domingo, 21 de junio de 2020

Diario de una familia enclaustrada: día 101

Parecía una cosa muy lejana, prórroga va, prórroga viene, pero sí, igual que llegó el final del verano del Dúo Dinámico ha llegado el del estado de alarma. Y bueno, si somos rigurosos, hoy debería terminar este diario.

Lo que empezó con un simple comentario a raíz de la interrupción de las clases de los niños, gracias a mi amiga Amor que lanzó la sugerencia y me lió, se ha convertido en más de cien historias con anécdotas, vivencias, noticias, en fin, un buen resumen de lo que han sido estos más de tres meses. Solo espero que se quede ahí y no tengamos que hacer segunda parte. Eso significaría que esta pesadilla ha terminado definitivamente y entonces será un ejercicio muy entretenido releer lo que hemos vivido desde el primer día.

A mí me ha servido para divertirme mucho. Escribir es algo que me resulta muy ameno, aunque os confieso que a veces me ha costado algún dolor de cabeza. Si Arquímedes necesitaba un punto de apoyo para mover el mundo yo me conformo con una una idea para arrancar. Eso ha sido lo más complicado algunos días. No veas que agobio ver que pasaban las horas y no llegaba. Pero al final, a base de devanarse los sesos -nunca agradeceré lo bastante esa gimnasia mental- se encendía la bombilla. Y una vez que tienes la idea, al menos a mí ya me resulta cuesta abajo el camino.

Así que la noticia es esa, estáis leyendo el último capítulo del Diario de una Familia Enclaustrada. Pero vista vuestra respuesta, visto el cariño que me habéis regalado cada día con vuestros comentarios, no puedo parar aquí. Buscaremos otra fórmula, no sé ahora mismo cual, pero seguiré contado historias por aquí.

Prometido.

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