiene Alfredo son sus padres, un matrimonio que, cuando diagnosticaron la enfermedad a sus hijos -el pequeño Nicolás, de 4 años, también la padece- le echaron un par de huevos a la vida y movieron Roma con Santiago hasta conseguir traerlos a España para tratarlos. Hasta entonces, la vida de los críos se reducía a padecer una fractura, acudir a urgencias, escayola y a casa. Y así hasta la próxima vez. Y como las desgracias nunca vienen solas, a la cuarta visita alguien pensó que aquello no era normal y dio parte a la fiscalía por presuntos malos tratos. Imagina lo que tiene que haber pasado esa famila.

Lo consiguieron. Nicolás apenas tiene problemas, pues le cogieron a tiempo. Alfredo camina con cierta dificultad pero camina, algo impensable hace unos años. El tratamiento consiste básicamente en implantarles un clavo telescópico que se va extendiendo a medida que el hueso crece y le proporciona la estabilidad que la enfermedad le quita. En el Hospital de Getafe, uno de los mayores expertos mundiales en la enfermedad, el doctor Jose Ignacio Parra, obró el milagro.

Pero no se conformaron con eso. El padre de Alfredo decidió que en Paraguay habían quedado muchos niños que merecían la suerte de sus hijos y se propuso llevar el máximo de ayuda posible. La providencia hizo que se cruzara su vida con la de Juan José Márquez y empezó a gestarse algo precioso. El doctor Márquez dirige la Fundación que lleva su nombre y que se dedica a canalizar ayuda médica fundamentalmente hacia África. Conozco de primera mano su labor y te aseguro que ésta es impresionante.

Entre las muchas actividades que la Fundación organiza están diversas galas benéficas a lo largo del verano en Barco de Ávila, localidad natal del doctor Márquez y de mi madre. Y así fue que anoche, en una de ellas, tuve la oportunidad de conocer personalmente a Alfredo y a su familia y de escuchar de su boca su historia. Y te la cuento porque, como dijo Juanjo, hay mucha gente invisible que necesita hacerse notar para que se conozcan sus problemas y así poder aportar soluciones. Ayer la entrada nos costó 5 euros. Con ese dinero se vacunará de paludismo a dos niños en Costa de Marfil. Casi da vergüenza decirlo, con lo que nos gastamos en gilipolleces a lo largo del día.

Así que si quieres colaborar, te garantizo que el dinero está bien empleado y que llega a su destino en forma de ayuda. En la página web hay mucha más información. Pincha aquí

(Foto: Fundación Juan José Márquez)

martes, 13 de julio de 2010

Catarata de sensaciones

Es como si fuera un sueño y me da miedo despertar en cualquier momento. Pero no, ya han pasado las horas suficientes para ir asumiendo que durante los próximos cuatro años vamos a mirar por encima del hombro a Brasil, a Italia, a Francia, a Alemania o a Inglaterra. Casi nada.

El domingo amanecí tranquilo pero a medida que iban pasando las horas el cosquilleo en el estómago se iba haciendo mayor. Una sensación parecida a la que tenía justo antes de entrar a un examen en la Facultad. Y llegaron las ocho y media de la tarde y el tiempo, que hasta ese momento parecía que no corría, se pasó volando. Catarata de sensaciones.

Primero de indignación, con el rival y con el impresentable arbitraje. Luego de confianza en los nuestros porque estaban haciendo lo que mejor saben. Dije en la fase de grupos que teníamos que morir con nuestra idea y así estaba siendo. Y por fin el extasis. Iniestaxis, como tituló un periódico brasileño.

Lo que vino después es imposible describirlo con palabras. Desde la grandeza de Iniesta, acordándose de Dani Jarque, al beso de Casillas y Carbonero, las llamadas de gente querida nada más terminar el partido y rematando con la celebración de ayer en Madrid.

Y por encima de todo, un hombre, un paisano que hace que los salmantinos nos sintamos aún más orgullosos de serlo: Vicente del Bosque. Por si no tenía motivos para ganarme, tengo clavada una imagen, la mirada de cariño que le dirige a su hijo Álvaro ayer en la Moncloa. Tuve la suerte de compartir el trabajo que hacen las asociaciones de Síndrome de Down y sé de primera mano cómo son esos chicos y cómo son los que les rodean. Y don Vicente no engaña.

Hay un artículo de Ignacio Camacho hoy en ABC que lo clava. Si Florentino Pérez y Jorge Valdano tuviesen un mínimo de dignidad estarían hoy convocando una rueda de prensa para pedir disculpas por cómo lo echaron del Real Madrid y anunciando su dimisión. El tiempo, qué gran verdad, pone a todos en su sitio.

miércoles, 7 de julio de 2010

Regate a la historia

Mi primer recuerdo se remonta a Argentina 78. Cardeñosa. Llegó España 82 y la volvimos a cagar. México 86 y el penalti de Eloy. En Italia 90 Yugoslavia nos bajó de la nube. Estados Unidos 94 y el capullo de Tassotti. Francia 98 y la cagada de Zubi ante Nigeria. Corea 2002 y el infausto Al Ghandour. Alemania 2006 y el gran Zidane. Y siempre igual.
Pero hoy ha cambiado la historia. En realidad empezó a cambiar hace dos años pero esto es mucho más grande. Como dice mi amigo Tomi, ahora se apunta al carro mucha gente pero en esa travesía del desierto hemos estado cuatro gatos, los mismos que ahora nos pellizcamos para creernos que el domingo España va a jugar la final del Mundial.

Mi hija mayor me veía llorar y no se lo explicaba. Claro, para ella o para mi sobrino Javier, que España gane una Eurocopa, o el Mundial de Basket es algo normal, han nacido con ello. Llevan toda la vida, su corta vida, viéndolo como algo normal, gracias a Villa, Casillas, Gasol, Nadal, Alonso y compañía. Pero para los de la travesía esto es la leche.

Es todo un regate a la historia, y el domingo puede que le hagamos un cañito.

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martes, 29 de junio de 2010

Mata el olvido

Hoy hace un año que el teléfono me despertó sobresaltado. Al otro lado, la voz entrecortada de mi hermano Javier me daba la noticia. Ha pasado un año y el sentimiento aún es de incredulidad. Todo el mundo que había pasado por esto antes me recomendó paciencia y tiempo y así es. Con el paso de los meses vas asumiendo el asunto y va haciendo callo en el alma. Pero todavía hoy me parece increíble no tenerte, no poder hablar contigo de toros, de túneles o del lucero del alba.

Hoy hace un año alguien me dijo que no mata la muerte, mata el olvido. Así que, tal y como nos comprometimos, papá, no has muerto. Porque no ha pasado un sólo día en el que no nos hayamos acordado de ti. Por unas cosas o por otras, unas buenas, otras no tanto, pero has estado presente en todas las conversaciones y en todos los encuentros. Y así va a seguir siendo.

Hoy todo el mundo va a estar pendiente del partido de fútbol. A esa hora nosotros cambiaremos los gritos de ánimo por silencios de recuerdo y oraciones. Para que sigas estando con nosotros, para que cada vez que tengamos una duda de cómo encarar alguna situación sigamos escogiendo la opción "¿Qué haría papá en un caso así?"

martes, 25 de mayo de 2010

Viaje en el tiempo


Sucedió el domingo pasado en Nimes. Llegaban las crónicas y no lo podíamos creer. Habíamos leido en los libros cosas parecidas, hay viejas películas en blanco y negro que lo enseñan pero hasta que no lo vimos no fuimos capaces de comprender la trascendencia de que Morante de la Puebla haga el paseíllo en pleno siglo XXI. Después de esto te tienes que tragar una faena de Rubén Pinar, por ejemplo, y las comparaciones son odiosas.

Recojo del periódico El Mundo el poema que Gerardo Diego le dedicó a Rafael Gómez, "El Gallo" en un trance muy similar:

Rafael pide una silla.
¿Silla? ¿Una silla? De paja.

Ya han encontrado la alhaja.

Ya se sienta en su Sevilla.

¡Cálculo de maravilla!
Tres de maestro le ha dado:

alto, de pecho, ayudado.

En trono de querubines

y cantando por bajines.
Todos de pie. Y él sentado.

viernes, 21 de mayo de 2010

Tragedia, inflexión y seda


Me preguntan algunos por qué no actualizo el blog. La verdad es que hemos tenido una racha de corridas infumables y, qué quereis que os diga, no me apetecía ponerme a ello. Pero hoy han sucedido cosas que merecen el esfuerzo.

Cartel de los que tenía señalado en rojo. Primero, por la presencia de Morante y Aparicio, dos de mis toreros favoritos. Y si encima le añades que entró a última hora El Cid, redondo. Claro que para ser honrado, tenía mis dudas sobre lo adecuado de la presencia de éste último, visto lo visto. Pero me equivoqué, afortunadamente.

Donde no fallé fue en los temores hacia el ganado de Juan Pedro Domecq. Nobles, sí, pero con una falta de fuerzas alarmante. Se devolvieron dos pero bien pudieron ser cuatro. La excepción fue el sexto, por el pitón derecho, y el primero, por el izquierdo.

Precisamente ese primero estaba llamado a marcar el sino de la tarde. Precioso de lámina -los jaboneros son mi debilidad- cantó un gran pitón izquierdo en el capote de Julio Aparicio. Como grande fue el toreo a la verónica y la media de remate. Había ese runrun en el ambiente y comenzó Julio la faena de muleta con derechazos desmayados, marca de la casa. Todos esperábamos los naturales como agua de mayo y no dio tiempo a más. Al segundo o tercer pase el toro tropezó con los cuartos traseros el tobillo del diestro, que cayó al suelo. Trató de zafarse, de hacerse el mismo el quite con la muleta pero el toro hizo por él y lo prendió de forma angustiosa. Las imágenes están por todas partes así que no voy a recrearme en la descripción. Tal vez, si hubiera soltado la muleta, tal vez si hubiera estado más ágil, qué fácil es hablar después. El caso es que San Isidro hizo el quite, porque a pesar de lo aparatoso de la cogida pudo ser mucho peor.

La cosa quedó en un mano a mano pero todavía nos aguardaba un susto. El segundo volteó a El Cid y nos temimos lo peor. De nuevo la suerte quiso que el pitón solo calara la taleguilla y el diestro se levantó rabioso y se fue a por él. Yo creo que ahí despertó el de Salteras de la pesadilla que le persigue hace meses. Ese fue el punto de inflexión decisivo, donde dijo "se acabó la tontería, señores, a torear". Porque a partir de ese momento El Cid fue a más con el segundo de su lote, un sobrero de Gavira y resucitó en el sexto.

Ese toro, que estaba sorteado para Julio Aparicio, nos devolvió al torero que muchos sabíamos que estaba ahí, esperando a salir en cualquier momento. El brindis al compañero herido fue precioso y sin más, a los medios. Y ahí me acordé mucho de mi padre, que me enseñó que lo verdaderamente meritorio es citar a un toro de lejos y meterlo en la muleta. Ese Cid fue otra vez el que a él tantas veces le entusiasmó. Dando distancia, templando, bajando la mano y ligando dos series de gran nota. Lástima que por la izquierda el toro se acabase pronto. Lo mató por arriba y cortó una oreja de peso, que debe valerle y mucho.

El gran perjudicado de la tarde fue Morante de la Puebla. Mató el que hirió a Aparicio y salió por chiqueros otro jabonero que parecía un limousine de los que van a la Feria Agropecuaria de Salamanca. Lo recibió con el capote con un mimo y una suavidad que no merecía semejante zambombo. Con la muleta abrevió, con buen criterio.

Lo de que no hay quinto malo no se cumplió. El titular no se tenía en pie y fue al corral. Salió un sobrero de Gavira que corrió la misma suerte. Y por fin, asomó otro de Mari Carmen Camacho al que Morante bordó las verónicas de salida. Todavía nos regaló otro gran quite tras el primer puyazo que puso en pie la plaza. Fue lo único que pudimos disfrutarle porque en la muleta, por más que quiso, no había donde rascar. Le esperamos, don Jose Antonio.

sábado, 8 de mayo de 2010

Para salir corriendo (a Jerez)

Si no es por las ganas de Javier Cortés la tercera de abono hubiese sido para salir corriendo y no parar hasta Jerez, donde Morante bordó el toreo. El caso es que el muchacho confirmó la alternativa y puso el coraje y la valentía. Con lo que le perdonamos que anduviese despegadillo toda la tarde. Al primero lo toreó con temple, sobre todo en una buena serie con la izquierda, aunque ya digo, con el defecto de no ceñirse con el toro. Y al sexto, mientras le duró, trató de sacarle lo poco que tenía y se tiró a matar como un león, saliendo prendido de la suerte.

Claro que para matar bien, Uceda Leal. Qué estocada le arreó al segundo, madre mía. Casi que fue lo único de mérito que hizo en toda la tarde. Claro que al quinto, un auténtico mármol, era imposible darle un pase. Que por cierto, vaya tela de corrida la de Antonio Bañuelos, aquí no se libró hoy nadie.

Y el tercero en discordia... Ay , señor, qué suplicio es ver a este muchacho de luces. Con el tercero, en su línea, citando al hilo del pitón, toreando para afuera y aplicando la cuellina (véase aquí la explicación de esta nueva suerte). Y cómo es así, se echa al público encima a base de encogerse de hombros mientras va a por la espada y le enchufa un bajonazo infame. Lo ideal para entrar en Las Ventas, vamos. Al quinto se lo cargó el picador en un desastroso tercio de varas y al llegar a la muleta, directamente se echó ante la impotencia del matador. Luego declara que no sabe lo que tiene que hacer para gustar al público de Madrid. Te lo digo yo, Capea, no volver y torear sólo en tu finca para los amigos.

viernes, 7 de mayo de 2010

¿Qué hago yo aquí?


Salían los toros por el chiquero y se quedaban mirando a los tendidos de Las Ventas como diciendo qué hago yo aquí. Y no les faltaba razón que para mí tengo que se liaron en la finca y embarcaron seis mansos con destino al matadero. El caso es que con ese material fue imposible ver a Leandro siquiera sacar algún destello de ese toreo que nos conquistó en febrero en Vistalegre. Morenito de Aranda se desesperó con el segundo, que no quería más que tablas e Iván Fandiño se pegó literalmente con el tercero, que lo prendió al entrar a matar.

No sé si por el festival de mansedumbre que nos estaba brindando el ganadero Jose Luis Pereda pero el caso es que el quinto pareció el tuerto en el país de los ciegos: un cinqueño imponente que tuvo un pitón izquierdo medio potable. Y allí se puso Morenito de Aranda, tragándole y sacando un par de series de mucho mérito. Hasta que el toro se cansó del juego y se lo echó a los lomos. Tremenda paliza la que llevó el torero burgalés que, medio conmocionado, siguió intentándolo por el mismo pitón. Y se los arrancó, oye. Lo mejor fue el estoconazo que recetó, que tiró al toro sin puntilla. Hubo petición de oreja, no mayoritaria, pero sólo la estocada lo valía. Dio una clamorosa vuelta al ruedo.

Y el sexto, otro cinqueño, también pareció que ayudaba a remontar la tarde. Brindó Iván Fandiño al público creyendo que había material pero le duró un suspiro. Lo justo para dar un par de series por la izquierda en los medios donde parecía que el viaje del toro era largo. Pero enseguida se rajó y se acabó lo que se daba.

jueves, 6 de mayo de 2010

Oreja de alivio

Habrá quien discuta la oreja que cortó Curro Díaz al cuarto. Hay argumentos a favor, como la gran estocada con el que lo despachó, y en contra, como que no lo quiso ver por el pitón izquierdo. Pero lo cierto es que el de Linares estuvo por encima del toro y aunque pecando de torear despegado, hubo muletazos muy bonitos, sobre todo los de pecho. Primó la estética sobre el mando y yo no le hubiera dado la oreja pero lo cierto es que fue un alivio en medio del tostón de la tarde.

Y el tostón vino fundamentalmente por la descastada corrida de Salvador Domecq. Flojos, sin clase ninguna, salvo el segundo y el cuarto, con desigual resultado. De uno ya hemos hablado y el otro, posiblemente el más potable de la tarde, le fue a tocar al francés Juan Bautista. Un torero previsible, de los que siempre hace la misma faena y que ha derivado peligrosamente en pegapases. No se enteró de que el toro pedía distancia y claro, lo aburrió, se aburrió él y nos aburrió a los demás. Con el quinto, ni supo ni pudo resolver las dificultades del animal.

Eduardo Gallo tiene la excusa del lote pero solo a medias. Poco se podía hacer con el horroroso tercero pero el sobrero de Navalrosal tenía su faena. Y no está Gallo para dudas y menos en Madrid. Requería un esfuerzo ese toro pero al principio de la faena, no en el innecesario arrimón final.

jueves, 29 de abril de 2010

El papel de fumar

No sé de qué me sorprendo, pero reconozco que me sorprendo. Vienen de ganarlo todo en una temporada histórica que todos hemos reconocido y envidiado. Y ahora, en el primer tropezón serio, se la cogen con papel de fumar. Anoche en la red y hoy en la oficina, el denominador común de los culés era que los madridistas nos refocilamos en su derrota para justificar nuestros fracasos. Tócate los huevos.

Como todo el mundo sabe, el día que el Lyon eliminó al Madrid hordas de culés acudieron en peregrinación a las iglesias a ofrecer novenas y todos ellos, sin excepción, lamentaron la derrota del equipo blanco. Así es que los malvados madridistas, en justa correspondencia, deberíamos haber llorado anoche como mujeres lo que otros no supieron defender como hombres.

Que la culerada llevase dos eliminatorias coreando el "sí, sí, sí, nos vamos a Madrit"es previsión. Si lo hace el Bernabeu es prepotencia. Que Valdés se arroje al cuello de Mourinho es defensa propia. Si lo llega a hacer Casillas el día del 2-6 con Piqué es chulería. Que el club monte el numerito del riego por aspersión en plena celebración del Inter es un accidente, o incluso una medida inteligente para evitar incidentes. Si se le ocurre hacerlo al Madrid mientras Joan Gaspar daba saltos alborozado tras ganar la Copa es mal perder. En fin, que no sé de qué me sorprendo.

Dicho lo cual, tres cositas para evitar malentendidos:

- No quiero a Mourinho en el Madrid, yo confío en Pellegrini.
- La eliminación del Barça no me consuela en absoluto de que mi equipo lleve varios años sin pasar de cuartos.
- Lo del Marca en general y lo de su director en particular es de vergüenza ajena, lo mismo que lo de los que anoche se fueron a celebrar no se sabe qué a la Cibeles.

¡Hala Madrid!

domingo, 18 de abril de 2010

Salamanca toma Sevilla

Las comparaciones son odiosas pero con la moruchada de Gavira en la retina, ver a los toros de Moisés Fraile repartir bravura nos reconcilia con el toro. Es curioso. Victorino, dos petardos seguidos y El Pilar dos años consecutivos de candidata a corrida de la Feria. Y bien que me alegro por el ganadero de Tamames.

Tuvo dos partes el festejo. Por delante, dos toros con sus cositas y luego otros cuatro buenos de verdad, pero todos con una impecable presentación. Y uno, que se ha tragado ferias y ferias de Salamanca soportando corriditas de Despeñaperros pa abajo -algo así como ir a la vendimia y llevar uvas de postre- rumiaba su venganza delante del televisor con una sonrisa de oreja a oreja. Salamanca triunfó en Sevilla., ¡ole!

La pena fue que la terna no estuvo a la altura. Se le perdona a El Cid en el que abrió plaza, un mansito encastado al que, en otro tiempo, le hubiera hecho faena. Pero no con el cuarto, con el que estuvo inexplicablemente perdido y sin saber por dónde meterle mano. Y mira que el toro se lo cantaba pero anda el diestro sevillano en un bache muy preocupante. La parte positiva del asunto es que sabemos de lo que es capaz, así que en cualquier momento cambia la moneda y vuelve por sus fueros. Pero da mucha pena verle así, la verdad.

También se lo pasamos por alto a Sebastián Castella con el segundo, pero es para correrlo a gorrazos con el quinto. ¡Ay que toro! Lo mejor de la labor del francés vino al principio, con el saludo de capote y un quite por chicuelinas. Empujó el toro en el caballo como ninguno en esta Feria, derribando dos veces y metiendo los riñones. Una embestida alegre del de Fraile le permitió a Curro Molina cuajar dos sensacionales pares de banderillas que hicieron sonar la música. Por cierto, buena racha llevamos con los hombres de plata, no ha habido tarde que alguno no se haya desmonterado. Y llegamos al último tercio. Castella, tan previsible como de costumbre, planteó la faena con dos pases cambiados por la espalda en los medios. A mí, sinceramente, ya me aburre, parece que traiga la faena pensada del hotel. Cuando se puso a torear en redondo el toro cantó su clase y el torero también, pero al revés. Pedía mucho sitio la alegre embestida de Guajiro y Castella, otra vez previsible, le acortó las distancias hasta aburrirlo. Aún le regalaron una oreja cuando lo justo hubiera sido darle las suyas al toro.

El menos perjudicado en el festival de bravura charra fue Manzanares. Con el noble tercero abusó del pico de la muleta para construir una faena de detalles pero sin hondura. Y al sexto debió sacarle mucho más que unos preciosos remates y excelentes pases de pecho. Lo dije y lo mantengo, Manzanares se pone muy bonito, torea con todo el cuerpo pero no me emociona por esa falta de profundidad. Y eso, con un toro como ese sexto, es pecado mortal. Cortó una oreja a un toro de dos.

viernes, 16 de abril de 2010

Ilusión por ser figura

Decía Belmonte que se torea como se es. Y yo me permito la licencia de corregir al maestro: también se torea como se está. Verbigracia, la víspera El Cid con los Victorinos. Lleva toda la temporada pasada el de Salteras fuera de sitio y esta temporada no parece mejorar, a pesar de que algo de culpa tuviera el desastroso encierro del otrora figura de los ganaderos. Y van dos petardos en Sevilla, Victorino, eso habría que mirárselo.

Y en la otra cara de la moneda, El Juli. Ya avisó en Fallas y hoy en Sevilla ha dicho aquí estoy yo. Cómo está este torero, madre. Cómo ve los toros, cómo les da la lidia que demandan, cómo los templa, cómo los lleva de largos y cómo los mata. Por ponerle un pero, a mí juicio se encorva demasiado a la hora de citar pero pedirle que además de todo eso que he dicho tuviese la plasticidad de Morante sería la perfección. Vale que tuvo el lote de la corrida pero es que en sus manos los toros parecen aún mejores. Castella y Perera parecieron hipnotizados por el huracán que asoló la Maestranza y fueron incapaces de sobreponerse a la tarde, así que vamos con don Julián.

Dicen que a los toreros no les gusta abrir cartel porque la gente está fría. A éste le da igual eso o que llueva y ande el personal más pendiente del paraguas y el chubasquero que de lo que sucede en el ruedo. Pero mira lo que son las cosas, que sale un toro de El Ventorrillo que se llama Ilusión. Ni a propósito pudo ponerle mejor nombre el ganadero, porque la ilusión de El Juli por triunfar pudo con todo.

El saludo de capote ya anunciaba gestas de más envergadura. El torero con la pata alante, ganando terreno y el toro metiendo la cabeza con una suavidad impropia de esas alturas de la lidia. Luego el quite, precioso, ahora una chicuelina, ahora una tijerilla, toreando con todo el cuerpo y rematando con una media verónica eterna. Y la muleta.

Qué manera de poder al toro con los ayudados de inicio. Qué derechazos, templadísimos, llevándolo hasta los límites físicos del brazo. Qué naturales, meciendo la muleta y arrastrándola por la arena. Y cuando el toro se fue entregando, los circulares, los invertidos, en fin, que hizo lo que quiso y cuando quiso. Y para coronar la obra una estocada volcándose en el morrillo y enterrando la espada en todo lo alto. Que perdiera la muleta en el embroque no empaña el conjunto porque la muerte del toro fue épica.

Faena de dos orejas, eso lo vimos todos menos el señor presidente, que se empeñó en quitarle protagonismo al torero y dejó el premio en una. Luego quiso compensar en el cuarto, donde El Juli volvió a estar enorme con un toro menos claro y poco menos que tiró los dos pañuelos nada más comenzar la petición del público. No me gustó nada ese gesto pero el caso es que la Puerta del Príncipe se le abría el torero madrileño con toda justicia, aunque el orden de trofeos adecuado hubiese sido el inverso.

domingo, 14 de marzo de 2010

¡Bellotito, qué toro!


Hoy es de esos días que hay que dar el protagonismo a los toros. La corrida de ayer en Valencia tuvo un claro triunfador: Nicolás Fraile. Interesantísimo encierro el que envió el ganadero de Valdefresno desde la dehesa charra al coso de la calle Xátiva. Haciendo honor a su encaste Atanasio-Lisardo, todos los toros fueron de menos a más, con algunos ejemplares realmente notables -tercero y cuarto- y uno sencillamente excepcional, el primero.

La tarde dejó además dos grandes noticias: la recuperación de Miguel Tendero tras el bache de Vistalegre y la presentación del torero mexicano Arturo Macías. Firmó Tendero la mejor faena, al tercero de la tarde, pero no se puede torear tan bien y matarlo tan mal. Ahí tienes a Juan Bautista, que estando por debajo de las condiciones del cuarto, le recetó una estocada con la que cortó una oreja. Claro que ya daba igual porque el francés cometió el delito de dejarse ir con las dos a Bellotito, que así se llamó el que abrió plaza.

¡Qué toro, señores! Apuntó maneras en el segundo puyazo y en el grandioso quite por gaoneras que instrumentó Arturo Macías. Pero fue en la muleta- de menos a más, dijimos- donde sacó el fondo bueno. Alegre, galopando, con el morro por el suelo y repitiendo incansable la embestida. Y enfrente un Juan Bautista desbordado por las circunstancias, que toreó bien -era imposible torear mal ese toro- pero muy por debajo del de Valdefresno. Eso sí, dejó una buena estocada y la petición de oreja se quedó en vuelta al ruedo.

Arturo Macías se presentaba en España e hizo lo mejor que puede hacer un torero: dejarnos con ganas de volver a verle. Muy firme, valiente y decidido, ya hemos apuntando el extraordinario quite que hizo al primero de la tarde. No tuvo suerte con su lote, de hecho se llevó los toros más complicados, pero se sobrepuso a base de voluntad y buen hacer. Le arrancó una oreja al quinto, que embestía continuamente con la cara alta, a base de ponerse y poderle. Y remató con una estocada tirándose con toda la fe del mundo, de la que resultó prendido y herido. Lo dicho, hay que seguir a este muchacho, que va a funcionar.

Miguel Tendero tiene un problema serio con la espada y tiene que solucionarlo pronto. No puede ser que uno sea capaz de acoplarse a la embestida despaciosa del tercero, que dé los mejores y más lentos muletazos de la tarde y que se le escapen las orejas en un recital interminable de pinchazos. No nos dio tiempo a verlo con el último porque le mandó a la enfermería al poco de comenzar la faena. Afortunadamente, ni el mexicano ni el albaceteño tuvieron tabaco gordo.

lunes, 1 de marzo de 2010

Morante pone la primera piedra

Esta va a ser la temporada. Se nota, se huele, se presiente. Este va a ser el año en que Morante de la Puebla rompa definitivamente en figurón del toreo. Ayer en Vistalegre puso la primera piedra del edificio, con una faena impensable en otro torero del escalafón ante un toro que tampoco era tan claro. Pero lo que le faltó al cuarto de Núñez del Cuvillo lo puso el sevillano y la obra quedó casi redonda. El casi fue la colocación de la espada, que debiera haber sido argumento suficiente para no conceder la segunda oreja. Pero el presidente, por su cuenta y riesgo, se lanzó al agua y tuvo que venir Morante, con esa torería que derrocha también fuera del ruedo, a arreglarlo. Ni paseó esa segunda oreja ni quiso salir por la Puerta Grande. Da igual, la tauromaquia morantista no se mide por el número de trofeos

La faena tuvo muchas virtudes, pero por encima de todas hay que destacar la lentitud con la que meció la muleta Morante. Hubo pases en los que parecía que se paraba el tiempo, de lo despacio que lo toreó. Y todo eso pasándolo cerca -nada que ver con la exageradamente valorada faena de Manzanares el sábado- y aguantando alguna que otra miradita del toro, al que ya digo, lo hizo bueno Morante. Si además le añades las verónicas de saludo y los adornos con la muleta, se te olvida que, con buen criterio, abrevió con el primero de la tarde.

Alejandro Talavante tuvo el lote para pegar un aldabonazo serio y se quedó en el intento. No sé quién le ha explicado que para torear bien hay que doblar el espinazo de semejante guisa pero yo que el extremeño me iría buscando un buen fisioterapeuta si pretende seguir así el resto de la temporada, porque en una de estas se rompe dos vértebras por menos de un pito. A mí es que no me gusta este tío y mira que lo intento. Para colmo pegó un sainete con la espada en sus dos toros.

De Cayetano Rivera debo decir que me sorprendió gratamente. Vaya por delante que fue el más perjudicado en el sorteo pero tampoco supo solventar la papeleta. Dije que me sorprendió y en efecto así fue: me esperaba su falta de recursos pero no contaba con su disposición. Aunque eso no le va a bastar, más bien las va a pasar putas y más si sigue acartelándose con Morante. Las comparaciones van a ser como para salir corriendo a quitarle la medallita a su hermano.

sábado, 20 de febrero de 2010

Genialidad a raudales

Si te digo que he ido esta tarde a la zarzuela igual crees que soy un antiguo. Si te digo que he ido a ver a Tricicle pensarás que soy guay. Pues ni una cosa ni la otra o las dos a la vez. Porque el montaje ideado por Paco Mir para poner en escena Los Sobrinos del Capitán Grant lleva el sello del genial trío catalán de principio a fin.

El escenario del teatro Campoamor se ha llenado durante casi tres horas de genialidad. Desde la escenografía al vestuario, pasando por los efectos especiales (¿en una zarzuela? Sí, en una zarzuela) y la interpretación. Claro que poner encima de las tablas a Millán Salcedo desplegando toda su bis cómica es garantía de éxito, pero si le acompañas de gente como Fernando Conde (otro ex Martes y Trece), Pepín Tre o los menos conocidos pero igualmente brillantes Richard Collins-Moore (el guiri del programa de Eva Hache), Aurora Frías, Mar Abascal , Xavi Mira, Xavier Rivera-Vall, Carlos Heredia, Antonio Torres, Abel García o Damaris Martínez, el resultado final es sencillamente espectacular.

Si tienes la oportunidad de verlo no te arrepentirás. Si buscas la excelencia musical hay otras zarzuelas que cumplen esas expectativas pero en este caso sobresale el libreto, apoyado en la continua sucesión de golpes de gracia. Si encima ha pasado el tamiz de Paco Mir, que le añade esas gotas de humor triciclista perfectamente reconocibles, la verdad es que las tres horas se pasan volando.

Y visualmente, sólo la escena del fondo marino ýa amortiza la entrada.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Sueños

Mis primeros recuerdos son de la época de Mario Andretti, Nikki Lauda y cómo no, Giles Villenueve. Aquel Tyrrell de seis ruedas, pero sobre todo el Lotus negro me fascinaba, debo confesarlo. Luego me hice forofo de Ligier y de Laffite, de Brabham y Piquet padre, hasta llegar a Prost, Senna y Mansell, la santísima trinidad de finales de los 80.

Y ahora, después de treinta años viendo Fórmula Uno, se nos presenta una temporada soñada. Fernando Alonso en Ferrari, el gran Pedro Martínez de la Rosa devolviendo laureles (me apuesto lo que queráis) a BMW Sauber, Jaime Alguersuari prometiendo en Toro Rosso y , tatachán, según leo en la prensa de hoy, Adrián Vallés en la nueva escudería US F1.

Y todo eso con Michael Schumacher en la pista. Ni en mis mejores sueños