miércoles, 6 de mayo de 2020

Diario de una familia enclaustrada: día 55

Llevo varios días dándole vueltas a un asunto. Como bien sabréis, una de las mayores preocupaciones de nuestros días es el uso del lenguaje inclusivo, cuyos apóstoles lo defienden con tal vehemencia que con frecuencia rozan el esperpento. Todos recordamos a los miembros y miembras, a los jóvenes y las jóvenas y en este plan. 

Hasta que llegó el puñetavirus y curiosamente, nadie se acuerda de hablar de fallecidos y fallecidas. Y sin embargo, se produce un fenómeno que me ha llamado la atención. Todo el mundo habla de el virus y de el COVID-19, en masculino. Y yo me pregunto dónde están los puristas del neolenguaje cuando se les necesita. Veamos. 

Una cosa es el virus y otra la enfermedad que provoca. La palabra COVID responde a las siglas en inglés de coronavirus disease, que traducido resulta enfermedad por coronavirus. Es decir, LA enfermedad. Como el SIDA es masculino porque es un síndrome y la ELA es femenino porque es una esclerosis. Pero mira, se ve que es más políticamente correcto asignarle género masculino porque en todos lados lo vais a encontrar así. 

Que sinceramente, me parece una chorrada pero o jugamos todos o rompemos la baraja. Y el barajo.

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