Hoy al levantarme el sol se colaba por la ventana que daba gloria verlo. También me lo tomé como un presagio porque, a medida que pasaba la mañana, seguían las buenas noticias de ayer. Los contagiados que os contaba hace días entre mis amigos médicos van recuperando poco a poco. Hoy nos anunciaban dos pruebas negativas y los que faltan parece que van quitándose síntomas de encima.
Estábamos celebrándolo con gran despliegue de emoticonos cuando una alerta del teléfono me chafó el momento. Ha muerto Luis Eduardo Aute. En el recuerdo quedan un buen puñado de canciones suyas pero el personaje trasciende a la faceta musical. Era un artista en toda la extensión de la palabra y siempre me pareció un tipo muy culto. Algo que, por desgracia, hoy escasea.
No iba a ser esa la única mala noticia del día. El puto bicho se ha llevado a una profesora de la universidad a la que recordaremos por muchas razones. La mayoría de la clase, por su faceta académica. Era muy buena en lo suyo, le gustaba su trabajo y lo transmitía. Y a juzgar por las reacciones que ha suscitado su muerte entre los que la trataron más de cerca, era una gran persona.
Pero en mi círculo más íntimo nos quedará para siempre la anécdota. En una de sus clases, algo estaríamos organizando el grupito de amigos cuando levantó la cabeza y se dirigió a nosotros para llamarnos la atención: "a ver, Felipe y sus mariachis...".
Y con ello nos quedamos. A partir de entonces, gracias a ella, fuimos, somos y seremos los Mariachis.
Descansa en paz, Raquel.
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