domingo, 19 de abril de 2020

Diario de una familia enclaustrada: día 38

La tarde del domingo ha sido muy productiva. Hace ahora un año, mi hija mayor me trajo para que le firmara una autorización de asistencia a un congreso. El lema y los ponentes prometían así que, naturalmente, estampé mi rúbrica y allá se fue con sus compañeros del colegio a que les explicaran Lo que de verdad importa. La semana pasada recibió un correo electrónico en el que le invitaban a asistir a la edición de este año. En esta ocasión las circunstancias mandan y el congreso se realizaría de forma virtual. Así que me propuso inscribirme a mí también y ahí hemos estado durante más de dos horas.

Ojo a los ponentes. Abrió cartel Juan Pablo Escobar, hijo del archiconocido narco colombiano Pablo Escobar. A primera vista, uno puede pensar que es una broma su presencia en un evento así. Pero nada más lejos de la realidad, a medida que iba narrando su experiencia nos ha dejado con la boca abierta. Por ejemplo, como uno puede ser inmensamente rico y no tener para comer. Literalmente. La anécdota te deja dándole vueltas, que es de lo que se trata, a lo que de verdad importa. Atrincherados en una casa, con la policía y ejército rodeándolos, con cuatro millones de dólares tirados por el suelo, suficiente para hacerse con toda la comida de la ciudad varias veces pero sin poder cruzar la calle a comprarla porque no tenían libertad y pasando hambre varios días.  Muy interesante también como él separa perfectamente la figura del padre de la del narco y el resumen que hace de la vida de Pablo Escobar: vivió feliz y libre un 10% de su vida. ¿Valió la pena?

El segundo ponente ha sido el arquitecto mexicano Bosco Gutiérrez Cortina. Su tarjeta de presentación, haber permanecido secuestrado nueve meses en un zulo de dos metros cuadrados, una historia que inspiró la película Espacio Interior, récord de taquilla en su país en el año de su estreno. Para alguien que ha vivido algo así, esta situación de confinamiento es pan comido así que, desde su experiencia, nos ha dado una serie de pautas para sobrellevar nuestro secuestro. Hace mucho hincapié en la salud mental, en ser capaces de ordenar las ideas y manejar la angustia; en recuperar tiempo para rezar o meditar, lo que cada uno elija; en aprovechar este alto en el camino para descubrirnos; en organizar el tiempo para que lo que él llama la loca de la casa -la imaginación -no se dispare; en  tener un horario organizado que permita al cuerpo estar en orden. Y en definitiva, nos anima a aprovechar este tiempo, una situación que es oro molido y hacer que el recuerdo de todo esto sea positivo.

Y cerró cartel Pedro García Aguado, al que aquí conocemos por su faceta televisiva en Hermano Mayor, después de ganar el oro en waterpolo en los Mundiales y en los Juegos Olímpicos. Este me ha sorprendido menos porque su ponencia ha sido muy parecida a la que le escuchamos en Gestionando Hijos, otro evento que tuvo lugar en Oviedo el pasado noviembre. No obstante, siempre es un gusto escuchar sus lemas para estos días que nos ha tocado vivir: no sobrevive el más fuerte sino el que mejor se adapta, el fracaso enseña lo que el éxito oculta, hay que conquistar los miedos, hay que atreverse.

Para finalizar, se le ha pedido a cada uno de ellos una respuesta a modo de titular.

 ¿De qué nos va a servir esta experiencia?


Nos va a servir para conocernos, para encontrar las fortalezas y jugar en equipo.


Nos va a servir para ser humildes, apreciar lo que teníamos y cuando regresemos abrazarnos con más fuerza que nunca.

Nos va a servir para darnos cuenta de que somos vulnerables,  como ha demostrado el virus, pero somos fuertes si vamos unidos.

Pues que así sea.

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