sábado, 16 de mayo de 2020

Diario de una familia enclaustrada: día 65

Entiendo el mosqueo de mis amigos madrileños o salmantinos por no pasar de la fase 0. La verdad es que no se entienden -o quizá se entienden demasiado bien- los criterios se supone que técnicos para cambiar de una a otra. Es todo como un poco caótico o esa sensación al menos es la que queda.

Aquí en Asturias llevamos casi una semana en fase 1. Y sin embargo, hay cosas que me resultan incomprensibles. Os cuento. En mi casa podríamos levantarnos mañana por la mañana, montarnos los cinco en el coche e irnos hasta Llanes a tomar un helado en la terraza de Revuelta -cosa que recomiendo vivamente, están buenísimos-  después de comer en algún restaurante del puerto. 

En cambio, si decidimos salir a dar un paseo no podemos ir todos juntos. Ni a cualquier hora. Los niños siguen sometidos a la norma y tendríamos que seguir con el horario de 12 a 19, el kilómetro de distancia e ir con ellos uno de los dos, bien su madre, bien yo. Y su hermana mayor no puede acompañarnos. ¡Salvo que vayamos a la terraza de detrás de casa a tomarnos unas sidras! En ese caso, barra libre, nunca mejor dicho. 

Se echa en falta un poco de sentido común, maś aún si cabe un día como hoy, que nos ha dejado una persona que lo derrochó en vida. La prueba del nueve ha sido ver la unanimidad que ha concitado su recuerdo por parte de todos, tirios y troyanos. Unicamente han chirriado ciertos comentarios de pretendidos herederos suyos, que tendrían que nacer varias veces para intentar que se les pegara algo de la dignidad de la que hizo gala Julio Anguita

Lo resume perfectamente esta viñeta de Antonio Mingote, otro irrepetible.




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