lunes, 25 de mayo de 2020

Diario de una familia enclaustrada: día 74

Por un momento me pareció que el tiempo se había detenido hace dos meses y medio y que nada había pasado. Gente por las aceras, coches por la calzada, locales abiertos y terrazas llenas. Cualquiera diría que era una mañana de finales de mayo sin más. 

Pero no. A pesar de la aparente normalidad, había detalles que delataban. El más evidente, las mascarillas. He de decir que el 99% de la gente que me he cruzado por la calle la llevaba. Por cierto, otro día hacemos números de lo que va a recaudar Hacienda con el invento. Pero bueno, el dato es ese, que el personal se lo ha tomado en serio. 

Otro detalle de hoy: las colas. Me ha tocado hacer un par de ellas. Y lo que vengo manteniendo todo el tiempo, a la gente le explicas bien las cosas y el sentido común hace el resto. Mientras estaba esperando en una de ellas sonaron las campanas de la Catedral . Y cuando estas cesaron, me percaté de otro sonido que hasta ese momento me había pasado desapercibido: un músico callejero hacía sonar su saxofón. 

Y en ese momento fue cuando de verdad sentí que la normalidad está volviendo.

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