martes, 31 de marzo de 2020

Diario de una familia enclaustrada: día 19

El invierno se volvió a presentar anoche en forma de nieve y decidió quedarse esta mañana. Amaneció frío y oscuro, como si de un presagio se tratara. Y cuando eché el primer vistazo del día al teléfono, allí estaba el mensaje.

El miércoles compartí un artículo escrito por una amiga médica. Recordaréis que hablaba de nuestros mayores, de las informaciones alarmistas, de la necesidad de cuidarlos, de devolverles todo lo que ellos nos han dado a lo largo de nuestra vida. Y hablaba de su padre, de lo que sentía en esta situación. Literalmente, él decía que, si notaba síntomas, no iba a llamar al 112 para que le dejaran morir sólo en un hospital. Esa frase me ha martilleado la cabeza cuando he leído el puto mensaje. El padre de Marisa ha muerto. Sólo. En el hospital. Justo como no quería.

Yo no le conocía pero uniendo como piezas de un puzzle lo que han contado otras personas de él, tenía que ser un personaje. Y si la cara es el espejo del alma, viendo la foto que nos ha enviado su hija, una gran persona. Alguien capaz de concitar afectos como los que nos han compartido las amigas que sí lo trataron no se merecía un final así.  Sin poder estrechar las manos de sus hijos, pendientes ahora del frío protocolo de despedida que impone esta situación.

Llevo todo el día dándole vueltas a eso. Como yo pasé por la experiencia, sé bien lo que en esta situación se agradecen los abrazos, las miradas, los besos. Y si malo es perder a tu padre, no poder despedirlo como merece se me antoja un giro muy cabrón del argumento por parte del destino. Entre todos hemos intentado, siquiera de forma virtual, hacerle llegar nuestro calor y nuestro afecto pero nos vamos a quedar muy cortos. Así que os vuelvo a poner deberes, como hice el Día del Padre. Por favor, cuidaos y cuidadlos.

Y cuando todo esto pase, los que podáis, disfrutadlos.

1 comentario:

Tomi Soprano dijo...

Precioso homenaje, Don David. Que ganas de que pase todo esto, macho. Está empezando a ser duro, pero de verdad. Cuidaros vosotros mucho también. Fuerte abrazo, Hermano.