jueves, 30 de abril de 2020

Diario de una familia enclaustrada: día 49

La ministra y vicepresidenta cuarta ha estado impecable. No se recordaba una intervención suya tan certera desde aquellas declaraciones sobre el diésel. Bueno, para ser exactos, no se recordaba una intervención suya, a secas. Pero insisto, ha estado sembrada: el gobierno dicta unas normas pero no se impone nada a nadie. El que no quiera abrir su bar o su restaurante en esas condiciones que no abra. 

Arruinado pero digno, yo no sé de qué se quejan los hosteleros. Es como lo de aquel chiste que decía que el que se acuesta sin cenar es porque quiere. ¿Que no has cenado? ¡Pues no te acuestes! Eso sí, la cuota de autónomos puntual a la cita, hasta ahí podríamos llegar, que no se quede ninguno atrás. Sin pagarla, digo. 

De todas formas, tranquilos, que ya sabemos como funciona esto y a no tardar mucho habrá rectificación. Le vamos pillando el tranquillo: las mascarillas no son necesarias, los test no sirven y yo no dormiría con vicepandemias en el gobierno. O sea. 

Así que a la espera de la siguente con que nos sorprendan, a lo tonto y sin darnos cuenta se nos ha caido una hoja del calendario: Y nos ha pillado metidos en casa, unos perdiendo la vida, otros el trabajo y muchos la paciencia. 

 Como canta Sabina, quién me ha robado el mes de abril...

No hay comentarios: