jueves, 19 de marzo de 2020

Diario de una familia enclaustrada: día 7

Hoy era el día en que me hubiera esperado un libro, una camisa, una colonia... Pero el jodío virus se ha propuesto desmontarnos el chiringuito así que el Día del Padre -también- ha sido distinto. Que no peor. Porque lo otro es cuestión de ir a la tienda y aflojar la manteca. Pero este año hubo que tirar de imaginación y devanarse los sesos para dar con el regalo adecuado sin salir de casa.
Así que, cuando he entrado por la puerta al volver de trabajar, me han asaltado por el pasillo dos cohetes a reacción con un regalo en la mano. Aroa ha reciclado una caja de plastilinas y la ha rellenado con detalles que tenía que ir abriendo de uno en uno hasta la traca final, que estaba en el centro. Y David me mandó un mensaje a media mañana preguntando cuál era mi número favorito. Había una explicación, claro. Me ha hecho un dibujo con toda la plantilla del Real Madrid y como le dije el siete, ha quitado a Hazard y me ha puesto a mí con ese dorsal 😍
Leire ya juega en otra liga y me ha hecho una historia en Instagram, muy currada también y que me ha encantado. Luego he visto más historias de amigos con fotos de sus padres y me he puesto a buscar una con el mío para compartirla. Y el caso es que apenas tenemos fotos juntos. Muchas de toda la familia pero de los dos solos, no. Así que me he dado cuenta de que, además de muchas cosas que nos quedaron por hablar, nos faltó tiempo para algo tan tonto como cogernos del hombro y mirar al pajarito.
Así que hacedme un favor vosotros, los que aún podéis disfrutar de vuestros padres. Rebuscad en los álbumes, en las cámaras, en los móviles y si no tenéis con ellos, en cuanto pase esta mierda ya os estáis hinchando a haceros fotos juntos. 
Que ya lo estamos viendo, nunca sabemos cuando va a ser la última oportunidad 😉.



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