miércoles, 18 de marzo de 2020

Diario de una familia enclaustrada: día 6

Primer día laborable en casa. Se hace muy raro, la verdad, somos animales de rutinas y cuesta romperlas. Mañana tengo que ir a la oficina sí o sí, así que tampoco ayuda mucho. O sea, que no puedo informar de la situación de la calle, aunque lo que es evidente, observando desde la ventana, es que el tráfico ha disminuido drásticamente.
De momento, por las mañanas le hemos encomendado a Leire el pan y lo que surja, así la pobre sale algo y se airea. Pero hacía falta aprovisionamiento de varias cosas así que por la tarde saqué el coche y me acerqué a Carrefour a hacer compra. Me ha sorprendido lo bien organizado que lo tienen. Un único acceso a la entrada del hipermercado y ahí te reciben tres empleados. Uno te indica que pongas guantes, otro se dedica a desinfectar los carros y un tercero te lo entrega sin necesidad de usar la moneda. De todos los sitios donde he ido estos días, el que más en serio se toma lo de la higiene.
En el camino de vuelta, al parar en un semáforo se me puso al lado un jeep del Ejército. Ya había visto alguno por la mañana desde la terraza y Olga se ha encontrado militares patrullando al bajar a casa pero la sensación de tenerlos al lado ha sido especial. A mí, la verdad, me dan mucha tranquilidad, no entiendo las reticencias de algunos pero oye, tiene que haber de todo. Recuerdo hace cinco veranos en Toulouse ver a los militares vigilando el metro y nadie le extrañaba, antes al contrario. El caso es que ahí me tenéis, en mi coche, con el jeep verde al lado y en lo que se abría el semáforo me he sentido como si fuera Hannibal Smith huyendo del coronel Lynch. Los que crecisteis como yo con el Equipo A sabéis de lo que hablo.
Al final, llegué a casa sin novedad, coloqué la compra y me hice un café. Y es que me encanta que los planes salgan bien... 😂

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