domingo, 10 de mayo de 2020

Diario de una familia enclaustrada: día 59

Hoy leyendo la prensa he descubierto una historia apasionante. Nos tenemos que situar en los primeros días del confinamiento, cuando el material de protección empieza a escasear en los hospitales. Miguel Arbizu, un funcionario del ayuntamiento de Zaragoza que trabaja en el departamento de contratos públicos, conoce bien los entresijos de la administración. Y lo ve venir. 

Así que se pone manos a la obra y consigue por su cuenta una primera entrega de batas. A partir de ahí, suma una red de voluntarios que comienzan a gestionar donaciones de particulares, tanto de material como de dinero que se emplea para comprar más material. Todo ello con absoluta transparencia, publicando cada factura y albarán. 

Zaragoza Solidaria, que así se llama la organización dirigida por Arbizu, fue creciendo y llegando a hospitales de otras ciudades . Y una vez encauzado el tema del material, ahora han puesto el foco en la gente con dificultades económicas, proporcionando alimentos a familias con escasos recursos.

Yo no conozco tan a fondo como este hombre la administración pero de mi experiencia puedo afirmar que es como un elefante, que para dar dos pasos se eterniza entre que levanta una pata, la posa e iza la otra. Y es algo que me enciende. Como he trabajado en los dos ámbitos y puedo comparar, nunca he logrado entender porque lo público no puede adoptar algunos criterios de eficiencia de lo privado. 

Mejor nos iría a todos.

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